Derrotada la
estridencia y el radicalismo el país puede pasar de Régimen a Sistema… o caer
en la tentación si no se atiende lo que es vital.
Hasta el día de la
Memoria todo hacía indicar que la Asamblea pasaría el resto del año entre
inútiles pataletas y declaraciones estridentes, para complacer la prensa
amarillista, que abunda y prolifera.
Se pronosticaba otra
pelotera infantil entre la A. N. y el Ejecutivo, con aliño del TSJ, pero
afortunadamente el día de la Memoria terminó remedando lo más sensato del
Puntofijismo tan denostado en este siglo: Hubo una batalla ciudadana donde cada
quien asumió el rol que le corresponde, y, tanto el gobierno como la oposición
debatieron como lo deben hacer los políticos, con argumentos, dejando de lado
los malos hábitos que puso de moda el finado Hugo Chávez.
La política vuelve
tras 17 años de destierro.
La batalla de la
Memoria tuvo, para sorpresa de muchos, 2 ganadores y muchos perdedores: El
mayor triunfador fue Henry Ramos Allup, pero también, aunque en mucho menor
grado, salió bien parado, el presidente Maduro a quien no le quedaba otra
salida que defender su gobierno con argumentos que ya nadie cree.
Es posible que ante
esta afirmación, digamos positiva para el Presidente bajo cuyo mandato más se
ha arruinado el país, levante la ceja nuestra galería, partisana, bobalicona,
con el cerebro lavado y alimentada por cuanta estridencia irresponsable es
publicada, bien por los medios tradicionales o por la internet, medio al que un
estudio, hecho en USA, recientemente señalaba que casi el 70 % de lo que allí
se publica o es una mentira rotunda, o una verdad a medias, tratada en ese caso
con la mayor parcialidad y el menor respeto por el lector.
Pero la realidad se
impone y gracias a Dios que la Memoria se pasó por la TV encadenada; por lo que
en adelante, queda bien claro que el gobierno chavista lleva todas las de
perder en futuras elecciones: Única condición, hasta nuevo aviso, que el
diputado Ramos Allup siga siendo el jefe y líder indiscutido de la oposición.
Si cambian el pitcher nuevamente van a perder el juego y aquí valdría que
algunas nulidades encumbradas reconozcan la tan cacareada meritocracia.
Ahora comienza un tiempo
nuevo como cuando cayó el gobierno de Pérez Jiménez o también sistema del
Puntofijismo.
Henry, hombre culto,
algo extraño en el medio de la política actual, reconoció varias cosas en su
discurso, unas relevantes, otras no tanto:
Sobresale el aviso a
los militares que por errores de la antipolítica se están convirtiendo en
tutores de nuestra democracia… Ramos Allup habló claro “militar que se quiera
meter en política que cuelgue el uniforme”.
Pero, sin olvidar la
economía, Ramos, un socialista, sin embargo le recordó al Presidente que los
precios se forman en el mercado y no por fuerza de la guerra económica.
También dijo Henry, y
eso fue relevante, en su estilo burlón y medio pedagogo, que tantos precios
regulados no son precios y causan escasez. Terminando el tema cuando señaló al
Presidente del BCV –“Allí está Merentes”- como gran causante de la inflación.
Ramos no se fue por las nubes al señalar al modelo económico del chavismo como
causante del desastre que se vive en el país.
Escuchando la
respuesta a Maduro, se puede decir que Ramos Allup se eleva sobre sus también
mediaticos, pero muy primitivos pares de la MUD, al abandonar el estado de
locura, como desapego a la realidad, que ha caracterizado en estos años de
chavismo, tanto a los políticos del gobierno como a sus pares de la oposición.
Nicolás Maduro apenas
supo ser más contemporizador que Hugo Chávez y mucho más que Diosdado Cabello, ambos militares. Eso
vale.
Entonces es posible
que vayamos a un acuerdo parecido al Pacto de Puntofijo, pero a la inversa.
Betancourt reconoció
a sus adversarios, en 1958, porque entendía que de no hacerlo podía terminar
derrocado por el militarismo perezjimenista que aún era popular en los
cuarteles.
Eso fue imposible
cuando Chávez ganó por primera vez la presidencia porque sus adversarios
estaban muy disminuidos y nunca fueron capaces de reconocer que habían perdido.
Enfermedad similar en
la sintomatología, la de los opositores a Hugo Chávez en 1998, al mal que hoy
día evidencia el diputado Diosdado Cabello, gran perdedor de la jornada, a
quien el país en adelante debe hacerle entender que él y su panda de radicales
camorreros, de boquilla son los mayores derrotados en este enero de Memoria y
Cuenta.
Tan perdedores como
también lo son los radicales de la oposición que sueñan y creen que llenando el
país de guarimbas… el gobierno caerá muy rápido y Venezuela comenzará a salir
del foso, de la noche a la mañana.
Pero no solo los
políticos radicales –incluyendo los liberales de internet y uno mismo- han
salido con las tablas en la cabeza: Tan perdedor es Diosdado Cabello como
también lo fueron el día de la Memoria y Cuenta los empresarios que reúnen
militares venezolanos en el exterior para fomentar golpes de estado.
Según se ve entonces
nuestro país, por falta de definición y por tener una oferta política chucuta
–al no haberse constituido un polo liberal y libertario- siguen flotando como si la política fuese
monopolio del socialismo, la izquierda y el radicalismo verbal, las dos
posibilidades que nos brinda la polarización que es muy mezquina: Una, que
gobierno y oposición, ambos grupos socialistas, hagan las paces y reconstruyan
el sistema político venezolano para transformarlo de “Régimen”, como lo ha sido
desde que ganó Chávez la primera vez, hasta la votación de diciembre pasado;
para reconvertirse en “Sistema” como es posible a partir de la actitud
demostrada por Nicolás Maduro y Henry Ramos Allup el día de la Memoria, los
triunfadores, uno en mucho y otro en menos cuantía.
La otra posibilidad
sería que los militares se vuelvan aún más ambiciosos de lo que ya han sido, y
decidan, azuzados por grandes empresarios –o por sentimientos “Velasquistas”-,
darle un palo a la piñata. Eso sería el inicio de una nueva tragedia nacional.
Domingo Alberto
Rangel
doalra@yahoo.com
@DomingoAlbertoR
Miranda - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario