domingo, 13 de febrero de 2022

EDUARDO FERNANDEZ. UNA POLÍTICA NUEVA III Y IV


LA NUEVA POLÍTICA

III

La nueva política que proponemos entiende la política y el poder como instrumentos al servicio del bien común, de la gente, de los ciudadanos.

Ya establecimos una primera diferencia entre la vieja y la nueva política. Para la vieja, la política es una lucha por el poder. Los que lo tienen (el poder) para aferrarse a él. Los que no lo tienen para alcanzarlo. En esa lucha por el poder todo está permitido.

La nueva política que proponemos entiende la política y el poder como instrumentos al servicio del bien común, de la gente, de los ciudadanos.

En la vieja política se habla de enemigos. Enemigos a quienes hay que exterminar, en un juego suma cero. Si yo gano, tú estás muerto y si tú ganas, yo estoy muerto.

Para la nueva política la palabra enemigo tiene que desaparecer radicalmente de nuestro vocabulario y de nuestros sentimientos. Cuando más somos adversarios y, perfectamente podríamos encontrar campos de colaboración para servir al bien común, unos desde las alturas del poder y otros desde las filas de la oposición. Sin perder nuestra autonomía, nuestra personalidad, pero conscientes de que estamos en la política para servir al bien común, al bienestar de los ciudadanos.

Acaban de celebrarse elecciones de alcaldes y de gobernadores. A todos les aconsejo que procuren una relación civilizada con sus respectivos órganos legislativos y de control, concejos municipales y concejos legislativos regionales. A todos nos interesa que el gobierno regional o municipal tenga éxito en beneficio del bien común, en beneficio de los ciudadanos.

Pero, además, a los alcaldes, les recomiendo, sean del partido que sean, que tengan buenas relaciones con el gobierno regional, sea del partido que sea ese gobernador. Y a los gobernadores les recomiendo tener buenas relaciones con el gobierno nacional y al gobierno nacional le recomiendo que tengan buenas relaciones, de respeto y de colaboración, con los gobiernos regionales y con los gobiernos municipales, sean del partido que sean.

Es lo que la Constitución Nacional llama el principio de colaboración entre las diferentes ramas de poder público. Cada una de ellas debe ser autónoma e independiente, pero debe prevalecer un espíritu de colaboración entre ellas cuando esté en juego un interés superior: el interés de la gente, del pueblo, de los ciudadanos.

IV

Otra diferencia importante entre la vieja y la nueva política es el lenguaje y los valores que se ponen en juego.

La vieja política cultiva el odio, el resentimiento, la revancha. Habla de enemigos, de escuálidos, de malos hijos de la patria, de narcotraficantes, asesinos y violadores de los derechos humanos. Desde luego con ese lenguaje se deja uy poco espacio para el diálogo, para la cooperación, para la defensa de los derechos humanos y para el combate contra el narcotráfico.

La política nueva debe asumir un lenguaje positivo, constructivo, inteligente. Un lenguaje que ayude a la solución de los problemas. Un lenguaje que erradique el odio, el resentimiento y el revanchismo y que busque resolver los problemas políticos, económicos y sociales que afectan a los ciudadanos.

Con frecuencia se dan debates en los que se agotan los adjetivos para descalificar, para destruir política y moralmente al adversario. Si en la lucha por el poder todo está permitido y hay que destruir al otro (enemigo), es indispensable la descalificación, el insulto y la diatriba.

El decano de la prensa escrita en Venezuela fue por muchos años un periódico que se llamó “La Religión”. El lema de ese diario era: “Amad a los hombres, aborreced los errores”.

Tenemos que aborrecer los errores en la política, pero debemos conservar un lenguaje que tome en cuenta la dignidad del oponente y el respeto que merece cualquier persona por contraria que sea a nuestra posición.

Yo recomiendo una conducta muy recia y muy firme contra la corrupción, el despilfarro de recursos públicos, contra la violación del estado de derecho y de los derechos humanos, contra las política económicas equivocadas, contra la incompetencia y el sectarismo, contra los responsables del hambre y de la pobreza. Prefiero, sin embargo, hablar siempre en positivo, a favor del estado de derecho, a favor de los derechos humanos, a favor del crecimiento económico y de la igualdad de oportunidades, a favor del derecho que tenemos los ciudadanos de contar con servicio públicos mejores en materias tan fundamentales como la educación, la salud, el agua, la electricidad, la gasolina, la vialidad, la seguridad y tantas otras cosas que redundarían en el progreso de todos los ciudadanos.

Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE
Twitter: @ifedecve
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Facebook: @ifedecVZLA

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