1.- Rusia, en sus provocaciones a Estados Unidos y a Occidente, ha amenazado con incrementar su presencia militar en Cuba y Venezuela como expresión de poder y desafío. Dice Putin: Si nos llevas la OTAN a nuestras puertas, te vamos a llevar nuestra colección de osos a las tuyas. Más o menos ladridos convencionales en el juego de poder mundial, siempre con los riesgos de que algún camarada tenga una ocurrencia más peligrosa y en vez de tocar una letra en el teclado, presione enter y se desate la batahola.
2.- La provocación rusa esconde el tema de Rusia. Me explico: este país tiene sus garras metidas en Venezuela desde hace años, primero fueron las mutuas carantoñas entre el panda soviético y los gorilas venezolanos, confinadas al zoológico de las ideologías y solidaridades retóricas. Más adelante la “cooperación” en distintas áreas, económicas y militares, inversiones en petróleo y producción de Kalashnikov para la presunta defensa popular, armamento para soldados regulares y grupos paramilitares. Luego, los rusos se deslizaron hacia una asistencia en materia de inteligencia, seguridad, entrenamiento y dotación de equipos militares sofisticados, con especial dedicación a materias de espionaje a la oposición y a una inmensa cantidad de oficiales, aparte de la presencia de “asesores” que se han visto en ocasiones en despliegues de operaciones de los grupos militares del régimen de Maduro.
3.- Descubrir a Rusia en Venezuela es una operación tardía, aunque no sea superflua, y lo que hace es revelar la escala en la cual los aliados de Chávez-Maduro se han implicado en la defensa de la cabeza de playa que es el territorio venezolano para la acción política, ideológica y criminal, en el marco de un relato revolucionario y bolivariano. Ante el escándalo suscitado para algunos por la amenaza del Kremlin, el general Padrino López, con la cachaza que lo caracteriza, ha dicho con toda tranquilidad y soltura que nadie debería extrañarse porque la cooperación militar entre ambos es de vieja data, tanta que huele a roña soviética.
4.- Lo sabido no es sabido hasta que se repite. Entonces, los rusos están en Venezuela desde hace rato. Sin embargo, lo más importante es que mientras el régimen venezolano estaba solo bajo la dirección y fascinación cubana, la situación no era simple pero se mantenía en el plano regional, con los mecanismos que Estados Unidos han utilizado para neutralizar –aunque no vencer– el riesgo cubano: su daño directo parecía confinado a Venezuela y a la búsqueda del poder en América Latina y el Caribe para grupos de similar tendencia ideológica; siempre en el marco de la prédica contra Estados Unidos. Bien temprano esto adquirió otras dimensiones con la presencia de las narcoguerrillas colombianas –disidencia de las FARC, disidencia de la disidencia de las FARC y ELN–, Frente Bolivariano de Liberación, Irán, Turquía, China, Rusia, así como grupos militares que andan a su aire, bandas criminales y grupos chavistas paramilitares.
5.- Venezuela se convirtió en un territorio fragmentado, controlado por distintas organizaciones legales e ilegales, estatales, paraestatales y privadas, que con frecuencia tienen disputas para defender los límites de sus subterritorios y sectores financieros, comerciales, militares, petroleros y mineros, bajo su control. Organizaciones y estados con diferente finalidad específica, pero todos unidos con el propósito de disponer de un territorio común para sus objetivos singulares.
6.- Con la presencia de Rusia, China, Irán y Turquía, Venezuela se deslizó a ser parte de un conflicto más global. El país se ha convertido en el escenario de una guerra internacional de cuarta/quinta generación en el que las fuerzas de ocupación consentida, con Maduro a la cabeza, se enfrentan a una sociedad prácticamente inerme, mientras los aliados democráticos del mundo extreman su cautela y, al sol de hoy, se limitan a políticas rutinarias que en un momento fueron de gran presión y en la actualidad forman parte de un paisaje asimilado –no sin ahogo– por parte del régimen.
7.- La Alianza del Mal no tiene más freno que el de su conveniencia y no tiene un departamento para analizar si sus pasos se adecúan a los artículos y numerales de la Constitución del propio régimen, mientras las fuerzas democráticas hurgan con cierta avidez y a ratos con desesperación para que cada uno de sus pasos, gestos y mohines se ajusten a la letra de la carta magna chavista. Así se ha convertido el interinato en un tótem inamovible porque, según ese criterio, cualquier cosa diferente hace decaer el apoyo de Estados Unidos y otros aliados porque carecería de legitimidad constitucional. ¡Aviados estamos, pues!
8.- Mientras los países democráticos no entiendan que en Venezuela hay una guerra que les concierne, este territorio seguirá como fuente de expansión de un proyecto regional y un factor –tal vez esencial– en las disputas mundiales, no por su tamaño o fuerza, sino por la capacidad de ser instrumentalizado por la Alianza del Mal. Se dirá que todo eso es retórica, que Rusia solo usa a Venezuela y a Cuba como fuente de balandronadas. Esto es ignorar que los desplantes de los poderes forman parte de la proyección de su poder y del relato que quieren implantar.
9.- Mientras tanto, hay quienes discuten en Venezuela sobre la conveniencia del revocatorio para destituir de la presidencia a quien no es presidente, pero como contesta el teléfono en Miraflores sí lo es.
Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela – Estados Unidos
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