martes, 5 de abril de 2016

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, EL MOVIMIENTO CHAVISTA Y SU RESPONSABILIDAD EN EL DESASTRE ECONÓMICO.

El “movimiento chavista” (MCh), inició su mandato carente de una ideología, de una visión del país deseable y posible alcanzable con políticas públicas, y de estrategias concretas para apuntalar el progreso nacional y el bienestar ciudadano; ¡y así continúan! a pesar de haber transcurrido ¡casi 25 años! (más el tiempo de gestación) desde el momento que anunciaran un 04/02/1992 (en fallido intento golpista) la instauración de un “Gobierno de Emergencia”—facilita suponer erróneamente que tenían claro el ¿para que aspiraban el poder?—en intima vinculación con un “Consejo General Nacional”; para conducir al país, afirmaron, “hacia nuevas formas de democracia y para conjurar la crisis moral, política, social y económica que padece Venezuela hace un largo periodo, agudizada desde 1988 en adelante” (Documento del alzamiento militar del 4 de febrero de 1992). En la práctica, y luego de alcanzar el poder en 1998 por vía electoral (dentro de la Constitución) el MCh focalizó su acción (perdurable en el tiempo) en “desprestigiar” a los políticos “puntofijistas” (en armonía de “notables” antipoliticos) con la intención subyacente de procurar una revolución política (un cambio de cúpulas partidistas en el gobierno), que mostraron como una “insurrección de una vanguardia popular” en aras de (i) “integrar” como cómplices a una parte del pueblo y para (ii) alargar indefinidamente la fijación de metas en aras del desarrollo económico-social; todo ello en un contexto de  “ingeniería social utópica” (cambios disparatados y radicales del orden social) amparados por un engañoso socialismo del siglo XXI que ignora cómo se transita hacia nuevos modos de producción.
A tenor de lo expresado, los cuantiosos ingresos provenientes de las exportaciones petroleras (de manera creciente a partir de marzo 2004 cuando nuestro precio promedio superó la barrera de los $ 32/b)  que en ¡10 años!  superaron los $ 1,7 billones fueron mayoritariamente dilapidados por los motores de la ineficiencia administrativa, la corrupción, la improvisación, una nefasta política económica, un elevado déficit fiscal, una disminución del empleo productivo y por el ¡despilfarro!; al extremo que en el presente el país refleja un retroceso en los principales indicadores económicos dentro de un contexto de agravamiento de los problemas sociales, que aunado al hecho coyuntural de la disminución (previsible) a finales del 2014 del precio promedio de nuestros hidrocarburos ($ 29,6/b al 25/03/16 y con la “esperanza” depositada en una subida en la reunión de la OPEP del próximo 17/04/16 en Qatar) se ha perfilado un escenario de vulnerabilidad caracterizado principalmente por una devastadora inflación: 190% (FMI) o 386% (Cato Institute), precaria libertad económica: 176 de 178 países, elevada percepción de corrupción: 158 de 168 países, aumento de la pobreza: entre el 73% y 80% de las familias, surgimiento de la “pobreza reciente” : debilitamiento de la clase media, violencia desatada: Caracas N°1 entre las ciudades más violentas del mundo, atmósfera de guerra por homicidios: 27.875 en 2015 (promedio: 77/día), baja calidad de vida: 76 de 96 países, limitada libertad de prensa: 137 de 180 países, mínima facilidad para hacer negocios: 186 de 189 países, elevado riesgo país: D (última posición en una escala de 6), escasa innovación: 132 de 141 países, marcado decrecimiento económico: PIB -10% en 2015, caída de las reservas internacionales: $ 13.200 millones/marzo 2016 (vs $ 43.127/diciembre 2008).
Tales indicadores, son clara referencia de un recrudecimiento de todos los males que supuestamente acabaría para siempre el MCh a lo cual debe sumarse lo referente a la monetización del déficit fiscal (el gobierno se endeuda para cubrir el gasto público) mediante la emisión de dinero inorgánico induciendo una elevación de la oferta monetaria que influye, tanto en un aumento de la tasa de inflación ante el desequilibrio entre la cantidad de bolívares y el total de bienes en circulación, como afectando negativamente la producción y la productividad a nivel nacional; realidades que en conjunto impulsan un exceso de demanda que se orienta hacia la compra de divisas (si las consiguen), y a la adquisición de bienes de consumo (si los consiguen) apuntalando la especulación, el bachaqueo, la dolarización de la economía, el progresivo deterioro del salario real, y el aumento de la marginalidad (salario mínimo inferior al costo de la cesta alimentaria y de la canasta básica). El MCh, ha aumentado ¡30 veces el salario mínimo! y sin embargo el poder adquisitivo (disponibilidad de recursos que tiene una persona para satisfacer sus necesidades materiales) ha venido cayendo sistemáticamente, al punto que para febrero 2016 una familia de 5 personas apenas puede adquirir con su salario mínimo (Bs 11.577) un ¡6,5% de la canasta básica familiar! (Bs 177.000) y un ¡9,5% de la cesta alimentaria!; relaciones contrapuestas con la Venezuela de la “democracia decadente” cuando se podía cubrir la cesta alimentaria con ¡un tercio del salario mínimo!.
La terquedad “ideológica” cargada de un dogmatismo irrelevante que acompaña el desenvolvimiento del MCh, como una estrategia para permanecer en el poder bajo la excusa de alcanzar un mañana mejor cuya luz no se vislumbra aunado a la corrupción y a la deficiente burocracia oficialista, no garantiza de forma alguna (aun con  mejor  precio promedio de nuestro crudo y “N” numero de Decretos de Emergencia Económica)  que mejoren los resultados económicos del país, por la muy obvia razón que tal como actuó el MCh para llevarnos al desastre económico ¡así actuarían de nuevo!, en el entendido que la génesis de nuestra “crisis” es mas de política-partidista que de fundamentos de la economía como ciencia que aplicándolos correctamente a la luz de un programa de estabilización macroeconómica contribuiría con “facilidad” (el conocimiento económico) para revertir con prontitud el deterioro de nuestra economía. En función de lo señalado, nos surgen al menos tres interrogantes: ¿Estará el gobierno (y el MCh) en disposición de aplicar un programa de este tipo? ¿Estará el gobierno (y el MCh) dispuesto a solicitar colaboración de los Organismos Multilaterales incluido el FMI? ¿Estará el gobierno (y el MCh) en ambiente de disminuir su injerencia en la actividad económica?
Si las respuestas fuesen negativas (como personalmente inferimos), será únicamente el clamor del pueblo de Venezuela armonizado con coherencia de objetivos sustentados en el 350 Constitucional lo que permitirá dirimir la fricción entre la democracia liberal (que aspiramos) y la democracia (dictadura) totalitaria (aplicada).
Jesús Alexis González      
jagp611@gmail.com       
@jesusalexis2020
@jesusalexisgon    
Coordinador General , Observatorio 2012

Miranda - Venezuela 

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