Los tiempos y el
clima político en que millones de venezolanos participaron en el proceso
electoral del 6 de diciembre, cuyo
resultado impactó al país y al mundo democrático, no sólo por la contundente
derrota del partido de gobierno, sino
también por su estilo pacífico en
el que abordaron diferentes aspectos de la realidad nacional como la
inseguridad, el desempleo, la inflación, la libertad de expresión y el derecho
a manifestar libre y pacíficamente, corren el peligro de desaparecer por la
virulencia del discurso del Presidente
de la República y del Capitán Diosdado Cabello, presidente de la moribunda
Asamblea Nacional.
Desde que la Alternativa Democrática comenzó a quitarle la calle al partido de gobierno,
éste cerró toda posibilidad de debate, no sólo porque no podían defender su colapsada obra de
gobierno, sino también porque la muerte
del Comandante Chávez los dejó sin el liderazgo que una vez tuvo a su lado, miles de personas
que lo vitoreaban y se le acercaban a saludarlo en las principales ciudades de
país.
Sin embargo, a estas alturas del proceso de transición que
se avecina, lo importante es como convencer a los chavistas de que no habrá
persecución ni discriminación por parte de la mayoría calificada que ganó la
oposición en la Asamblea Nacional e incluso de un posible gobierno de la Alternativa Democrática, cuyos
principales dirigentes han dirigido
varios mensajes a sectores e instituciones fundamentales del país, garantizando
el pleno ejercicio del Estado de Derecho.
Y aunque también es obvio que la carga política para
contener la tendencia autoritaria del régimen no puede descansar exclusivamente
en los hombros de los diputados de la Alternativa Democrática, ya centenares
o miles de venezolanos han manifestado
su voluntad de contribuir a la
reconciliación nacional. Igualmente los partidos que integran la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD) y gremios independientes, han dejado claro que no
renunciarán a la lucha por eliminar la
discriminación política en cuanto a quiénes tienen derecho a transitar, visitar
y realizar manifestaciones pacíficas en todo el territorio nacional.
La reconciliación nacional es de interés para la vida
democrática de jóvenes, adultos y viejos, pero el tiempo apremia. Si la
generación política que ha dirigido el país en los últimos 16 años, responsable
de la polarización y del fracaso de las políticas públicas aplicadas, no es
capaz de contribuir a reconciliar a los venezolanos, nuestra
El 6 de diciembre no
sólo se eligió una nueva Asamblea
Nacional con mayoría calificada, democrática, que sorprendió tanto al gobierno
como al mundo democrático, sino que
también generó una violenta, aunque tardía reacción, en la cúpula
maduro-cabellista y sus seguidores comprometidos o señalados como incursos en
delitos de corrupción, narcotráfico y de lesa humanidad. El país puede
enfrentar una dura prueba entre las instituciones fundamentales de la nación,
si la provocación de grupos paramilitares que apoyados desde el gobierno tratan
de crear un caos generando actos de violencia contra el nuevo parlamento u
otros organismos clave para que la ciudadanía viva en paz.
Para evitar actos de violencia o reducirlos a su mínima
expresión, es imprescindible que las instituciones básicas de la nación,
reflexionen y crean en la palabra de los dirigentes de la Mesa de la Unidad
(MUD), que se han comprometido a legislar
sin discriminación política. Se tiene que eliminar la prédica de la división de
la sociedad y de la descalificación de quien no piense como el gobernante del
momento, tal como lo ha venido haciendo el heredero de Hugo Chávez desde la
Presidencia de la República. La experiencia
de la mayoría de los integrantes de la Alternativa Democrática y la convicción de que para alcanzar el
progreso del país se requiere una atmósfera de paz, confianza y trabajo
mancomunado del gobierno con empresarios y trabajadores, es fundamental garantía
que la nueva Asamblea Nacional ofrece a los venezolanos, para el reencuentro y
la reconciliación, para contribuir a la creación de una vida civilizada en una
nación libre y soberana.
Concluyo con lo que afirmé en artículo anterior: Para
que los habitantes de una nación disfruten de una cultura de paz, se requiere
de la formación de ciudadanos pacíficos, respetuosos del Estado de Derecho,
capaces de rechazar todo llamado o simple insinuación a la violencia.
Juan Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
Miranda - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario