martes, 8 de enero de 2019

ORLANDO VIERA-BLANCO, EN MIRAFLORES CUNDE EL MIEDO, PERO


No olvidaré el 2018. Fue un año crucial para quienes deseamos la restitución democrática y la libertad de nuestro país. Un año en el que tuvimos la posibilidad real de salir de la era Chávez-Maduro, y se nos deslizó como agua entre las manos. Un año de lecciones creo no aprendidas que nos coloca en un piso arenoso y movedizo para visualizar salidas al menos inminentes.

Masivo divisionismo

No es un tremendismo. La oposición venezolana no recuperará espacios de poder si sigue dividida, diseminada y enfrentada. Uno de los antivalores de la política es la propagación negativa de fuerzas vivas. Y si lo quieren ver desde la toma del poder contra la tiranía, la historia nos dice que solo coronan quienes operan en bloque, organizada y disciplinadamente. Desde el referéndum convocado por la sociedad civil el 16J 2017 comenzó a entretejerse una fractura muy peligrosa en términos operativos. No hablo de una división simplista entorno a lo electoral. Hablo de una fragmentación realmente ideológica, ciudadana y nocivamente cultural: “Ese no es mi p…, tu a mí no me j..., el culpable eres tú”. De ahí al discurso de colaboracionistas y traidores, un suspiro…

Pero la ingratitud ciudadana no es del todo inmerecida para algunos. Tenemos un tipo de oposición personificada por un liderazgo político pragmático, discursivo, desconectado con los ciudadanos que lucharon hasta dejar el pellejo en la calle. Son los pragmáticos que todo lo hablan, lo negocian, lo pactan soterradamente y muy grave: lo sabotean. Para ellos la política es la supervivencia propia. No de sus seguidores, que son muy pocos… Un segundo sector opositor sigue dando la pelea desde diferentes gradas; desde la AN, recorriendo el país, en el exilio, la opinión pública, el lobby internacional, desde una ONG o la ayuda humanitaria. Representa un grueso muy legítimo, pero muy vulnerable de la oposición. Tiene gente que aún confía en sus líderes políticos, pero con sentimientos encontrados que no les apetece seguir en pie. Son los desesperanzados, los desplazados, los idos, los decepcionados. Un tercer segmento es el llamado legalista, normativo, positivista, con una visión pura y dura de la política que no tolera le conjuguen ni por asomo el verbo votar…

Y un cuarto sector. Muy grave: el pueblo llano, indefenso, acéfalo de dirección y liderazgo empático. Aunque un el sector más silencioso es más numeroso. Sus tripas, sus deudos, sus penas y su miseria hacen un ruido ensordecedor que nadie ha sabido transformar en movimiento ciudadano. 20 años más tarde aún la oposición no ha sabido cortejarles, seducirles, persuadirles, atraparles ¿Por qué? Falta de amor, afecto, deferencia, presencia, caricia, mano en el hombro. Los líderes de la oposición se dedicaron a ser presidentes y cabezas de sus partidos en un país que perdió el formato republicano-sic. Y el pueblo lo sabe y lo resiente. Nadie se volcó a ellos… A redimirlos, a ganarlos, ayudarlos desde su tragedia. El liderazgo de oposición -aun recorriendo el país-diseñó una campaña electoral, no una cruzada humanitaria. Sin duda muchos opositores han sudado la gota gorda de pueblo en pueblo, de casa en casa, ¡pero no de corazón en corazón!. Y en esas prédicas voluntaristas el pueblo se cansó, se hartó, se marchó y al decir de Otero Silva, ha muerto…

Maduro y oposición: sin base popular

Los pragmáticos no representan un 5% de la oposición. Otros, los partidistas ex MUD; parlamentarios, exiliados, activistas de DDHH, factores de opinión, gremialistas, curas, encarcelados, no llegan a un 10% de preferencia. Los terceros -para algunos radicales y puristas- prefiero llamarles normativos, [Soy Venezuela, Bloques Constitucionales, Académicos, tecladistas] tampoco pisan un 10%. En otras palabras: la oposición venezolana ha quedado entramada en un 25% de aprobación, registro similar al de Maduro. El rechazo promedio (de todos): 80%. En datos netos más de la mitad de la población venezolana-80% de estrato popular, se encuentra acéfala de liderazgo, preferencia y dirección. Nada nuevo bajo el sol. Regresamos al mismo reparto que se sembró entorno a Chávez desde el RR 15 Agosto/2005… donde un sector popular no migra a la oposición por no encontrar identidad. El éxodo del chavismo-madurismo no lo capitaliza ningún líder de oposición. Gravísimo. ¿Lección no-aprendida? Humildad. Sobran las palabras…

El miedo es libre. Pero peligroso

El régimen no le teme a la oposición. La oposición de la oposición ha resultado más eficiente e hiriente que el G-2 Cubano (buen entrenador). Y ellos ríen y se rascan la barriga. Pero si le temen inmensamente a dos factores: i.- Al pueblo incontenible, al hambre, al caos (que algunos piensan que es inducido y no lo es) y ii.- A la comunidad internacional. Dos actores que deben trabajar con un liderazgo unido que además se acerque mejor a las FFAA.

Entender estos factores y ejecutar la ecuación: pueblo, humildad, unidad, organización, FFAA y comunidad internacional, es ganar, es forzar desenlaces. El temor de Maduro es que la oposición lo vea y lo aplique. ¿Lo hará? No tengo la menor duda que será el propósito y objetivo del 2019. El resto, como el home run, saldrá solo…

Para todos un feliz y próspero 2019 ¡En libertad!

Orlando Viera Blanco
@ovierablanco

No hay comentarios:

Publicar un comentario