Pasó
La Navidad. Una nueva sensación de alegría ha sido evidente en estos días. La
gente se sacó el clavo del desastre al que este régimen ha conducido a la
nación. Al menos temporalmente. Hemos dicho que en el voto expresado el pasado
6D hubo una mezcla de castigo hacia lo presente, pero también de enorme
esperanza con relación al futuro inmediato que está por iniciarse. Eso que
llaman el “alto gobierno cívico militar” que conduce la dupla Maduro-Cabello, a
pesar de haber aceptado los resultados electorales, no pareciera asimilar, ni
siquiera entender, la verdadera naturaleza de la línea trazada por el Soberano
con su voto.
Esperábamos
algunas señales positivas. La más importante por estos días hubiera sido la
liberación absoluta, sin condiciones chantajistas, de todos los presos
políticos, el regreso de exilados y asilados voluntarios, el cese a la
persecución y al acoso a ciudadanos colocados en situación irregular y ponerle
punto final a la penalización o criminalización de la actividad política lo
cual incluye a la libertad de expresión de las personas y los medios de
comunicación sometidos a juicio o condenados arbitrariamente.
Cuando me refiero
a los presos me refiero, no sólo a los detenidos a raíz de los sucesos de 2014.
Por supuesto que sí, especialmente a Leopoldo López y Antonio Ledezma, pero
también a otros de los cuales poco se habla como los ex comisarios de la
policía metropolitana, de los comisarios Guevara, de Víctor Manuel García, al
hijo del general Baduel y otros que harían la lista interminable. Nada de esto
ocurrió. Perdieron una oportunidad de oro para hacer un gesto de buena voluntad
que mejoraría, sin duda, el ambiente enrarecido que existe hasta ahora.
Por el
contrario. Los pataleos de ahogados no se han hecho esperar. Amenazas,
declaraciones destempladas y absurdas, actuaciones al margen de la Constitución
y llamados a la violencia para los primeros días de enero, entre otras cosas,
colocan a los demócratas en expectativa vigilante y organizada frente a la
dictadura. El cambio es indetenible, hagan lo que hagan.
Nuestra
posición no es de retaliación ni de venganza. Buscamos el bien del país, el
entendimiento entre los sectores fundamentales, pero sin olvidar la justicia y
la reparación a las víctimas de tantos atropellos. Esa tiene que ser la línea
maestra de la nueva Asamblea Nacional al ejercer sus funciones de legislación,
fiscalización y control.
Este
es el camino para corresponder a la gran esperanza existente. Tengo fe en los
nuevos legisladores, en su vocación democrática y en cuanto a haber entendido
la naturaleza de su misión. Cambio radical y profundo para la reconstrucción de
la república.
Oswaldo Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
Desde El Puente Rafael Urdaneta
Prensa Alianza Popular
prensaalianzapopular@gmail.com
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