lunes, 11 de abril de 2022

CAROLINA JAIMES BRANGER: SENTADITOS SE VEÍAN MÁS BONITOS. DESDE VENEZUELA

AUTORIDADES UNIVERSITARIAS MADURISTAS Y DEVALUADAS

“Por si fuera poco lo anterior, habría que añadir la falta de ética, de liderazgo y mistica por parte de las autoridades rectorales ante hechos recientes”.

Viernes 8 de abril en horas de la mañana. Una nueva cohorte de graduandos de la Universidad Simón Bolívar se encuentra en el paraninfo para asistir a su acto de graduación. Hay pocos asistentes. Muy pocos para ser un acto de grado, donde usualmente van tantas personas, pero estamos en tiempo de pandemia.

La oradora representante de los nuevos profesionales es la arquitecta Gabriela Álvarez. Su discurso comienza, como muchos discursos de graduación, agradeciendo a padres, amigos, novios y, por supuesto, a los profesores -quienes a pesar de los salarios de miseria que devengan- siguen sembrando futuro. Dedica sus palabras a la memoria del querido y recordado rector Henrique Planchart. Pero después de sus muy sentidas gracias, Gabriela dijo verdades del tamaño de una catedral:

“Pero la realidad de la universidad es otra. No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice el dicho. Y la realidad está aquí adentro y allá afuera, visible a los ojos de todos. La universidad está en mengua. Nos (ininteligible) una realidad aplastante, a una institución en decadencia, a una puesta en duda del futuro de nuestra casa de estudios. Por si fuera poco lo anterior, habría que añadir la falta de ética, de liderazgo y mística por parte de las autoridades rectorales ante hechos recientes”.

¡Tomen su tomate! ¡Se los dijo sin ambages y por toda la calle del medio!

En ese momento se levantaron los profesores Jorge Stephany, Víctor Theoktisto y José Vicente Hernández Estupiñán y abandonan el paraninfo. El único que se quedó en su puesto fue el Secretario Cristian Puig ¿Creerían que iban a intimidar a Gabriela y a sus compañeros? ¡Nadie se inmutó, nadie se movió y Gabriela continuó! Me alegra que mientras se iban, los profesores pudieron escuchar parte de lo que dijo la joven a continuación:

“Que sean los valores los que guíen nuestras instituciones y caminos a transitar. Que sean la mística, la honestidad y la responsabilidad las que nos lleven a conquistar el futuro. Que prevalezcan la solidaridad y el respeto en el cultivo de las relaciones humanas”. (En ese momento terminaron de salir los “ofendidos”. Como ha sucedido últimamente en varias partes del mundo, quienes ofende terminan sintiéndose ofendidos… mala moda).

“Que sea la búsqueda de la excelencia la que nos caracterice y que el genio reine y la luz y la energía sean eternas por siempre…”

Aplausos de pie para Gabriela. Lamento que sus compañeros no hayan estallado en vítores cuando puso en su sitio a los papanatas y arrastrados, pero el miedo, ciertamente, es libre. Esas “autoridades” de comiquita, espurias e ilegales de toda ilegalidad se merecen muchos más epítetos que los que les dio la Arquitecta Álvarez. Lo peor es que si ellos no se hubieran marchado del acto, éste hubiera pasado completamente por debajo de la mesa. Pero por arrogantes ahora están de tendencia nacional en Twitter y de comidilla en todas las redes sociales.

Al momento que escribo estas líneas no sé si en el acto -postergado para horas de la tarde- se llevó a cabo y los graduandos se convirtieron en graduados. Si no fue así, procede un recurso de amparo… lo malo es que quienes integran el TSJ son de la misma calaña que la de las tres “autoridades” que abandonaron el aula.

Y es que la autoridad ni se designa, ni se decreta. La autoridad se gana. Y lo que está a la vista, no necesita anteojos.

Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb
Venezuela

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