La tragedia
que hoy es Venezuela es producto del descuido ciudadano, hemos sido los
culpables de dejar convertir la tacita de oro latinoamericana en una vasija
sucia y maltratada. Tarde se reaccionó al chavismo, cuando nos dimos cuenta el
país estaba en manos acorazadas cuyo único fin es retener el poder a todo
costo.
El chavismo
mientras tuvo boom petrolero compró conciencias interna e internacionalmente,
apoyó economías, empresas y trabajadores de otras latitudes a fin de obtener
apoyos internacionales. Quienes recibían bonos o cualquier otro estipendio de
fácil asignación hicieron caso omiso de las advertencias variopintas que
avizoraban el desastre de hoy.
La
oposición que ha protagonizado no ha sabido descifrar su enemigo, no es rival,
en democracia se rivaliza si, en tiranías no, pues todo aquel que atente contra
el estatus quo es un enemigo y es tratado como tal. Demasiado caro pagaron los
demócratas del país pensando que electoralmente el régimen podría ceder
espacios, nunca cedió. Desde 2017 decidió prefabricar los procesos electorales
a su medida, sin embargo, ello le ha traído dos grandes consecuencias: la
abstención que lo ilegalizó e ilegitimó mundialmente, por otra parte, las
sanciones y demás actos punitivos que pesan sobre él.
Todo esto
porque la comparsa mediática e institucional de la que se hizo el chavismo
manejó la política como un entretenimiento, dividiendo el país en aquellos y
nosotros, “escuálidos y chavistas” … paradójicamente, luego de coquetear el 70%
de popularidad entre 1999 y 2006, en este 2021 el chavismo ni siquiera puede
ser tildado de “escuálidos” porque son una ínfima minoría… no se sorprenda, a
inicios de 2019 Guaidó bordeó el 80%, hoy no llega ni a 20, la política paga
con pesadas facturas.
Esa visión
destructora de nación tuvo éxito, nadie se interesó por el país, solo por su
bando, solo por atacar al contrario, “escuálido o chavista” eran los insultos
predilectos, acompañados de todo aquello con que los “líderes políticos” solían
complementar: majunche, enchufado, pelucones y pare de contar. 22 años en esta
confrontación estéril han degenerado esta Venezuela de indigna sobrevivencia,
ajena a su esencia… innatural.
Estamos en
2021, para colmo de males bajo una pandemia que ha hecho darnos cuenta de todo
lo que hemos perdido, todo cuanto requerimos para afrontar al Covid-19 no
existe, lo ha destruido estéril confrontación que abonó el terreno a quienes se
apoderaron del país a la fuerza. No contamos con una economía que sea capaz de
afrontar esta crisis sanitaria, ni siquiera tenemos moneda, nos mata la
hiperinflación. No tenemos sistema de salud público, no tenemos gasolina, gas,
gasoil, agua, no tenemos nada de lo que en la denominada cuarta república
sobraba o, al menos, era perfectible. Hoy nada sirve, y mientras continuemos
por este camino es irrecuperable.
Desde hace
rato llegó la hora de dejar de ser chavista u opositor, Venezuela nos clama,
llegó el momento de sobreponernos a las idiotizantes/destructivas ideologías,
llegó el momento de ser solo venezolanos, que despidamos del poder a todo aquel
que solo sabe excusarse de sus fracasos, llegó la hora de exigir hombres y
mujeres capaces, que se sepan vigilados y exigidos por una raza amante de la
libertad, de nuestra verdadera historia, de nuestra esencia.
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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