domingo, 27 de enero de 2019

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ RUGIDO DE RATÓN


La incapacidad, la arrogancia, la fatuidad y la soberbia, cuatro jinetes apocalípticos que en realidad son como quince, llegan periódicamente en estos veinte años con sus trompetillas a neutralizar éxitos posibles y generar tragedias. Pero en vez de montar imponentes bucéfalos, andan a horcajadas en chivos, mulas, burros y hasta cochinos para llegar a la feria. La falta de memoria colectiva, de opinión pública, de sentido crítico, ayuda a que esta cabalgata estrafalaria siga impune, porque quienes deberían evaluar sus acciones son fans. Hoy aparece con Juan Guaidó una llama a la que debe protegerse de estos y muchos otros asedios.

Porque vienen montados en sus cuadrúpedos entre ruidos variados, y pueden devastar a punta de arrebatos y torpeza sistemática cualquier posibilidad de cambio, cualquier esperanza. Lo más probable es que después de cada trastada, de nuevo no aparezcan los responsables porque siempre se agachan a la hora de rendir cuentas. Cada vez que actúan dejan un hueco en el ozono, una oleada de depresión colectiva y familias enlutadas. Muchachos que mueren detrás de un sueño fatuo que se paga con sangre. Esta vez fueron veintiséis los cadáveres. La acción política toma la forma perversa de crear problemas sin resolver ninguno.

Desde 2005 el chavismo se coge las instituciones sin disparar un tiro. Por el otro lado le levantaron la mano a Carmona y le soplaron el decreto fatal. La antipolítica inaugura un mundo de aprendices de brujo y vuelve rampante en las elecciones municipales y presidenciales de 2017 y 2018. Se disloca el proyecto de acumulación de fuerzas, de toma territorial del país y la casa deviene cenizas. En los muros de las ruinas están las inscripciones de la prédica ingenua, infantil. Reaparecen para continuar con los argumentos en 2018 y pretenden marcar la pauta a la AN. Pero Guaidó existe gracias a que elegimos la AN. De no ser así, no habría sino carbón.

Sexo de los ángeles

Se promueve una discusión constitucional sobre si Maduro es legítimo, usurpador, un vacío de poder ambulante, un “no lo llames presidente”, una distracción. Argumentan que tenía la AN que destituirlo, nombrar una “junta de transición” y Presidente de la República. Afincado en décadas de insolvencia política se mantiene un poder que debería haber cambiado. Pese a las advertencias de no crear nuevas fantasías, se presentaron el 10E y luego el 23E, fechas mágicas, encrucijada de destinos. Los militares a los que enviaron mensajes apaciguadores ven síntomas que minan la confianza.

De ser cierta la violación del compromiso con los aliados… ¿cómo creer las promesas de amnistía que pretendieron borrar en un mes las diatribas de veinte años? Da a pensar que los excluidos prospectivos en su nuevo régimen no serán solo los chavistas, sino también todos los demás partidos políticos. Encima de birlar a sus aliados, quedó en evidencia la pretensión de un selecto estamento de cogerse el país. El gobierno ha creado una sociedad mendicante, angustiada, desprotegida, sin futuro, por su empeño en no dar marcha atrás a un modelo económico que debió desaparecer con los cromagnones.

Desestiman que chinos y rusos lo abandonaron hace décadas, y los bolivianos ni se le acercan. El 23 de enero de 2019 lo que antes se llamaba pueblo chavista demostró en las calles de nuevo que toda revolución es una desgracia, la peor que puede atravesar cualquier país y que si los gobernantes no dan un viraje hacia la realidad, estamos en el preámbulo de la destrucción, del Estado fallido. No se entiende que un grupo en el poder que explotó la demagogia del amor a los pobres, demuestre la más gélida insensibilidad ante la tragedia social.

Entendimiento nacional

Además esa pulsión insólita de romper relaciones y amenazar a EEUU con un rugido de ratón es para preocuparse. Sin la menor simpatía por la presencia de los militares en la política, pienso que la única respuesta racional de estos días la dio el general Padrino aunque se esperaba que se levantara la mano a sí mismo para juramentarse, (según los chismes estaba defenestrado) Pese al inconstitucional grito de “¡Chávez vive!”, después de la experiencia en días de demencia polimorfa, ubicua, exuberante, su declaración hace pensar que la FAN teme a la anarquía que rechina en las cabezas y que estimulan factores internacionales.

Tampoco el ministro debió callar sobre los veintiséis asesinatos. Entre los extremos que representan Putin y Trump y sus operadores locales, el ministro expuso un elemento central para conseguir el camino: el entendimiento, el diálogo, que deberían haber planteado Guaidó y Maduro, y coincide con la UE. La división de las FAN significaría una guerra civil y la posible fragmentación territorial de Venezuela, la puesta en peligro del Golfo, y países vecinos podrían cobrar su presa. Por eso, luego de suficientes insania democráticamente distribuida, los militares deben estar preocupados por quien podría quedarse con la llave de la casa.

Deben estar alarmados por tener que lidiar con semejantes presiones. Sorprendente efecto colateral de la declaración de Padrino, es que algunos que se dedicaron a acusar y encanallar de colaboracionistas a quienes hablan de diálogo y entendimiento desde hace años, ahora dicen que una de las ganancias de esta última y estruendosa opereta es que el gobierno llama al diálogo. Ahora todos serán colaboracionistas.

Carlos Raúl Hernández
@CarlosRaulHer

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