martes, 14 de diciembre de 2021

RICARDO VALENZUELA: LA MUERTE DE COLOSIO Y EL OLVIDO III. DESDE MÉXICO

El haber dedicado tiempo para ver las series de Colosio en Netflix, me han provocado una serie de nuevas inquietudes y, sobre todo, con la experiencia y las herramientas que no tuve al momento de su muerte, entender mejor la vida y el legado de Luis Donaldo. En especial, ahora veo claramente y entiendo la magnitud de su vida. Colosio, como Salinas, también era un reformador, pero, más que reformador económico era un reformador político y social, algo que amenazara al establishment del país. Él claramente veía que, para que las reformas económicas operaran en beneficio de todos, debían de estar apoyadas por nuevas formas de política y sociedades informadas vigilantes.

Y, en su discurso de aquel mes de Marzo de 1994, lo enunciaba claramente y con potencia. No había duda de que las reformas económicas de Salinas habían logrado resultados excelentes que le dieran vida al “Milagro Mexicano”, y su programa fuera bautizado como Salinostroika. Sin embargo, ese programa apuntaba claramente a convertirse en aquello que Jefferson advirtiera a los americanos como el gran peligro y que bautizara como Monocracia. Un sistema político en una maléfica sociedad del estado-banqueros-oligarcas para monopolizar toda la riqueza que se creaba con una estructura un poco más libre. Oligarcas que en México con las privatizaciones emergían a diario, pero luego serian también víctimas de las elites globales.

El mismo sistema que las elites globales han estado formando durante muchos años con el cual ya controlan casi toda Europa. Esa sociedad estado-oligarcas era la que se había diseñado para llevar a Hitler al poder, puesto que era un hombre de las clases populares que eran su blanco. No era socialismo puro como muchos todavía creen, pues no implicaba que el Estado controlara todos los factores de producción, puesto que esa sería la asignatura de los oligarcas que, con sus monopolios, estarían navegando en el océano de las ganancias y nunca pérdidas. Toda esa riqueza le garantizaba a esa sociedad estado-oligarcas, todo el poder requerido para mantener control político eterno. Con esa fórmula, también, controlar todo lo que pudiera amenazar su permanencia como sindicatos, grupos empresariales de ligas menores etc.

Colosio entendió ese panorama como nadie puesto que, no siendo una clásica creatura del sistema, veía el peligro y sabía que no era el rumbo que le convenia a México para finalmente despegar. Pero, por eso mismo, Colosio a quien el subcomandante Marcos describía como un limpio Boy Scout en medio de una manada de hienas rabiosas, no pudo medir la maldad del enemigo al que había decidido enfrentar. Él no había sido porro de la UNAM, tampoco uno de esos líderes estudiantiles pagados organizando saqueos. Él era un muchacho limpio y decente formado en un pueblo de Sonora en el seno de una familia de gente sencilla. De ahí llegaba al Tec de Monterrey a estudiar, no ha promover huelgas. Se graduaba para ir a la universidad de Pensilvania becado para estudiar su maestría y regresar a su país en donde Salinas lo reclutara.

Ese perfil le valía ser rechazado por la vieja guardia política y la envidia de la nueva que lo consideraban un intruso. Salinas sabía de su inteligencia, su preparación, pero, tal vez por ese perfil de chico bueno de pueblo, limpio de cuerpo y mente, pensaba era alguien a quien podría mangonear. No sabemos con seguridad que sucedió después de que asumiera la candidatura que, aparentemente, se la querían arrebatar a como fuera. Sin embargo, Colosio, lejos de humildemente aceptar esa villanía, decidió retar a esa poderosa fuerza y, de forma valiente y galante, les aceptaba el reto con su histórico mensaje. Un mensaje que yo, me arrepiento mil veces al haberlo ignorado y no darle la importancia que, hasta ahora, después de casi 30 años, entiendo y reconozco.

Pero hoy día, al leerlo con la experiencia de todos estos años, me parece que Colosio invitaba a la verdadera independencia de México con mucha más fuerza de como lo hiciera el cura Hidalgo en 1810, o Madero en 1910. Porque la suya no era una arenga a la guerra y a la destrucción del país, pues es sabido que la violencia ha sido el verdugo de nuestras naciones. El invitaba a la acción y ejecución política, democrática y legalidad, al mismo tiempo que pedía la ayuda del pueblo ante sus enemigos. Pedía que le entregaran el liderazgo y la responsabilidad en esta justa cruzada. Y como lo gritaran Hidalgo y Madero también el denunciaba el hambre y la sed de justicia de la gente……

Hablaba de la libertad que en México nunca ha existido, pero creemos tenerla porque no la conocemos. Hablaba de la injusta concentración del poder y sus propietarios nadando en impunidad, hablaba de elecciones fraudulentas. Expresaba claramente el verdadero concepto de la democracia que no es solo votos, es justicia, libertad, seguridad, paz, economía creadora de riqueza y buenos empleos. Hablaba un hombre que no había sido contaminado en su juventud por la política sucia. Y, al debutar en política adulto y formado, se pudo dar cuenta hacia donde querían dirigir a México. Un socialismo aristócrata similar a la época feudal de Europa.

Y afirmaba: “Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático”. Los dinosaurios temblaban.

Yo no asumo el papel de juez y de jurado. No sé si Colosio hizo bien o se equivocó al retar a esos poderes. Pero, lo que, si sé, es que fue un valiente guerrero que no dudó para defender sus ideales. No sé si Colosio fue un Boy scout y no el hijo de la chingada que podría caminar por un pantano lleno de serpientes venenosas. Lo que, si sé, es que en su mensaje demostró un indomable valor moral para defender sus convicciones. El mundo siempre ha estado conspirando contra los valientes. Es la vieja lucha, en un lado los alaridos de esas diabólicas multitudes, y en el otro la voz de la conciencia de los valientes.

Tal vez Colosio fue inocente al no descifrar la maldad de nuestra diabólica política. O tal vez él pensó que el mejor uso de su vida, fuera utilizarla para dejar un legado que perdurara más allá que su propia vida. A casi 30 años de distancia tristemente veo que el mensaje de Colosio fue olvidado y darnos cuenta de que la gente buena no tiene campo en la política.

Ricardo Valenzuela
elchero@outlook.com
@elchero
http://refugiolibertariol.blogspot.com
Mexico

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