jueves, 3 de diciembre de 2015

LUIS GARRIDO, NUNCA MÁS

Pronto es 6 de diciembre. Fecha de la que tanto hicimos referencia  para dilucidar entre dos maneras de construir un rumbo y un destino  en la Venezuela que nos pertenece por igual.  Han  sido 16 años de divergencias, separados por absurdas barreras, siendo del mismo patio y cobijados bajo el mismo cielo.  El acto  de mañana, más que votar por la fórmula de nuestra preferencia, tiene una dimensión de mayor alcance, porque en ella va insertado el testimonio de lo que hemos vivido y somos testigos.   Nadie mejor que todos  -en tan maravilloso momento de reflexión- para decidir con conciencia lo que en verdad preferimos, dibujando en nuestra imaginación lo que cada uno crea  que deba ser la patria grande y el futuro de nuestros hijos.  

No hace falta herir susceptibilidades repitiendo hoy lo que tantas veces llegamos a manifestar como si persistiera el pesimismo y las largas noches sin amaneceres, donde lo insólito alentaba la rebeldía; al contrario, intentemos rebosarnos de ilusiones pensando que mañana será el encuentro del mismo objetivo, para rendirle juntos un tributo a la paz;  para que en la expresión del voto  sea el corazón quien divulgue nuestro orgullo de ser venezolanos, sin desviaciones ni motivaciones influenciadas  que lleguen  en algún momento de la vida  a enrojecernos el rostro de vergüenza;  y en fin, para que sean  las blancas  banderas de la paz y las del tricolor nacional  las que nos arropen en un abrazo emocionado, jurando que más nunca,  nunca más,  permitiremos que alguien nos divida.     
Quienes creemos en Dios, con su nombre endulzando nuestros labios, pronunciaremos una oración  para que además de pedirle un día sin contratiempos, le lleve el recuerdo a los caídos en el campo de la confrontación absurda e inexplicable. Ellos, los grandes ausentes, no están con nosotros, pero seguirán por siempre viviendo en la memoria  como los héroes anónimos que poco se les nombra, pero se les recuerda de por vida.  Ellos contribuyeron  a edificar el sueño.  ¿Qué mejor momento que mañana para  disponernos a completarlo?  El voto, que antes que cegados por rencores que nos queman la piel y nos endurecen el alma, debemos depositarlo con un propósito  de beneficio colectivo.  Los indicios de victoria son alentadores;   habrá repique de campanas  con  un cielo preñado de luces,  diciéndole  al mundo que Venezuela tuvo el parto de una hija que lleva por nombre: Democracia.                      
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr

Carabobo - Venezuela        

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