lunes, 30 de noviembre de 2015

RAMÓN PEÑA, LUIS MANUEL, EN POCAS PALABRAS


Luis Manuel Díaz, joven guariqueño, político de vocación democrática, hombre de extracción humilde cuya cédula de identidad solo exhibía su apellido materno, insospechable de pertenecer a una presunta “oligarquía de derecha”, adherente del 80 por ciento de la opinión del pueblo que clama por un cambio pacifico en el país, cayó abatido por la bala cobarde de los sembradores de miedo. 

Su grito de protesta fue ahogado, su vida fue el precio que el régimen cobró por su opinión.  Cayó como en los tiempos decimonónicos, cuando “Los caudillos arengaban a ganar las elecciones por la plata, por la tumba, por el voto o el puñal”, como narraba un viejo tango argentino la brutalidad en los tiempos del Tirano Rosas. Hoy, en el cuerpo de este joven dirigente hundieron el puñal del atraso, de la barbarie que desde el poder hala hacia atrás el carro de nuestra historia.

El “Estado secuestrado” -como lo llamaría Hanna Arendt- no tardó en dar su versión de este crimen en la voz del propio Golem gobernante, quien sentenció que la victima había muerto en una acción de sicariato por un ajuste de cuentas. O sea, un delincuente menos, de los que por docenas caen a diario en las calles del país. Por fortuna, las manipulaciones de la verdad no resisten hoy el poder de la tecnología de información, de las comunicaciones y el periodismo. El mundo entero conoció prontamente las circunstancias reales de este asesinato, de esta “herida de muerte a la democracia” como la calificó Luis Almagro, Secretario General de la OEA.

Honremos la memoria de Luis Manuel con aquella tenaz expresión del Presidente Roosevelt: “De lo único que debemos tener miedo es del propio miedo”.

Ramon Peña
ramonpen@gmail.com
@ramonadrian42

Caracas - Venezuela

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