EL AGUIJÓN
Generar opinión en un país donde los elementales derechos a la libertad
de expresión son violentados permanentemente por la hueste de la revolución
siglo XXI, es asumir riesgos desconocidos en convivencia democrática.
Lo sucedido al profesor jubilado de la universidad de Carabobo, Santiago
Guevara, es la continuación de las acusaciones realizadas por el régimen en
contra de quienes se atreven a decir y llamar las cosas por su nombre.
Promover el cambio en la actual gestión gubernamental nacional y estimular
la conciencia ciudadana y universitaria del sector estudioso del país, no gusta
a quienes acostumbrados a la miseria y el rencor activan contra el pensamiento
crítico y responsable.
Son acontecimientos generados desde la visión de gobernantes sectarios,
ambiguos, totalitarios. Es el peso de la injusticia quien cobra fuerza para
imputar delitos fuera de contexto racional, pero a la luz del atropello, llenos
de gracia para sus defensores.
No se puede acusar de traición a la patria, a quien la defiende y señala
un camino para mejorar las condiciones infrahumanas a las que someten a los
ciudadanos el partido oficialista PSUV, y sus fuerzas de lacayos persecutores de la libertad y la
decencia.
Al igual que el profesor Santiago Guevara se encuentran millones de
venezolanos, quienes reclaman permanentemente el derecho a vivir con dignidad.
Así se encuentra el jubilado y pensionado que no recibe el derecho al cesta
ticket porque el régimen se lo niega. Igual se encuentra el empleado activo,
que ve ingresos devaluados con incrementos que no van a incidir en sus
prestaciones sociales y que producto de la alta inflación, al salir jubilados
se van a ver en pobreza extrema.
En condiciones de quiebra, y rumbo a la pobreza, se encuentra el pequeño
y mediano comerciante, al no poder cancelar los aumentos generados por la
ignorancia de los gobernantes, y deben cerrar sus puertas en detrimento del
empleo.
Así están los ciudadanos venezolanos, quienes al acudir a supermercado
para intentar llevar alimento a sus hogares se encuentran con la pesadilla de
la escasez y los altos precios de la poca existencia.
El quiebre del aparato productivo nacional tiene en mengua la
convivencia ciudadana, al ver precios en aceite comestible por el orden de los
11.000bs x litro; arroz en 3.350bs x kilo; huevos en 7.400bs cartón; carne de
res en 6.800bs x kilo; queso económico en 10.000bs x kilo; harina pre cocida en
1.400bs x kilo, pero como no hay, debe comprarla a razón de 3.500bs; espagueti
en 5.000, 7.000 y hasta 9.000bs x kilo; café en 12.000bs x kilo; panela en
4.500bs cada una. Toda una proeza revolucionaria, con salario mínimo de
40.000bs, y un ficticio cesta ticket de 108.000bs. El control social es el
norte del régimen.
Las expresiones del profesor Santiago Guevara es el sentimiento de los
ciudadanos venezolanos. Es el reclamo ante la irresponsabilidad, la corrupción
e impunidad. Es la fuerza de la escritura que alarma al ignorante y lo pone en
represalia contra el ser pensante. Así son los revolucionarios, no les gusta la
gente que piensa y hace propuestas; no les gusta el despertar de los
ciudadanos, eso los pone nerviosos y arrogantes.
Traición a la patria es entregar el arco minero y las reservas de petróleo
a factores externos para su explotación y comercialización en contra de los
intereses del país y sus ciudadanos.
Traición a la patria es permitir que factores externos invadan el país y
decidan a favor de la miseria de los venezolanos. Traición a la patria es
apostar al atraso antes que al desarrollo. Traición a la patria es poner a
decidir al delincuente en contra del inocente. Traición a la patria es abrir
los cielos internos, para que circule sin apremio el narcotráfico. Traición a
la patria es que en 18 años de desgobierno, la delincuencia sea del sector
prominente del país: los jóvenes.
Traición a la patria es hacer de la educación un centro para la idea
única, que se materializa en desgracia hacia los ciudadanos. La pluma y voz del
profesor Santiago Guevara, es la de la mayoría de los venezolanos. Es la voz de
la decencia en un país donde es buena la corrupción e impunidad, pero opinar es
malo.
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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