Estamos fregados, la política venezolana continúa su rumbo catastrófico, se obra en las orillas, en los márgenes, no en el tema central, en la realidad. Es triste observar cómo connotados analistas y políticos curtidos continúan insistiendo en vías convenientes solo para el chavismo ¿Será ingenuidad, complicidad, resignación?
Recientemente uno de ellos, quien no mencionaremos porque no es un tema personal sino de intentar aportar al enfoque pragmático, insistía en que el revocatorio no debe convocarse motivado a que no están dadas las condiciones, el régimen puede bloquearlo como en 2016, además aconsejaba que el objetivo debería ser las presidenciales 2024…. ¿En serio?
Nos preguntamos ¿Qué proceso electoral el régimen permitiría celebrar sin su ingeniería ilegal e ilegítima cuando su rechazo se incrementa día a día? Pues ninguno, sobre todo atendiendo a todas las deudas que posee con la justicia dentro y fuera del país, adeudos que le genera esquizofrenia enfrentarlos sin ser poder absoluto en Venezuela.
Para quienes piensan en las presidenciales 2024 permítanme señalar están espantosamente equivocados en evento y estrategia, pues los mismos ardides que usa el chavismo hoy día los continuará utilizando en 2024, 2025, 2026, en todos y cada uno de los procesos electorales que le permitan organizar con sus instituciones psuvizadas.
El “revocatorio”, léase bien, solo es plausible, en primer lugar, con el acompañamiento masivo de los venezolanos y, en segundo lugar, convocado por la oposición reconocida de la mano de la comunidad internacional como garante y observadora. Sin embargo, dejémonos de ilusiones en cuanto a su activación, el castrismo venezolano jamás lo permitirá “sanamente”, con esta estrategia se buscaría activar la protesta social, generar protestas sostenidas en cada paso burlado por las instituciones chavistas, volver al dinamismo político real.
Ha sido la protesta social, permitida constitucionalmente, la que ha doblado al régimen, lamentablemente, dichos esfuerzos han sido traicionados por una diligencia opositora que a través de presuntos diálogos y elecciones han cedido ante el régimen de manera vulgar, incluso con razonables dudas de complicidad.
Debemos comprender que no puede existir diálogos con quien se ha burlado de él hasta el hastío y solo lo ha usado para ganar tiempo e imponer sus condiciones. No se puede dialogar con quien la democracia ha sido solo un comodín verborreíco y en la práctica la profana afanosamente. No puede haber elecciones sin institucionalidad, en Venezuela las instituciones son sedes del Psuv, jamás de los jamases permitirán un proceso electoral atente contra el “proyecto chavista”. Por ello, a pesar de ser el régimen más rechazado en la historia de nuestro país, el chavismo se desvive por consumar elecciones, van cerca de 3 decenas.
No tenga la menor duda, todo aquel político que desee convocar procesos electorales “inocentemente” en condiciones absurdas, que plantee más diálogos o presuntos pactos es pro chavista, así de claro. Por otro lado, todo líder que llame a desconocer la agenda chavista, que busque animar la presión social, ese puede ser considerado opositor.
Pensar en las presidenciales 2024 es un acto tan ilógico como insano, sería rendirse y premiar toda la ilegalidad e ilegitimidad que tanto daño y sufrimiento le ha causado al país, sería ofender la memoria de quienes perdieron sus vidas, su libertad. Sería premiar a los responsables de la destrucción de las familias, de las tragedias que padecen los venezolanos fuera de nuestras fronteras. Sería burlar la memoria de nuestros próceres quienes en la peor de las condiciones supieron alzarse triunfadores para heredarnos todo lo que el chavismo nos está arrebatando.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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