¿LA ANTIPOLITICA?
La alianza opositora venezolana denominada Mesa de la Unidad Democrática
(MUD) hace meses viene recibiendo severas críticas desde distintos ángulos y
perspectivas, algunas de las cuales buscan mejorar su funcionamiento y otras,
sencillamente, destruirla.
Quienes prefieren su muerte indican abiertamente que sus principales
dirigentes sufren un grave problema de incapacidad e integridad, que la
convierten en “oposición oficial” o, en todo caso, en instancia funcional al
régimen.
El renovado auge de
la antipolítica.
La antipolítica es, esencialmente, anti institucional y se alimenta de
la precariedad social, la pobreza, la marginalidad, la exclusión y la debilidad
institucional que se produce con el agotamiento de la “forma partido” de hacer
política. Este fenómeno operó contra la democracia de partidos vigente hasta
1999 y hoy opera esencialmente contra la MUD y algunos de los partidos que en
su seno intentan recuperar la política como herramienta de cambio.
“Que no les quede la menor duda. La MUD / AN es OPOSICION OFICIALISTA.
Son el muro de protección de la TIRANIA COMUNISTA” (05/01/17). Aura Palermo /
@APIntegra / 10,5k seguidores.
La antipolítica estimula formas alternas de acción colectiva que niegan
tanto los métodos tradicionales como el ejercicio mismo de la política, sobre
todo entre quienes se sienten insatisfechos con una dinámica respetuosa de la
formalidad electoral. En ese sentido, el reforzamiento y retroalimentación
entre la antipolítica y las redes sociales no resulta casual. No hay nada más
personalista que las redes sociales. El surgimiento de múltiples líderes de
opinión gracias a estas redes, hizo evidente que una buena parte de ellos son
vehículos de la antipolítica porque desprecian abiertamente a los políticos
profesionales, a sus partidos y sus concepciones ideológicas, destacando un
afán pragmático, personalista y protagónico que los convierte en jueces y
verdugos de toda acción promovida por la única instancia formal de coordinación
política de la oposición, que es la MUD. Para ellos nada se hace bien y toda
decisión debe sentarles como traje a la medida.
Estas prácticas antipolíticas encuentran en el contexto actual de
Venezuela un caldo de cultivo excepcional. En la calle se constata que la
situación socio económica es sencillamente trágica, que se agotó la paciencia y
que ya el cambio es para muchos un asunto de vida o muerte. En virtud de ello,
no podemos esperar desaprensivamente una señal de cambio proveniente del
régimen. El cambio debe construirse desde la calle y con la gente y, por eso
mismo, todo error que beneficie al régimen y todo síntoma de debilidad ante el
mismo, será interpretado como traición.
“Es inconveniente mantener la fe en la política en medio de tanta
putrefacción moral. Invito a buscar la verdad, en vez de la esperanza”
(05/01/17). Erik Del Búfalo / @ekbufalo / 26,8k seguidores
En tal contexto, los propulsores de la antipolítica, los radicales,
extremistas, tontos útiles y enemigos de ocasión o históricos, aprovecharán los
recursos a su alcance para demoler organizaciones políticas, reputaciones y
carreras. En esta línea no hay espacio para la rectificación. Una vez derramada
el agua no podrá recogerse.
La antipolítica no es neutral. Busca influir en la actividad pública
redefiniendo los espacios políticos a contracorriente de la política
institucional. Por ello, resulta suicida prescindir de la MUD sin contar con un
mecanismo institucional alterno y superior. No es racional cambiar lo que se
tiene, por lo que no se tiene.
Una reestructuración
necesaria.
Desde la perspectiva de quienes reclaman una mejor política se han hecho
también serias observaciones al funcionamiento de una alianza que durante el
año 2016 cometió graves errores. Desde esta perspectiva se ha dicho que la MUD
se “alejó de la democracia” para tomar decisiones claves; que enfrenta
contradicciones derivadas no sólo de la diferencia de enfoques sino de la falta
de discusión interna y que sufre de falta de cohesión y coherencia. Además,
desde los extremos se le acusa de hacerle caso a las voces radicales que
dominan las redes sociales al mismo tiempo que ignora a los aliados internos; y
que ha sido timorata al desactivar las manifestaciones de calle, cuando más
activa y decidida se encontraba la población.
En general, la falta de debates internos que ayuden a superar la
emocionalidad de la coyuntura; la ausencia de acuerdos nacidos de amplias
consultas y la desatención fáctica de los problemas cotidianos de la gente,
resaltan entre los señalamientos más serios.
En este sentido será necesario considerar que si se asume la unidad como
compromiso prioritario y herramienta esencial para la reconquista pacífica,
civil y constitucional de la democracia en Venezuela, se tienen que encarar,
entre muchas otras, las siguientes tareas:
Desplegar una clara línea
de acción y un mensaje político coherente.
Integrar a todos los
sectores sociales comprometidos con el cambio.
Dotarse de una normativa
que canalice internamente tanto las diferencias como el ejercicio democrático.
Profundizar la
movilización popular con una agenda de calle.
Fortalecer técnicamente la
organización electoral de la MUD.
Conectarse más
efectivamente con el clamor de la gente que sufre en el país.
Establecer un método
consensuado y uniforme que ordene la rotación de la coordinación de la MUD en
todos los niveles.
Hacer fluir más
eficazmente la comunicación de la MUD nacional y regional hacia los municipios.
La ruta electoral.
La ruta electoral es capital por lo que debe insistirse en una
estrategia que combine la búsqueda de máximos (la realización de elecciones
generales anticipadas) y mínimos (la realización de las elecciones de
gobernadores, legisladores, alcaldes y concejales).
Es demasiado compleja la actual situación de Venezuela y ella exige
realizar esfuerzos para luchar simultáneamente por la libertad de nuestros
presos políticos; el retorno de los exiliados; el cese de los procesos
judiciales de persecución a la disidencia política y a la protesta social; la
reconstrucción de la independencia e institucionalidad de los poderes y las
elecciones regionales y locales. Estas elecciones constituyen un derecho
constitucional que no puede postergarse, máxime cuando ya los actuales
gobernantes regionales tienen su mandato agotado.
Transitar la ruta electoral necesariamente exige la realización de
elecciones primarias donde no sea posible construir amplios consensos. Está
claro que el pueblo rechaza las decisiones burocráticas basadas en acuerdos
cupulares para seleccionar a los candidatos opositores y que la reconstrucción
de la democracia comienza por adoptar las primarias como mecanismo natural para
la selección de los candidatos de la democracia.
Luis Loaiza
lloaizar@gmail.com
@lloaizarin
Merida-Venezuela
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