jueves, 10 de septiembre de 2020

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, VENEZUELA EN TOTAL INCERTIDUMBRE ECONÓMICA,

Reconstruir la confianza sobre las posibilidades de “refundación” de una Venezuela deseable y posible, pasa por la obligante necesidad de un rescate de las bases de la institucionalidad perdida entendido como el conjunto de principios que sirven de soporte sobre el cual se organiza la Sociedad. En tal sentido, no se necesita formular un modelo totalmente nuevo sino definir innovadoras y originales perspectivas enfocadas en reducir al máximo posible la incertidumbre económica, asumida como una impredictibilidad de la futura situación económica que induce una falta de seguridad o certeza y crea una elevada inquietud.

Es una manifiesta obviedad, que cuando un país está en una situación de incertidumbre económica se pueden producir efectos inesperados y no deseados, y por ende las predicciones tienen un alto contenido de sesgo analítico; que se complica para el caso Venezuela ya que el país se encuentra en una depresión económica como consecuencia de una caída de la demanda que se ha traducido en una disminución de la inversión y del salario nominal y real; hasta configurar un circulo vicioso que reduce la capacidad adquisitiva y, por tanto, el nivel de consumo; lo cual sin duda alguna propicia un dramático pesimismo en relación a la potencial recuperación económica, la cual en cualquier caso será muy lenta e incluso la recuperación del PIB y el empleo puede tardar un largo tiempo en años para que el crecimiento económico vuelva a la situación precrisis.

A tenor de lo expresado, surge una interrogante: Cómo disminuir la incertidumbre económica y rescatar la confianza perdida sin la existencia de un pensamiento político sobre la urgencia de la situación? Hecho que se complica, en razón de vivir en un autoengaño como sociedad soslayando permanentemente el problema. En razón de ello, y para rescatar la confianza perdida se debe, en primer término, reconocer la magnitud del problema, en segundo término se ha de creer en nuestras posibilidades para salir de la crisis al tiempo de admitir nuestras culpas, es decir hacernos responsables de nuestras malas decisiones a la luz de aceptar responsabilidades. Es así, que se hace vital la reorganización del sector público en general y en lo particular del sistema político (conjunto de interacciones estables formado por instituciones, organizaciones, creencias, normas, actitudes, ideales y valores) para hacerlo más eficiente; como condición psicológica para recuperar la confianza de los ciudadanos para volver a endeudarse lo cual se haría viable luego de verificar sobre el futuro comportamiento del Estado y “examinar” si el país está marchando por buen camino a un ritmo adecuado; muy especialmente en lo atinente a las políticas públicas especialmente económicas.

Vale acotar, que a nivel mundial se han suscitado cinco crisis de trascendencia:

A.- Año 1929. Desplome de la bolsa de valores de Nueva York (Martes Negro), desatando la denominada Gran Depresión al punto que en 1933 el desempleo alcanzó el 25% de la población. Se instrumentó el New Deal, como un programa de gasto público en pro de recuperar el sistema financiero y el fortalecimiento de la empresa privada; en función a un plan de construcción de grandes obras públicas.

B.- Año 1947. Se instituyó el Plan Marshall, a la luz de la reconstrucción de Europa luego de la Segunda Guerra Mundial; el cual se fundamentó principalmente

en la producción de materias primas, alimentos, fertilizantes y vehículos. Su ideólogo George Marshall recibió el Premio Nobel de la Paz en 1953.

C.- Años 80. Crisis de la Deuda Externa o Década Perdida, impulsada por el alza de los precios del petróleo y por las bajas tasas de interés, que motivó a varios países latinoamericanos hacia un endeudamiento con el propósito de industrializar sus economías; pero cuando cayeron los precios se les hizo imposible pagar la deuda. Según la CEPAL, la pobreza aumentó considerablemente entre 1980-1990, se produjo un deterioro en la distribución de ingresos, aumentaron los indices de desigualdad, se disparó la inflación y disminuyó significativamente el poder adquisitivo de los ciudadanos generando graves problemas políticos y sociales. En cuanto a Venezuela, hubo igualmente liberación de precios, privatizaciones, control del gasto público, nuevos impuestos e incremento del precio de la gasolina,

D.- Año 2008. Se manifestó con la denominada Burbuja Inmobiliaria y de Crédito, en conjunto con la creación de instrumentos de alto riesgo que se inició en EEUU para luego afectar gravemente la economía global. En septiembre 2008, explotó la crisis de las “Hipotecas Subprime” cuyo efecto cascada impulsó que los índices bursátiles se derrumbaran e igualmente el sistema financiero colapsó. El PIB mundial se contrajo un 3,9% en las economías avanzadas y entre 2007-2009 se perdieron 27 millones de empleos.

E.- Año 2020. La crisis económica del Coronavirus no tiene precedentes, aun cuando puede inferirse que el nivel de pérdidas será similar a la crisis de 1929 pero más rápido; por tanto se hará necesarios instrumentar un rebrote actualizado del New Deal fundamentado en un incremento del gasto público estratégicamente orientado a un reforzamiento del sistema sanitario global.

La crisis de Venezuela del 2020, cuyo arranque puede ubicarse a finales de 1984, es fundamentalmente una crisis de oferta que puede conducir a una crisis de demanda; una situación donde una disminución de las tasas de interés tendría poco efecto habida cuenta de la presencia de una economía congelada la cual está claramente reflejada en una reducción de un 80% del tamaño de su economía, y por ende en una brutal caída de los indicadores socioeconómicos básicos. Ante tal angustiante situación, las acciones primarias han de orientarse a enfrentar la paralización o congelamiento económico como requisito combatir la incertidumbre; tales como: promover la estabilidad económica (ausencia de grandes variaciones en el nivel de producción, renta y empleo aunado a una poca variación de precios), la estabilidad financiera (capacidad para cumplir con sus obligaciones, actuales y futuras dentro de los plazos pautados), el crecimiento económico sostenido (patrón de crecimiento caracterizado por una marcha persistente y poco volátil ), promoción del empleo y trabajo productivo (condición para la reducción de la pobreza y el fomento del desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible), cooperación monetaria internacional (algunos bancos centrales a nivel mundial pudieren comprar parte de la deuda pública en favor de incrementar el gasto público), y obviamente la instrumentación de un muy bien perfilado Plan Venezuela Posible de gasto público; entre un largo etcétera.

Finalmente, resulta pertinente destacar que mientras Venezuela fue país miembro del Fondo Monetario Internacional (se retiró en el año 2007), apenas solicitó en 1989 Asistencia Financiera para intentar estabilizar su economía y reestructurar la deuda; y en 1996 firmó un Plan para recuperar la economía bajo la denominación de la “Agenda Venezuela”. Recientemente (ya retirada del FMI), Venezuela solicitó mediante una formal carta US$ 5.000 millones en el marco del denominado Instrumento de Financiación Rápida del Fondo; lo cual no fue ni siquiera considerado ya que el país no cumple con las exigencias del FMI en cuanto, entre otras cosas, de hacer público los datos económicos lo cual es una exigencia incluida en el Convenio Constitutivo del Fondo,

Jesús Alexis González 
jagp611@gmail.com
@jesusalexis_gon 

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