martes, 8 de enero de 2019

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, EL CHAVISMO Y LA FUNDACIÓN DE MARACAIBO, VERDADES DOLOROSAS


Los hechos históricos ocurridos en Maracaibo hace 500 años son difíciles de corroborar con absoluta certeza por razones obvias. Se puede alegar que se interpretó mal un documento, que se equivocó el escribano, que no era el original y ciento de razones más. Por ejemplo, de Alonso de Ojeda o de Ambrosio Alfinger, no se tiene evidencia indiscutible, de sus apellidos, fechas o lugares de nacimiento.

Igual ocurrió con las tres fundaciones de Maracaibo. Se alegaba que la primigenia de Alfinger no era válida, porque no había tenido cabildo (condición indispensable para ser ciudad). Por esa razón se escogió como fecha aniversaria la fundación de Alonso Pacheco, hasta que en 1955, se demostró que se trataba de una fecha equivocada. Por otro lado, para entonces gran cantidad de datos daban a entender que la Maracaibo de Alfinger sí había tenido cabildo.

En estos casos cuando hay duda se recurre a un simposio de expertos, que fue lo que se hizo en 1965. Después de una exhaustiva investigación, el Centro de Historia del Zulia (hoy Academia de Historia), basado en los documentos existentes, concluyó por unanimidad, que lo más conveniente era acoger como fundador a Alfinger el 8 de septiembre de 1529. Se envió copia a las academias de historia y se dio plazo de 10 años para el derecho a réplica.

Cincuenta y tres años más tarde, el chavismo local, por razones políticas y doctrinarias, basándose en un indigenismo ofuscado, un nacionalismo malsano y el odio a todo lo que sea extranjero, pretende hacer una nueva revisión fundamentada, entre otras cosas, en que Maracaibo ya existía (fue fundada por los indios, no por Alfinger).

Cambiaron el nombre al municipio Páez y a la avenida Padilla. Quieren quitarle el nombre a Ciudad Ojeda porque éste fue un sanguinario y su esposa Isabel una traidora a su raza y sin embargo, son incapaces de detener el robo del bronce que ha acabado con nuestro patrimonio cultural. Y ahora, este intento de

tergiversación a su conveniencia. Como refiere Ángel Lombardi Boscán: “un debate bizantino, y hasta inútil, porque se sustenta en pareceres contrapuestos y argumentos deleznables casi todos sin prueba fehaciente”. Que oiga quien tiene oídos

Ernesto García Mac
@GarciaMacGregor  

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