viernes, 4 de diciembre de 2015

RICHARD CASANOVA, LAS AMENAZAS DE NICOLÁS MADURO

El primer error de Maduro es convertir una elección parlamentaria en un plebiscito presidencial con sus amenazas de no entregar el poder (¿?) y salir a la calle si pierden los comicios, como todo indica. Puras bravuconadas... Uno se pregunta ¿con cuál gente saldría a la calle?  Interrogante que nos remite –por ejemplo- a su patética visita a Anzoátegui para inaugurar obras inconclusas: muy pobre la asistencia pese a la “convocatoria” oficialista, presiones y prebendas. 

La verdad es que la decepción cunde ante el colosal fracaso y la obscena corrupción. No hay revolución que defender, la boliburguesía del PSUV insulta a los pobres con su nivel de vida ostentoso y el cuento de que "Chávez vive" para seguir desangrando a la Nación.  

Pretender desconocer los resultados contando con grupos radicales o con una cúpula militar corrupta es iluso, esa ínfima minoría es incapaz de torcer la voluntad del país y además, en el mundo castrense subyace una fuerza institucional tan mayoritaria como el sentimiento de cambio que recorre las calles. Por si fuera poco, la presión internacional a favor de la democracia se incrementa aceleradamente y habida cuenta de la extrema debilidad del régimen, un zarpazo sería una aventura descabellada y seguramente insostenible.

Para una intentona, Maduro deberá valorar que en el “chavismo” hoy conviven tres grandes grupos, al menos. 

En primer lugar, están los corruptos y estafadores que aprovecharon la revolución para amasar fabulosas fortunas e involucrarse en negocios tan oscuros como el narcotráfico. A esta cúpula si le interesa un golpe, sueñan con un escenario de violencia que deje en cenizas al país e intactas sus fortunas, no les interesa el futuro político sino como evadir una investigación. Pero ninguno de ellos piensa en tomar un fusil para defender a Nicolás, son los primeros en abandonar el barco cuando hace aguas.   

En cambio, quienes –luego de la derrota- se quedan en Venezuela, se plantean dos alternativas: 

1) Se suman a la nueva mayoría. Los mismos que acompañaron el sentimiento mayoritario que alguna vez encarnó Hugo Chávez, observan que ahora la mayoría y el cambio están en la otra acera, se sienten embaucados por esta “revolución” y con derecho a ser protagonistas en esta nueva etapa. Los tiempos de cambio se sustentan en una esperanza renovada y arrasan con viejas solidaridades, plantean una nueva relación y otro balance de poder en la sociedad. También hay dirigentes de base y cuadros medios que perdieron la confianza en los administradores del legado, apuestan a un cambio y entienden la conveniencia para el país de una renovación del liderazgo. ¿A esos compatriotas Nicolás Maduro les va a decir que salgan a la calle contra su propio pueblo?  

2) Pasan a ser la oposición de esa nueva mayoría. Dirigentes nacionales y grupos de la periferia están pensando en cómo capitalizar el post-chavismo. 

Aun perdiendo las elecciones, esa fuerza política podría tener un rol importante en el futuro.  Si es reconocida como oposición, "queda viva" y entra en el juego de la alternabilidad, sobre todo si la Unidad Democrática pierde cohesión luego de derrotar al oficialismo. 

Desde esta perspectiva, un golpe o un autogolpe líquida el futuro político de esa fuerza.  ¿A cuál de esos tres grupos pertenece Nicolás Maduro?  Lo veremos el 6D… Lo seguro es que el cambio nada lo detiene y superaremos esta hora oscura. ¡El pueblo saldrá a la calle pero a celebrar!

Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova

Caracas - Venezuela

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