Recientemente pudimos
escuchar al presidente Maduro presentar las medidas que tanto tiempo habíamos aguardado. Me vinieron
a la memoria las enseñanzas de Arturo Uslar Pietri. Quizá mi mente divagaba,
incapaz de concentrarse en un mensaje que duró casi cinco horas.
El 14 de julio de
1936 el diario caraqueño Ahora publicaba un artículo titulado "Sembrar el
petróleo" del escritor y político.
Uslar Pietri -según
me dijo un amigo oficialista- se había simplemente anticipando al pensamiento
del presidente Maduro. Planteaba en aquel entonces el intelectual que había que
redireccionar los recursos provenientes de la renta petrolera hacia el impulso
del sector no petrolero de la economía.
Tanto Uslar como
Maduro rechazan el rentismo petrolero. Veamos como lo expresaba Uslar Pietri:
"Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de
convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que
permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del
pueblo venezolano en condiciones excepcionales". Eso ni más ni menos
son -en la confundida mente del
chavismo- los 13 motores de Maduro destinados a combatir el rentismo petrolero,
que por cierto se exacerbó y alcanzó su máxima expresión durante los últimos 17
años.
La expresión misma de
"sembrar" indica que don Arturo manejaba un paralelismo figurado con
la agricultura. Quizá es la misma idea que ocupaba la mente del presidente
cuando anuncia que el 3er motor más importante dentro de sus medidas es la
"agricultura urbana" que en sus palabras "va a permitir el desarrollo productivo
de la nación".
No creo sin embargo
que Uslar se hubiese imaginado nunca que lo producido en una superficie que pudiera oscilar entre 4 y
6 millones de hectáreas (antes productivas en manos del sector privado y hoy abandonadas después de haber pasado por
las horcas caudinas de la revolución), pudiera ser sustituido sembrando
cebollín, pimentón y tomates en los balcones.
La idea de la
"agricultura urbana" es producto del ingenio cubano. A raíz del
colapso de la URSS en 1991, la isla
caribeña se queda sin el apoyo de los soviéticos y por tanto sin tractores, fertilizantes, insecticidas y otros insumos.
En lugar de liberar la iniciativa de los ciudadanos, el gobierno les redujo la
ingesta de 1.800 calorías diarias a 1.600.
El resultado no se hizo esperar. Comenzaron a surgir enfermedades. Cerca
de 50.000 cubanos perdieron la vista.
Fidel Castro lo achacó a una guerra biológica de la CIA (versión cubana
de la guerra económica). Sin embargo la verdadera causa era mucho más
insidiosa. Los cubanos estaban
desnutridos y la razón de aquella
ceguera pronto fue descubierta por la FAO.
Se trataba de una "neuropatía óptica" por avitaminosis.
Cuba había caído en
el llamado "período especial". El PIB de la isla se contrajo en un
36% entre 1990 y 1993. Los cubanos, que
no podían ser propietarios de las tierras, se lanzan a cultivar lo que fuese en
cualquier espacio a su disposición. Ese es el mismo concepto
"tecnológico" que los asesores cubanos le venden hoy al gobierno
venezolano.
¿No sería más
efectivo devolverle las tierras expropiadas a sus propietarios y darles los
incentivos necesarios para que vuelvan a producir? ¿No sería más conveniente
llamar a los dueños de Agroisleña que
con tanto éxito contribuían al desarrollo del sector agrícola venezolano? ¿No deberían desmontarse tantos controles?
¿No deberían devolverse las agroindustrias (y todas las demás)? ¿No debería
establecerse un tipo de cambio único? ¿No deberían estimularse las inversiones
y abrir la economía? ¿No debería devolvérsele la autonomía al Banco Central?
¿No deberíamos entender que si asfixiamos la oferta, la demanda siempre estará
insatisfecha? ¿No deberían aplicarse
medidas de austeridad en el gasto improductivo del gobierno? ¿No llegó la hora
de cambiar el modelo?
Me aterra pensar que
la ceguera dogmática de los revolucionarios nos precipite en un "período
especial" y que padezcamos las mismas privaciones que sufrieron los
cubanos. No estamos lejos. Nos enfrentamos ya a una crisis humanitaria y a unos niveles de escasez inconcebibles y
crecientes. La falta de medicinas es dramática. La libreta de racionamiento
cubana ya está presente de manera mucho más perversa y tecnológica mediante
captahuellas, programas instalados en las cajas de los supermercados,
terminales de cédulas y todo sometido a un fuerte racionamiento. Las colas
hablan.
En medio de tanta
escasez padecemos una inflación feroz, la más alta del mundo. Por cierto, la
mayoría de las medidas anunciadas por el presidente Maduro en su
"concisa" intervención resultan altamente inflacionarias y
antagónicas con el más elemental conocimiento económico. Buscan resolver el problema fiscal del
gobierno sacrificando a los venezolanos. Por eso el gobierno necesitaba el
Decreto de Emergencia Económica. Por eso los venezolanos necesitamos otro
gobierno.
Jose Toro Hardy
petoha@gmail.com
@josetorohardy
Miranda - Venezuela
ResponderEliminarFELICITACIONES dR jOSE tORO hARY,"uN ENEZOLANO A CARTA CABAL, mAESTRO DE jUVENTUDES,iNVESTIGADOR CIENTIFICO,PROFESIONAL HONESTO, UN VERDADERO EJEMPLO PARA TODA LA REPUBLICA DE VENEZUELA.qUE dIOS bENDIGA A uD Y SUS fAMILIARES Y AMIGOS.
lOSALUDO MUY ATENTAMENTE:
dR jOSE r pAEZ p.eNDODONCIA cENTRO DE eSPECIALIDADES ODONTOLOGICAS(HACE ALGUNOS AGNOS!)