El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela cumplió y realizó el concierto como «La orquesta más grande del mundo», solo resta esperar en los próximos días la certificación oficial de Guinness World Records, para saber cuántos fueron los músicos que lograron la hazaña.
EL ENSAYO
LA EJECUCIÓN
El montaje debe tener un récord en cantidad de pantallas: hubo más de 30 compañías privadas de producción trabajando en esto»
PARA EL RÉCORD:
Debe ser ejecutada por músicos que superen el número (anterior 8.097). Que sean especialistas. Que cada uno sepa tocar el instrumento, que no compartan los instrumentos entre sí, y todos deben tocar durante la ejecución del tiempo que se va a tocar, al mismo tiempo que los demás. De lo contrario pueden ser descalificados.
Por cada 50 músicos habrá un supervisor garantizando que durante los 12 minutos de la Marcha eslava los ejecutantes estén tocando. Esa verificación generará un reporte que será enviado a Guinness World Records.
Otro protocolo será que cada músico tendrá un brazalete biométrico destinado a confirmar la presencia de la cantidad de personas necesarias para registrar el récord.
Luego se enviarán documentos probatorios y en tres o cuatro días se dará a conocer el veredicto oficial.
El director ejecutivo de El Sistema, Eduardo Méndez, recordó que la idea tiene como precedente un enorme concierto que se realizó hace tres años en Caracas: 10.071 músicos se reunieron en el Poliedro para despedir al maestro José Antonio Abreu, fundador de la institución hace 46 años.
La inquietud los llevó a contactar a Guinness World Records para certificar el logro, pero no había tiempo para tramitar toda la documentación necesaria, aunque el proyecto se mantuvo en pie. Hasta que, luego de retrasos por la pandemia, se retomó el proceso.
El intento consistió en ejecutar una obra sinfónica universal que tenga una duración superior a cinco minutos. El Sistema lo hizo con la Marcha eslava de Piotr Ilich Tchaikovsky. Al repertorio se añadieron el «Alma llanera», «El merengue del primer dedo», «Venezuela», «Chamambo» y el Himno Nacional.
«El repertorio seleccionado no fue solo por las reglas que debimos seguir, sino porque son obras que se suelen tocar en nuestros núcleos. Es parte de la metodología de El Sistema desde hace 46 años, y que se ha ido desarrollando para aumentar el nivel de los niños»
La logística, no tuvo precedentes en el país. Más de 2.600 habitaciones de hotel para estadía y 430 autobuses para traslado. Los niños tienen aproximadamente dos meses ensayando, en sus estados, en sus núcleos, preparándose para este momento. Hacen talleres, reciben formación de sus maestros en los núcleos. Decidimos que fuera una fiesta nacional, que vinieran niños y jóvenes de todo el país, es algo que está ocurrió el día de hoy.
La productora encargada fue Oz Producciones, representada por Jorge Redondo, quien explicó que el espacio para el concierto fue de 160 por 140 metros, por lo que fue necesario instalar un sistema cerrado de televisión con pantallas gigantes. «De esa manera los músicos pudieron monitorear al director para que no hubiese delay. El montaje debe tener un récord en cantidad de pantallas: hubo más de 30 compañías privadas de producción trabajando en esto»
Todas las carreteras y los aeropuertos del país están le llenaron de música, de niños y jóvenes que vinieron a Caracas a participar de este gran evento.
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fundación Musical Simón Bolívar), es un programa de educación musical en Venezuela, originalmente llamado Acción Social para la Música, cuya misión es sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música, a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y desarrollo humanístico.
El proyecto se dio a conocer internacionalmente en 1995, con la actuación de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil en el Kennedy Center de Washington (EE.UU.). Su destacada calidad artística ha llevado a las Orquestas del Sistema por todo el mundo, llegando a actuar en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, y ante el Papa San Juan Pablo II.
EL EVENTO
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