Los días en Venezuela no han podido ser más
convulsos. Cuando ya se suponía que la palabra del pueblo se había expresado
claro: rebelión con el voto, el régimen en su desespero, a pesar de que
presuntamente había aceptado su derrota, ataca de nuevo, valiéndose de sus
acólitos en las otras instancias del poder.
Es lógico. Existe miedo de tener
que rendir cuentas después de tanto abuso de poder y de tanto “desaparecer” la
riqueza nacional. Nadie que va a morir lo acepta. Hay un “pataleo” natural en
aquellos que son colgados por el cuello. En los que se ahogan, en la silla
eléctrica. Lo digo porque lo he visto en las pantallas de televisión.
Pero a estas alturas de la decadencia y la
desaparición de eso que se atrevieron a llamar “socialismo del siglo XXI”, ya
no hay vuelta atrás. Este régimen será recordado como la mayor plaga que le
pudo haber caído a esta linda república. Una vez que se abra esa “Caja de
Pandora” por la nueva Asamblea nacional, quienes aún dudan de los delitos,
llámese corrupción desmedida, nepotismo, nóminas paralelas, y paremos de
contar, no podrán dar crédito a tanto.
Mi imaginación no da para tanto. Quizás
podamos saber a dónde fueron a parar los miles de millones de dólares
desaparecidos que trajeron como consecuencia este momento que vive la
república. Único en la historia republicana. Nunca imaginado por nadie. Pero llegó la hora.
El pueblo esperó pacientemente el 6-D,
mientras recibía en silencio los latigazos en la espalda. No valieron las amenazas, la presión, la
propaganda, el chantaje, la compra de conciencia. Ahora tendrán que rendir cuentas de sus
delitos. Y eso no está fácil porque han sido muchos años y hay mucha gente
involucrada. Ya sabemos qué pasa cuando el barco se hunde. Tratarán de salvar
el pellejo. Algunos no podrán hacerlo porque están hasta el cuello. Otros, como cuando cayó la Alemania de
Hitler, buscarán negociar diciendo la verdad de los hechos.
Antonio López Villegas
altatribuna@yahoo.com.mx
@lopezvillegas7
Caracas - Venezuela
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