martes, 19 de abril de 2016

ALEJANDRO MENDIBLE, LA PRESIÓN DEL DESCALABRO LULISTA, Y EL CAMBIO EN VENEZUELA

El Lulismo ganó las elecciones en el 2002 pero no pudo elaborar una nueva constitución que le permitiera tomar el Estado brasileño, a diferencia delo que hizo el Chavismo en Venezuela.  En tal sentido,  el Lulismo tuvo que ceñirse a las normas constitucionales de 1988, cuya carta magnafue sancionada por la sociedad civil después  de una amplia conciliación democrática que sepultaba los veinte años de dictadura militar.

Sin embargo, el nuevo gobierno brasilero además de los loables  propósitos políticos  de cambio social tenía una carta secreta “fidelista” para usar durante el juego democrático, consistente en apropiarse del poder. Con tal propósito, el Partido de los Trabajadores (PT)desde el gobierno  monta  una amplia estructura paralela de corrupción cuya fuente principal de  abastecimiento era Petrobras,la principal compañía nacional de petróleo. Para controlar el  congreso y  asegurar los votos necesarios  deorientacióndel gasto de las inversiones públicas el PT favoreció la creación de pequeños partidos para  aumentar  la presión en el congreso y esta componenda la vincula con las grandes compañías privadas brasileñas como por ejemplo la Odebrecht que en definitiva realizaba las obras acordadas.
El descubrimiento  de la sórdida red dejó al PT al desnudo ya que si bien es cierto,   la corrupción nunca fue ajena al gobierno del Brasil, en esta oportunidad  era una operación orquestada de manera siniestra como estrategia para anularla oposición y  preservar el poderdel partido Lulista. Esta situación se agiganta cuando se descubre la acción de la presidente Dilma de maquillar  las cuentas de la nación para ganar las elecciones en un segundo término.
Ante este manifiesto delito fiscal la clase política opositora reacciona,e incluso el partido conservador aliado y base de estabilidad del gobierno el PMDB  se voltea  creando un amplio frente que apela a la Constitución para aplicar el impeachmenty separar a Dilma del cargo,propinándole un certero golpe al modelo Lulista.
Esto difiere de lo ocurrido en Venezuela en el año 2002,cuando los sectores políticos opositores  no encontraron  una salida institucional para liberarse de lo que veían venir con el autoritarismo Chavista y actuaron junto con los militares en un golpe de estado fallido que terminó por fortalecer el gobierno que impone un estatismo asfixiante a la sociedad civil.
En Brasil, el juicio al presidente es un asunto legal y no un golpe de estado, lo que obliga al PT y a otros sectores de izquierda a una revisión crítica profunda de sus actuaciones en función de sus pretensiones de participar en las elecciones del año 2018.
Asimismo, este golpe certero al Lulismo,se produce luego de  la derrota electoral del Kirchnerismo en Argentina, lo cual aumenta la presión por una salida democrática en Venezuela,  cambia  la orientación del Mercosur y crea un nuevo sentido a la unión regional sudamericana.  Al final de la votación de la Cámara de Diputados  del Brasil queda una lección para Venezuela: la ética  y la política  deben caminar juntas.
Alejandro Mendible
mendiblealejandro@gmail.com
Caracas – Venezuela

Enviado a nuestro correos por
Jesús Enrique Matheus Linares
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@UranioMomoy
Caracas - Venezuela

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