jueves, 10 de enero de 2019

JOSÉ ANTONIO GIL YEPES, DECÁLOGO DE LA LIBERACIÓN


Primero: Formular y divulgar propuestas del país que queremos. Que ninguna crítica se quede sin plantear la solución correspondiente.

Segundo: Quienes no estén de acuerdo con el gobierno, deben llamarse, en positivo, la Unidad Democrática. El término “oposición” debe ser superado por carecer de propuesta y, más aún, por autodefinirse por lo que “no se es”: Un auto gol.

Tercero: La Unidad Democrática, para ser tal, tendría que incluir en su Coordinadora a representantes de todos los sectores y no solamente de los partidos políticos.

Cuarto: El oligopolio político, formado, en casi todos los países, por sus correspondientes gobiernos, partidos de gobierno y partidos de oposición, debe ser visto como un modelo incompleto de la democracia y ser superado por un modelo en el que las leyes y decretos sean fruto de debates e instituciones multisectoriales, como el Senado Sectorial que necesitamos crear.

Quinto: El objetivo de los partidos políticos y de sus miembros debe ser reorientado a acompañar al pueblo y sectores organizados en la solución de sus problemas. El objetivo de alcanzar el poder por el poder, aunque asumido como “lo normal”, distorsiona la política, lo que se ha convertido en factor de descrédito de los partidos en todo el mundo.

Sexto: Acercarse a los partidos para que cambien su forma de hacer política. La Anti-política no es expresar críticas hacia ellos sino pretender hacer política sin partidos y que ellos no acepten las críticas.

Séptimo: Los ciudadanos necesitan asumir que todo derecho está acompañado de una responsabilidad. La proclama de derechos sin obligaciones es demagogia para engañar y utilizar al pueblo.

Octavo: Profundizar la descentralización. Necesitamos recuperar el Senado Regional.

Noveno: El desarrollo económico y político está íntimamente ligado al desarrollo de todo tamaño y sector de la empresa privada. El capitalismo de Estado no ha sido solución a la pobreza.

Décimo: Todos estos mandamientos se resumen en desconcentrar el poder hacia un pluralismo efectivo. El autoritarismo en manos de sectores subordinados ha sido la principal causa de la pobreza y de la corrupción.

José Antonio Gil Yepes
Directivo Datanalisis
@joseagilyepes

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