domingo, 27 de febrero de 2022

PEDRO ELÍAS HERNÁNDEZ: EL LADO CORRECTO DE LA HISTORIA

Hay quienes afirman que la revolución bolivariana está sobregirada. Es posible, pero si es así ¿por qué? Y la respuesta hay que buscarla en la calidad de oposición que ha tenido enfrente hasta hoy. A mi juicio, parte del error de los adversarios al régimen bolivariano es definirlo como a un grupo autoritario, de inescrupulosos y de criminales.

Tal caracterización es incorrecta, ya que constituye una respuesta intuitiva y hasta histérica, que no ayuda a entender el fenómeno. Olvida algo básico: no se está enfrentando a un gobierno o a un régimen, se está enfrentando a una revolución en el poder, lo cual es mucho más letal para cualquier país. Lo que se desprende de lo anterior, y que define su naturaleza, es que las revoluciones y los revolucionarios creen estar “del lado correcto de la historia”, una idea muy viciosa y deformante, que hace que las revoluciones y los revolucionarios sean eventos y sujetos políticos muy peligrosos.

No existe tal cosa como “el lado correcto de la historia”. Existen ideas o causas moralmente correctas, que es otra cosa muy diferente, ya que lo primero nos remite a lo peor del historicismo de la teoría marxista, que instruye a los que detentan el poder, para en nombre de sus ideas, cumplir inflexiblemente y a cualquier precio el mandato que dictan las profecías sociales de las que son devotos. El gulag en la extinta URSS, el paredón cubano y el Muro de Berlín, son ejemplos, por citar sólo algunos, del legado de las utopías socialistas.

El error básico de la oposición venezolana sigue siendo que no ha entendido bien la naturaleza de su adversario. Siempre lo desafía en su terreno. La Ley de vida de las revoluciones es el conflicto. Se les da muy bien, están en su elemento. Es su fortaleza. 

Su debilidad : todas las revoluciones degeneran en gobierno. El conflicto y la turbulencia constituyen la ley de vida de las revoluciones. Es su fortaleza. Su debilidad: hacer de forma competente la rutina que supone la buena marcha de una gestión pública. Todas las revoluciones degeneran en gobierno, una verdad que amarga y tempranamente descubrieron a partir de 1910 los revolucionarios mexicanos. “Y la revolución degeneró en gobierno” célebre frase que se le atribuye a Emiliano Zapata.

Lo lógico sería combatir a la revolución bolivariana de manera sistemática y orgánica en atención a su altamente deficitario desempeño, apuntando sobre su precaria capacidad de gestión. Esto requiere gran sentido del oficio político. Demanda una acción constante de partidos políticos, asociaciones y gremios que cuestionen de forma cotidiana las carencias sociales y plantee soluciones a cada problema, en cada momento y sitio.

Nada de eso caracteriza a los factores que antagonizan al chavismo. Por el contrario, lo que hemos visto son movimientos y maniobras temerarias que de forma episódica se activan cada cuanto tiempo, con resultados muy pobres y hasta trágicos. Esta es la verdad que está detrás de cada fracaso opositor. Sin embargo, lo que no deja de ser notable es que, de forma casi espontánea, el músculo democrático venezolano responde, una y otra vez, a pesar de las derrotas y se vuelve a levantar por su enorme apego a la libertad.

Pero no hay que confiar demasiado en que ese músculo democrático conserve indefinidamente sus atributos atléticos. Por desgracia, lo que se conoce en la disciplina de la demografía como “factores de expulsión”, está provocando la inmensa diáspora venezolana que trágicamente conocemos. Tal fenómeno a la larga puede dejar dentro del país sólo a una población resignada y cada vez más envejecida que viva de las remesas y del emprendimiento de los millones que decidieron buscar oportunidades más allá de nuestras fronteras.

Pedro Elías Hernández
pedroeliashb@gmail.com
@pedroeliashb
Venezuela

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