"Solo allí donde los Estados se hallen en situación de que cada ciudadano fuese para el otro tal como lo requiere la solidaridad absoluta, solo allí podrían estar seguras en conjunto la justicia y la libertad. Pues solo entonces si se le hace injusticia a alguien se oponen los demás como un solo hombre". (Karl Jasper, La Filosofía, 1953).
La Dirección Nacional y las Directivas Regionales de la Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), expresión de la sociedad civil organizada en Venezuela, ante la decisión de la Federación Rusa de ocupar territorio de Ucrania mediante la guerra; al considerar que dicha acción compromete la existencia de principios y valores que han sostenido y sostienen los frágiles equilibrios que han posibilitado un mundo en que los conflictos bélicos no sean la regla de convivencia y solución de diferencias; cumplimos con el deber de sumarnos a las voces y sentimientos que piden y anhelan un cese inmediato de la muerte, la destrucción, el desplazamiento y el hambre en el mencionado territorio, en los siguientes términos:
PRIMERO: Las imágenes que desde hace días nos llegan de Ucrania, más allá de las narrativas que pretender dominar el escenario que resume la confrontación, dan cuenta –nuevamente- de la muerte y destrucción que genera la guerra como solución a nuestras diferencias, o como mecanismo al que recurrimos para colmar nuestras apetencias. También, exhiben una imperdonable incapacidad de gobiernos e instancias multilaterales para prevenir y conjurar conflictos que afectan –fundamentalmente- a gente inocente, ajena a complicadas nociones geopolíticas geoestratégicas y militares, o sofisticados cálculos económicos y energéticos. Desde Troya, los motivos de la guerra recogen episodios llenos de gran heroísmo y, también, de abyecta e imperdonable futilidad.
SEGUNDO: A mediados del siglo pasado, la Carta Fundacional de la ONU sirvió para erigir una institucionalidad que, con deficiencias y retrasos, se ha ocupado de hacer valederos y eficaces los principios y valores conciliados y declarados después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, cuando tenemos 22 años que inauguramos un nuevo siglo y un nuevo milenio, es evidente que el mundo ha cambiado y, como consecuencia de estos cambios, enfrenta nuevas y diversificadas amenazas. Prueba de ello, la penúltima: la pandemia ocasionada por el COVID-19. A pesar del acelerado desarrollo científico y tecnológico observado en los últimos 30 años, registramos que la civilización no ha podido erradicar el primitivismo que sigue apareciendo en estos episodios bélicos de hoy. Un desarrollo tecnológico, científico y militar que se combina con el no erradicado primitivismo, nos ha dado la última e inminente amenaza: un conflicto nuclear.
TERCERO: La paz mundial hoy ha dejado de ser un asunto de gobiernos y organismos multilaterales. La invasión de Rusia a Ucrania ha ocasionado una reacción planetaria; superando distancias, idiomas, razas, credos, ideologías y culturas. El ciudadano común en todo el mundo rechaza y deplora este proceder. No se puede estar de acuerdo con la reinstitucionalización de la violencia como mecanismo que dirime nuestras naturales y evidentes controversias.
Más allá de la violencia que deploramos, también está el asunto de la inobservancia de las reglas e instancias que velan por su cumplimiento. Casos muy bochornosos se presentan en la realidad concreta: la agresión militar rusa sucede mientras Rusia preside el Consejo de Seguridad de la ONU; y, Venezuela integra la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que atiende las posibles violaciones a derechos humanos en el citado conflicto armado, cuando está investigada por violación de DDHH ante la Corte Penal Internacional. Hoy el mundo conoce fehacientemente que estas instancias caminan entre el sin sentido y la adulteración evidenciando objetivamente complicidades contrarias a su origen y razón
CUARTO: La Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), expresión de la sociedad civil organizada de Venezuela, cuya misión es el desarrollo de una ciudadanía capaz de cumplir su vocación protagónica en el sostenimiento y la defensa de los principios y valores que nos imponen nuestra nación y nuestra pertenencia a “la familia humana”, expresa su pesar a los pueblos de Rusia y Ucrania, verdaderas víctimas de la intolerancia, el primitivismo y la abyección. Igualmente, a los pueblos de naciones vecinas al conflicto, las que han empezado a soportar -con solidaridad que Dios permita que no haga falta que perdure- los rigores del éxodo y el desplazamiento, con toda la carga que estos fenómenos conllevan.
QUINTO: Finalmente, desde Venezuela, nación con sus propias calamidades y retos, hacemos un alto para manifestar nuestro rechazo a la agresión, a la muerte, a la destrucción; elevando una plegaria por el fin inmediato de la guerra en Ucrania, y por la vuelta clara y firme al cumplimiento de los instrumentos jurídicos internacionales que vinculan a todas las naciones, en específico, las que regulan las diferencias en materia de seguridad entre Ucrania y Rusia, como único camino cierto hacia la paz duradera, y como testimonio de una voluntad animada por una verdadera conciencia humana, que sea celebrada y agradecida por la ciudadanía mundial.
Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO
En Caracas, Venezuela, a los 6 días del mes de marzo de 2022.
Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO)
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