lunes, 10 de febrero de 2020

LINDA D'AMBROSIO: ELLOS ERAN TAN BELLOS

Ellos, los padres de Eloi Yagüe Jarque, el conocido escritor y periodista, eran definitivamente bellos. Así lo demuestran las fotografías incluidas en la obra finalista del Premio Spectrum de Novela, y así lo ha decidido el autor al recrear el romance que, enmarcado en el imaginario Café Luna de Valencia, con el correr del tiempo habría de traerlo al mundo.

Ellos eran tan bellos como las reflexiones que alientan al autor a contar esta historia, tan absolutamente personal y tan asombrosamente colectiva, porque universal es el amor, y la necesidad de crecer del ser humano, de adaptarse a los tiempos, de explorar nuevos horizontes y de buscar una mejor calidad de vida, así como universal es la naturaleza del vínculo con nuestros progenitores.

La novela parte de una experiencia real, increíblemente sentimental, como podrán corroborar quienes hayan pasado por ella: el enfrentarse a la casa familiar, tras el deceso de los padres, para disponer de su contenido. Se trata de recorrer en sentido inverso el proceso mediante el cual todos y cada uno de los objetos que ahora están asociados a un recuerdo, a un momento y a un significado particular, se fueron articulando para conferirle al hogar su fisonomía específica. Desmontar la casa familiar, tras la muerte de los progenitores, es desandar nuestra propia vida hasta la niñez y, en el caso de Eloi, mucho más allá, imaginando acontecimientos que tuvieron lugar aun antes de su nacimiento a partir de las fotografías conservadas en la maleta de su abuela emigrante, “ventanas hacia un mundo en que todos están presentes y llenos de vitalidad”.

En alguna medida, el autor elabora sus duelos a través de estas páginas, en particular el de la temprana pérdida de su padre. Pero también rinde tributo a las figuras preponderantes de su infancia, a su tía Pilar, a sus abuelos, y a otros parientes a los que solo conoció a través de lo que había escuchado decir de ellos: “aun mantengo un vínculo sellado con estas personas que veo en las fotos, muchas de ellas desconocidas para mí”.

“¿Cómo hacer para que la memoria se reconcilie con la imaginación?” se plantea. La realidad y la ficción se interpenetran, contraviniendo en apariencia toda lógica, pero exponiendo al lector al influjo de una serie de fuerzas que, sumadas, le permiten sentirse inmerso en una situación de manera global, con su razón y con su corazón, estimulando su memoria sensorial.

Son muchas las libertades que se concede Yagüe Jarque en esta obra publicada por Carena, todas ellas para regocijo del lector, sobre todo de aquel que pertenezca a cierta generación, que reconocerá los escenarios evocados en la novela: los de ahora y los de entonces; los del desarraigo, la emigración y la adhesión a la nueva tierra; La Candelaria y El Cabañal; los paisajes del corazón. Inesperadamente, incluye explicaciones referidas a situaciones rigurosamente históricas que se mencionan en el texto, como la muerte de Antoñete; introduce prolijas descripciones de las fotografías a partir de las cuales desarrolla el argumento; inserta en la narración episodios autobiográficos; presenta como interlocutor al detective Castelmar, protagonista de Las alfombras gastadas del Gran Hotel Venezuela (obra del propio Eloi) y hasta pone en boca de uno de los personajes el título en francés de otro de sus libros, Quand tu aimes il faut partir, proveniente de un poema de Blaise Cendrars.

Con la riqueza de lenguaje que lo caracteriza, Eloi nos ofrece un texto hermoso, sentimental y reflexivo, y mucho más existencial y profundo de lo que aparenta ser en primera instancia.

Linda D´ambrosio
linda.dambrosiom@gmail.com
@ldambrosiom
@ElUniversal

No hay comentarios:

Publicar un comentario