“La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan
con más frecuencia; al fin llega el caso en que el castigo no basta para
reprimirlos” / Simón Bolívar.
Los acontecimientos ocurridos en el país en los
últimos tiempos, convierten sin duda alguna al gobierno de Nicolás Maduro, en
forajido, tal como lo definió el filósofo político estadounidense John Rawls,
quien acuño este término refiriéndose a aquellos estados con regímenes
autoritarios que violan los derechos humanos, incumplen leyes y convenios
internacionales, así como las decisiones de los organismos internacionales que
tienen por finalidad preservar el orden y la paz mundial, evitar el terrorismo
y amenazas, para que no expandan su poder e influencia en el exterior. Esto
último se ha observado en los recientes sucesos que mantiene a Colombia, en un
caos por los saqueos y acciones terroristas, en los que detuvieron a diez
venezolanos infiltrados en las manifestaciones, en cuyo poder se encontraron
armas.
En cambio que un Estado fracasado o fallido es
calificado por la pérdida de control físico del territorio o del monopolio del
uso legítimo de la fuerza, erosión de la autoridad legítima en la toma de
decisiones y colapso de los servicios básicos. Un Estado fallido se caracteriza
por un fracaso social, político y económico, su gobierno es tan débil o
ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no
provee ni puede proveer servicios básicos y presenta altos niveles de
corrupción y de criminalidad. En los casos más extremos el desastre
socioeconómico y el desmoronamiento de las instituciones del Estado, provocan
la ruptura de la “ley y el orden”, la ausencia total de los servicios básicos
como el agua y la electricidad, brotes de epidemia y la propagación de
enfermedades.. En el pasado, los Estados demasiados poderosos eran vistos como
peligrosos para la estabilidad del sistema internacional, hoy en día son los
Estados fallidos que constituyen la mayor amenaza a la paz mundial, porque se
convierten en centro de operaciones de los grupos terroristas y de la
criminalidad organizada.
El régimen venezolano puede evidentemente calificarse
como un Estado forajido, después que la Convención Americana de Derechos
Humanos, denunció haber irrespetado prácticamente todas las sentencias de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos y los informes del Alto Comisionado de
la ONU, particularmente el más reciente redactado por la ex Presidente
socialista de Chile Michelle Bachelet. También su claro apoyo a los grupos
terroristas colombianos las FARC y el ELN, es una prueba adicional al respecto.
Venezuela también tiene actualmente muchas de las características de un Estado
fallido por cuanto buena parte del territorio al sur del Orinoco está bajo el
control del narcotráfico y del ELN así como de las mafias del oro, coltán y
otros ricos minerales, y en el estado Apure teatro de crudos encuentros de
militares venezolanos con guerrilleros disidentes de las FARC, cuya cúpula
superior apoya al régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano, desde
la época de Chávez hasta el presente con Maduro.
Los Estados fallidos, de acuerdo a calificados
internacionalistas, es un fenómeno que surgió hace unas décadas, tras la
desaparición del Bloque del Este, y se caracterizan por la falta de control y
seguridad dentro de su territorio, lo cual supone una amenaza para la comunidad
internacional. En las últimas décadas, ha aparecido una nueva categoría de
países denominados “Estados fallidos”, como consecuencia de experiencias en países como
Somalia, Libia o Sudán, los cuales no pueden desempeñar sus funciones
habituales con normalidad, con el agravante de que se han convertido en refugio
del crimen organizado y del terrorismo por el caos que reina en ellos,
constituyéndose en un verdadero peligro para la comunidad internacional.
En su obra “El orden mundial”, Adrián Blázquez, entre
las funciones habituales de un Estado, incluye la seguridad de sus ciudadanos,
el acceso a las necesidades materiales básicas, como la sanidad y educación o
las infraestructuras. En tanto que Tyler Hicks manifiesta que la inseguridad es
la característica fundamental de un estado fallido, que aun cuando no supone de
por si una amenaza internacional, al ser un vacío de poder en un territorio, no
ofrecen ninguna forma de control a actividades que se puedan desarrollar pero
si suponen un peligro, tal como el aumento del tráfico de armas y la violación
de los derechos humanos.
Visto así, no hay la menor duda que estamos en
presencia y sufriendo los rigores de un Estado que además de forajido es
fallido, como lo demuestran los hechos desde hace 22 años cuando a mala hora y
por la vida democrática Hugo Chávez Frías se alzó con el triunfo en las
elecciones del año 1998 y por ende con la presidencia de la República, fecha
desde la cual comenzó el calvario y sufrimiento que hoy en día vive el pueblo
venezolano, víctima de la demagogia que cual encantador de serpientes puso en
práctica, aprovechándose de la ignorancia de un segmento de la población a la
que puso “rodilla en tierra” y la acostumbró a mendrugos, dádivas y falsas
promesas, que hoy su hijo…..putativo y heredero de la corona Nicolás Maduro,
acrecenta sin el menor recelo, recato y vergüenza, con el único propósito de
mantenerse en el poder a como dé lugar.
¡¡ Amanecerá y veremos !!
Carlos Aguilera
careduagui@gmail.com
@toquedediana
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas
(CNP-122)
Venezuela
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