Y hablamos del militarismo perverso, para separar el epítome militar surgido como bandera de la perversa Venezuela, con Chávez y después de Chávez, donde una “generalización” militar, conducida por una mediocridad de mando militar, tiró por la borda el prestigio adquirido por los militares probos y educados, que ayudaron a configurar la Venezuela decente y próspera pos guerra fría y auge de las teorías del desarrollo, y que promovieron la participación del militar en el desarrollo del país.
Esos militares, que ayudaron a dejar de lado el militarismo surgido por independencia, cuando iniciada la Cuarta República de Venezuela en el año 1830, después de las presiones ejercidas por el movimiento de La Cosiata, cuando Venezuela se separa de la Gran Colombia y pasa a ser una República independiente.
El historiador socio-político nos ha hecho entender, que con Páez al mando, Venezuela es dividida en 13 provincias, entregándole una porción del país a cada uno de los caudillos militares que lo apoyaron en traicionar a Simón Bolívar; para que dispusieran de los recursos naturales, los pueblos y su gente como mejor quisieran. Actitud generalizada en los altos mandos militares para traicionar a su Libertador, organizada por la oligarquía y la burguesía a través de “La Cosiata”, quienes aupaban y apoyaban económicamente a Páez.
Hoy, sin mucha equiparación, vemos, que a pesar de la estructuración de la Organización de la Fuerza Armada Nacional, como ente específico para la defensa militar; donde se le prohíbe a los militares en servicio activo optar a cargos de elección popular y participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político, vemos a militares de todas las jerarquías participando en actividades del partido PUCV o de propaganda del Ejecutivo Nacional, aupando al presidente de la República, ministros y otros funcionarios, sin acogerse a la prohibición constitucional. De mayor gravedad, que el ministro de la defensa y otros ministros; y diversos militares activos, en ejercicio de cargos públicos, irrespetan la Constitución al no admitir la autoridad de los miembros de la Asamblea Nacional en el ejercicio de sus cargos contralores del Estado; actuando como sujetos activos del Poder Público.
También de gravedad, como perversión militarista, que se hayan aprobado reformas de la LOFAN, creando estructuras orgánicas como la Milicia, las ZODIS y las REDIS, que sugieren el ejercicio de mandos militares paralelos a los gobernantes políticos, en cumplimiento de funciones que no están establecidas en la Constitución. Si analizamos el texto constitucional, hay que entender la inexistencia de la defensa militar integral, ni el manejo de la función pública por militares, ya que en todo caso, de sugerirse como necesaria, sería una función incompatible con la función militar, apegada al servicio de seguridad económico, social, político, cultural, geográfico o ambiental.
Como dice el artículo 326 de la CRBV, “La seguridad de la Nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil para dar cumplimiento a los principios de independencia, democracia, igualdad, paz, libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación ambiental, y afirmación de los derechos humanos, así como en la satisfacción progresiva de las necesidades individuales y colectivas de los venezolanos y venezolanas, sobre las bases de un desarrollo sustentable y productivo de plena cobertura para la comunidad nacional. El principio de la corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar.”
No es difícil entenderlo; la defensa nacional no es solo la militar; ésta es uno de los ámbitos referidos en el artículo 326; o entenderlo así, es obvio que de sumirlo como función militar, tiene que hacerse mediante la militarización del Estado, que ha sido para “perversión de la política por otros medios”, con guerreros.
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