La expresión es muy venezolana… y no se refiere en
nada a si poseemos una vivienda lujosa. La mayor parte de los delincuentes
llevan el rancho en la cabeza.
La mayoría de nuestro pueblo se preocupó por educar a
sus hijos, buscando brindarles la posibilidad de tener un futuro mejor, todo lo
contrario de lo que realiza un mafioso. Existe mucho nuevo rico, que lo que han
trasmitido a su descendencia, es la ley del más vivo, el póngame donde “haiga”,
la riqueza fácil, el enchufe, el resuelve, la coima.
El contenido de la frase abarca a gente sin distingo
social, rica o pobre, incluye a esos que tienen un pensamiento reducido; ese
que no trabaja para progresar, sino que se acerca al poder para vivir de él,
para conseguir favores.
Abarca al que no conquista su futuro y construye un
patrimonio, sino que con mucha mala costumbre y sin valores y principios;
prefiere invadir, expropiar y apoderarse de lo que no es suyo. Lo que acarrea
una doble perdida, la ruina del otro que supo construir y el despilfarro de lo
construido, por parte del que no valora lo que nunca produjo.
Ser mediocre es la característica del corrupto, le
importa poco su prestigio personal. Es propio de un narcotraficante; basta ver
el ejemplo de Escobar, que pensaba que los millones mal habidos, lo protegerían
eternamente.
Mediocre es sinónimo de vulgar, de mezquino; siempre
presto a vivir de los otros. Cuando tiene poder, comienza por apoderarse de los
dineros del estado… que son los tuyos; de allí pasa a robar la propiedad
privada, matando dos pájaros de un tiro: se enriquece y somete a todo el mundo.
Normalmente el “ranchuo”, se preocupa poco por la
educación, la universidad le molesta, es grosero, burlón, bocón, confunde un
puesto con su esencia personal. Se define con un cargo al cual se aferra… en
muchos casos es tan pobre, que solo tiene dinero.
Dentro del régimen es mucho el que tiene su rancho
psicológico, llegaron a responsabilidades para las que no estaban preparados,
son incapaces de resolver esta crisis, por que alcanzaron su máximo nivel de
incompetencia.
Copian consignas, modelos fracasados, inventan excusas
y enemigos externos. Se convierten en expertos de la manipulación, todo es
válido “para correr la arruga”. No solucionan ningún problema y nos arrastran
irremediablemente al colapso.
Pero no se equivoque, la mentalidad de rancho la
encontramos en todas partes, aun en la oposición… Por eso hay colaboradores,
infiltrados, los que se enriquecen y los que saltan la talanquera.
Cuando todo esto comenzó, fue mucho el oportunista que
se enchufó, sin importarle el futuro del país, surgieron las empresas de
maletín y los bolichicos. Del lado de la oposición existía, una cantidad de
factores de poder tan distintos. todos jugaban a posicionarse para convertirse
en la alternativa, allí se les vieron las costuras a candidatos, jefes
políticos, negociadores, dialoguistas y “comeflores”.
Viviendo de un ficción democrática, mientras el
gobierno se atornillaba.
Hasta en la diáspora abundaban paracaidistas, con
padrinos y compadres incluidos; jugaban a ser líderes, repartiéndose cargos que
nunca llegaron. Por supuesto pasado el periodo electoral volvieron al
anonimato.
Existía también y nadie habla de ello, una vieja
izquierda que juraba que le había llegado su turno. Sus cálculos los basaban en
que, los partidos políticos tradicionales estaban desprestigiados y apostaban
al deterior del régimen; una vez destruidos esos dos sectores, el juego estaba
“cantado” a su favor.
Los vi maniobrar; presencié un personaje que se dedicó
a promover un candidato de izquierda en aquellas elecciones internas que ganó
Rosales, y lo que pudo ser una posición de principios, se volvió pragmatismo
puro al mejor estilo chavista.
El mismo autor de la carta pública de apoyo a Teodoro,
lanzó al día siguiente otra que decía: Nosotros los que apoyábamos a Teodoro
ahora apoyamos a Rosales. En sus reuniones repartían cargos imaginarios e
intentaban marginar a futuros contrincantes.
Todo es cuestión de actitud, de principios con los que
no se puede transigir. No todo es válido para obtener un cargo, para justificar
una forma de actuar… o para oxigenar un régimen dictatorial.
La hora necesita de mentes claras, que entiendan que,
si necesitamos apoyo internacional, no podemos contradecir lo mismo que hemos
denunciado. Aunque salgan tarifados a pontificar; no es posible que la propia
Asamblea Nacional sea incoherente con las mismas decisiones que ha tomado, si
eso sucede existe un verdadero problema.
Podría ser por miedo, podría ser por intereses
partidistas, particulares o por obedecer a intereses mezquinos y bajos. Todo es
posible, incluso que sea de buena fe… lo que si es cierto es que produce
consecuencias; la opinión publica ya juzgó a la oposición y el desafecto es
aterrador.
Es hora de reaccionar, si queremos recuperar el apoyo
popular. Es hora de tomar decisiones, aunque sean dolorosas, de sacrificarse,
de hacer a un lado las pretensiones y apoyar una fuerza común.
No hay manipulación posible, ni espacio para
falsedades… tampoco tiempo. O se es sincero o además del afecto popular,
perderemos la credibilidad internacional.
Expreso todo esto con dolor, porque el país se nos
muere. Sobre todo, consiente que nunca el régimen había estado peor, pero que
nos falta esa chispa, que desencadene el final.
Esa es la responsabilidad de la oposición, la
verdadera; la que tiene que actuar por el país y por los venezolanos. La que
tiene que llamar a los profesionales, a los expertos y por supuesto a los
políticos comprometidos con la libertad y la democracia.
Existen y lo sabemos. Conocemos quienes son ricos de
pensamiento y quienes llevan el rancho en la cabeza, todo es cuestión de nivel
de competencia.
El espacio que no sepamos llenar, lo llenaran otros.
Han sido necesarios años de dolor, tragedia y llanto. Una ira contenida que ha
fundido al engaño, la hipocresía, la politiquería… desengáñese el que crea que
tendrá apoyo, vía la manipulación de un pueblo que hoy por hoy no cree en
nadie.
Venezuela esta hastiada de la burla, el atropello y la
corrupción del régimen, pero también de la inacción de la oposición. Todavía se
actúa en representación de grupos, salvo honrosas excepciones.
El dirigente de oposición no puede actuar como
chavista, atacar, denigrar e insultar con un lenguaje propio de Mario Silva y
luego pretender justificar lo imperdonable, con fórmulas de oratoria que no
pueden ocultar su nivel de rancho. Los partidos son responsables de sus
representantes y en consecuencia deben reaccionar.
El Chavismo es el reino de la corrupción y la
impunidad. Del maquiavelismo, del atropello, la tortura y el cinismo; nada de
eso puede representarnos.
O somos sinceros o más de lo mismo. Sin un cambio
profundo de mentalidad, no existen esperanzas para Venezuela.
Aquí se acabó el quítate tú para ponerme yo. Este
pueblo aprendió la lección, no se ha rendido… está esperando que alguien, con
el peso moral suficiente y con el apoyo de la gente de bien, le indique el
camino.
Nelson Castellano Hernandez
Ex Cónsul de Venezuela en París
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
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