martes, 5 de abril de 2016

DANIEL CHALBAUD LANGE, EN RECONOCIMIENTO Y DESCARGO DE NOEL SANVICENTE,

Como aficionado, más no, fanático del futbol, con mucha frecuencia disfruto por la televisión partidos de futbol en muchos países y por diferentes copas y equipos; en especial a nuestra “Vinotinto”. Debemos por comenzar que nuestro país nunca, por muchas razones, ha sido granja con potencial de jerarquía internacional, a pesar de contar con muchas granjas y pollos.

El fútbol venezolano tímidamente comenzó su enseñanza con los primeros institutos educacionales regentados por sacerdotes españoles o italianos, posteriormente algunas universidades y clubes privados con los cuales comenzó el fútbol profesional. Recuerdo en los finales de años cuarenta y principios de los cincuenta, cuando un gran promotor del fútbol internacional, Damián Gaubeka, patrocinaba y lograba traer cada año equipos españoles, brasileños y colombianos para torneos en los cuales participaban equipos locales. Años de las transmisiones por radio y época, en los cuales, a pesar de las inconvenientes propios para las transmisiones, los locutores y comentaristas la hacían con la mejor veracidad posible.
Pasaron los años y nuestro futbol, nuestra calidad de fútbol, siguió el mismo péndulo que marcaba el rumbo del país. En ese vaivén, llegamos al año 2016, y nos encontramos con el péndulo señalando, bien grande, la palabra FRACASO, y como siempre, hay que buscar un CULPABLE, desde el mismo momento en que nuestra Vinotinto recibió el gol de empate en el reciente juego con Chile. Ya había calificada como el equipo redentor del futbol profesional venezolano. Buscando, más que razones, culpabilidad, se señaló intermitentemente los garrafales errores de la defensa y, al fin, con la derrota 4 x 1 no podían aguantar más lo que sentían por dentro: la culpa de Noel    Sanvicente. Un hombre venezolano a carta cabal, que se entrega con pasión y gran profesionalidad a la dirección del equipo que le corresponda. Si lo que recibió no fueron restos de jugadores, sino rencillas, dirigentes de tribuna con voz, y un abanico de jugadores profesionales, algunos de ellos ya acostumbrados a las luces, comodidades y dólares de equipo europeos, asiáticos y africanos. Otra vida, otro futuro y otra manera de jugar. San Vicente tuvo que simultáneamente que regar semillas de jugadores y enderezar ramas. No conozco las interioridades de la mucha gente que trabaja en la dirección del la Federación Nacional de Fútbol Profesional, en pro cuando el río suena, piedras debe traer. Y el rió por el que han llevado a la Vinotinto pareciera que viene contaminado al igual que el de muchas Federaciones Internacionales cuyos dirigentes, más de cincuenta, están señalados e inculpados por la justicia. Ojalá seamos la excepción de esa merienda.
Es un hecho público y notorio que las disciplinas deportivas de masas, equipos, no se conforman de un día para otro. El fútbol, el béisbol y el atletismo no nacen, se hacen; si, se hacen sembrando semillas en todos los rincones del país, no sólo con la idea de formar grandes atletas sino como disciplinas para inculcarles principios y valores de convivencia humana y alejarlos de los antivalores. Pero la responsabilidad de darles muchas oportunidades a los niños y en la juventud no es solo de empresas privadas sino del Estado en todos sus niveles: estados, municipios, parroquias e intercambio entre unidades educativas vecinales, parroquiales, municipales, distritales, estadales, hasta llegar al honor de formar parte de las selecciones nacionales.  El deporte como la educación debe ser de enseñanza gratuita. Los destacados, de acuerdo a sus exaltadas condiciones para una disciplina deportiva, al cumplir la mayoría de edad podrán decidir hacer de su capacidad una profesión que le garantice la satisfacción de sus necesidades como seres humanos. Y uno se pregunta, en dónde está el dinero para los gastos e inversión en deportes, por allí estaban y se esfumaron en las chimeneas de PDVSA -Casa Matriz de la Beneficencia Pública Nacional en Internacional- sus filiales, y una buena parte en la fianza. 
Yo sí considero que Noel Sanvicente tiene la capacidad necesaria para rescatar y mejorar a la VinoTinto. Por supuesto, también habrá otros, iguales o con mejor capacidad, pero no debemos olvidar que ni el futbol, el beisbol, el básquetbol y ni el atletismo se juegan solos, enfrente de ellos hay también entrenadores y equipos que desde hace muchos años están haciendo lo que nuestros gobiernos deberían haber hecho desde hace mucho tiempo: preparar los semilleros, cultivarlos, alejar las malas hierbas y fortalecerlos; en fin, abrirles el camino… su capacidad los orientará hacia la meta de su esperanza.
Noel Sanvicente, recuerda que Simón Bolívar, Páez, Sucre, Urdaneta, Cedeño y muchos otros, lucharon y, perdiendo muchas batallas, aprendieron que “Dios concede la Victoria a la Constancia.”
Noel Sanvicente, tu voluntad, esfuerzo y ejemplo será reconocido por tu pueblo y premiado por Dios
Daniel Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo – Venezuela                                            

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