Sobre
el 10 de enero, olas de imaginación van y vienen, pertinaces, y el último
conejo del sombrero, el nuevo traje pret-a- porter, es que ese día mágico el
Estado colapsará ante el repudio universal por ilegítimo. Un gobierno es
legítimo únicamente cuando cumple el pacto sagrado de respetar la Constitución.
Las fuerzas democráticas están obligadas a competir, gobernar y oponerse con
reglas del juego inviolables. Pero ocurre que para los revolucionarios esta es
una tramoya burguesa y la legitimidad revolucionaria emana del caudillo que encarna
al pueblo y no de un librito demoliberal. A Stalin, Mao, Castro o Hitler al
parecer no les inquietó mucho el asunto.
Los
nuevos estrategos primero dijeron que el 10E era el día dramático. Se les pidió
no crear ilusiones como el R.R, elecciones ya, el 16J, el 350 o la hora cero,
pero con la acotación que no todo era pérdida porque ellos mismos fijaban la
fecha de prueba para la verdad o falsedad de su hipótesis. Alertados sobre el
ganso muerto, rápido lo lanzaron a la A.N: el gobierno se caería sí y solo sí
ésta obedecía las instrucciones de los estrategos, que de acertar, serán
héroes, y si fallan, será culpa de la A.N. Señalada la jiribilla, hicieron un
nuevo borrón: el 10E no es la cosa, pero comienza un proceso y en el que todos
los gatos son pardos y nadie víctima de su lengua.
En
síntesis donde digo digo, digo Diego y volvemos a lo resabido: falta poco,
Maduro vete ya y gente desarmada a las calles contra la Guardia Nacional. El
nuevo Lenin llama a un golpe militar, pero luego corrige y pide fineza a los
golpistas y entregar la junta de gobierno a civiles de la transición ¿Habrá
retiro masivo de embajadas a partir de esa fecha? No parece que Europa ni EEUU
harían ese gran favor al gobierno, al que le conviene el mayor aislamiento para
que el país termine de convertirse en un preso incomunicado en Cayena. Mientras
más extranjeros se vayan, más solos quedamos.
Retiro
ma non troppo
El
Presidente de Colombia anunció un aporte simbólico, retirar su embajador, pero
dejó claro que permanecería en Venezuela gran parte de la delegación. La
historia del repliegue de embajadores merecería estudiarse porque no conocemos
precedentes modernos de algo así. En la extrema Camboya cuando el triunfo de
los jemeres rojos, muchos países lo hicieron, no en tanto respuesta política
sino para preservar la vida de sus funcionarios en el terreno. Tal vez habría
algo similar en la Guerra de los Bóxer en 1899, también por temor a la cacería
de extranjeros.
Un
déspota paraguayo del siglo XIX, Gaspar Rodríguez de Francia, se auto aisló
para, al contrario, instalarse en el poder por tres décadas. Surgen muchas
dudas sobre un elemento aparejado al retiro de las embajadas: las sanciones
económicas a instituciones o personas del gobierno, porque hasta ahora no hay
un solo tirano al que hayan forzado a un cambio de régimen, léase Hussein, Kim
Jon-un (antes su padre y su abuelo), Fidel Castro, Al Assad, Gadafi. En ninguna
de estas naciones tuvo resultados tal política.
Veamos:
Corea del Norte (desde 1950), Cuba (desde 1960), Irán (1979), Irak (1990),
Yugoeslavia, Birmania (1997), Zimbabue (2002) Bielorusia, (2004) Siria (2004),
Congo (2006), Sudán (2007), Sudán del Sur (2014) Somalia (2010), Libia (2011)
Costa de Marfil (2011), Líbano (2012), Yemen (2012) Ucrania (2014), Rusia y
Venezuela (2014). En Irán hay sin angustias, miles de personas sometidas a esa
penalidad. Queda en evidencia que no vulneran la estabilidad del régimen y que
los momentos en los que surgió alguna esperanza democrática, no se debió a eso
sino a triunfos electorales de la oposición.
Sancióname
Las
sanciones han empobrecido pavorosamente a la mayoría de los iraníes,-y a las de
los otros países mencionados-, y destruido sus infraestructuras de servicios.
La política sancionatoria aherrojó la alianza Rusia, Venezuela, Turquía e Irán
(por ahí anda China con cuidado). Y ante la amenaza de un embargo al petróleo
iraní, el presidente Rohani amenazó ocupar y cerrar del estrecho de Ormuz,
bloquear las exportaciones petroleras desde el Medio Oriente y, en síntesis,
una nueva guerra en el Golfo Pérsico.
Europa
ya manifestó su reticencia a las acciones norteamericanas que lanzaron a Irán
al bloque anti occidental, mientras fuerzas internas bregaban, torpemente como
aquí, por una liberalización de los ayatolas. Por desgracia la oposición
venezolana tomó el camino de la iraní al renunciar a la presencia en los
mecanismos de poder a cambio de alternativas, lo que precisamente condujo al
fracaso de la izquierda en el continente durante los sesenta, cuando Rómulo
Betancourt limpió el piso hemisférico con ella.
Vico
introdujo el término revolución en idioma italiano aplicado a la ciencia
fáctica y la definía como un inútil giro de 360 grados que conducía al mismo
sitio de partida. La insurrección civil de la posmodernidad coincide en el
punto cero con el “Gran rechazo” de los marxistas en los 60. Alguien decía que
estudiar la historia no sirve para nada porque estamos condenados a cometer los
mismos errores. El trabajo para recomponer las fuerzas democráticas debe
olvidar sortilegios y volver a las bases populares abandonadas, reconstituir
los partidos, regresar al voto, la vía democrática, y enfriar los espíritus
recalentados.
@CarlosRaulHer.
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