Los
escándalos de corrupción influyen en la forma como es percibida la política.
“La
ciudadanía suele asociar la política a la corrupción y el enriquecimiento personal”,
comenta la firma de consultoría internacional, Edelman, Incluso, agrega en
uno de sus informes anuales: “cuando se destina dinero al ámbito político de manera
legal, la influencia desproporcionada de los grandes donantes, sobre la toma
de decisiones públicas, agrava la ya erosionada percepción de la política”Cuando
los escándalos políticos abruman a la ciudadanía, se olvida o se resta importancia
al hecho de que el dinero es un recurso importante para: comunicarse con
el electorado; llevar a cabo adecuadamente las campañas electorales; fortalecer
las organizaciones políticas y apoyar investigaciones en materia de políticas
públicas. La presencia de grandes cantidades de dinero en la política constituye
un riesgo para todos los políticos. Es una de las amenazas más graves para
la resiliencia de las instituciones representativas, especialmente para los partidos.
Idea
Internacional afirma, que existen tres retos interconectados: “la desigualdad en
el acceso al financiamiento, que socava la igualdad de oportunidades en la competencia
política; el financiamiento político, que con frecuencia se emplea como
vía para la corrupción y la captura de las políticas públicas; y el dinero en
la política,
que socava la confianza de la ciudadanía en la política y los políticos, así como
su legitimidad”. En uno de sus informes, Idea sostiene que el gasto medio nacional
de los candidatos parlamentarios en las elecciones de 2014, en la India, superó
50 veces el producto interno bruto per cápita de ese país.
El
tema del financiamiento es particularmente grave para los grupos de mujeres, de
jóvenes y de minorías, que suelen pertenecer a un menor número de redes de recaudación
de fondos. Los estudios llevados a cabo en Colombia, Kenya y Túnez han
confirmado esa tendencia. En los casos donde los candidatos debían financiar su
campaña, las mujeres tuvieron menor acceso a las redes de apoyo. Recibieron menos
apoyo económico de su partido, y en consecuencia, tuvieron menos recursos
económicos para invertir.
Tanto
en las democracias sólidas como en las frágiles se debate si debe regularse el
financiamiento político, y cuál es la mejor forma de hacerlo. Algunos países justifican
la reducción de las normas de patrocinio político con el argumento de que
estas socavan derechos fundamentales, tales como, la libertad de expresión y
el derecho a la participación política. Este enfoque conduce, en última
instancia, a
la flexibilización de las normas relativas a las subvenciones políticas. Otros abogan
por un aumento de la regulación y por limitar estos aportes, lo cual incluye: imponer
un límite al gasto de los partidos políticos, aplicar medidas de transparencia
y proporcionar aportes públicos a los partidos y candidatos.
Actualmente,
ciento veinte países proporcionan financiamiento público directo a los
partidos políticos, ya sea para las campañas o de manera regular. En todos los países
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
excepto Suiza, los partidos políticos reciben aporte público directo.También
existen otros sistemas, como en Alemania, donde los fondos estatales se desembolsan
en función de la capacidad de los partidos para atraer pequeñas donaciones
privadas.
Desde
mi perspectiva, una futura reforma constitucional debiera facultar al órgano electoral
para que restablezca el mecanismo de aportes públicos a las organizaciones
y candidatos políticos. Esto contribuiría, de forma directa, a reducir la,
cada vez más presente, posibilidad de que el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción,
penetren las estructuras del poder público a través del financiamiento de
campañas electorales o del sostenimiento de estructuras partidistas.
Noel
Álvarez
@alvareznv
Noelalvarez10@gmail.com
*Coordinador
Nacional del Movimiento Político GENTE
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