lunes, 8 de julio de 2019

GABRIELA MORA GUILLÉN: LA CIENCIA DE GOBERNAR (DESDE MÉXICO)

“Eso de que la política es el arte y la ciencia de gobernar no es tan apegado a la realidad: la política tiene que ver más con el sentido común, que es el menos común, eso sí, de los sentidos… La política tiene que ver más con el juicio práctico, la política es transformar, hacer historia; es un oficio noble que permite a la autoridad servir a sus semejantes, servir al prójimo. Esa es la verdadera política”… Esto fue lo que dijo Andrés Manuel López Obrador el pasado martes 25, en un evento celebrado en Ecatepec para entregar apoyos de los Programas Integrales de Bienestar implementados por este gobierno.

Aun sin querer, algo tiene de razón el Presidente dado que los recursos de que se dispone nunca serán suficientes para cubrir las necesidades de este país, además de que las circunstancias cambian, la información disponible no siempre es real y frecuentemente no es verás; finalmente, la política pública tiene impactos respecto a la distribución de los recursos beneficiando más a algunos, perjudicando a otros…quizá a eso se refiere el arte –que no ciencia-, de gobernar.

No obstante, la reiterada promesa respecto a no mentir ni traicionar “al pueblo sabio”, así como pretender y convencer a la sociedad sobre la abolición de la corrupción es igualmente insuficiente; para ello, es necesario contar con un diagnóstico inicial de la situación del país a la vez que explicar y justificar caramente las principales decisiones políticas cosa que, en nuestro caso, está muy lejos de suceder… Lejos de ello, Andrés M. López desecha las críticas, dice que son malintencionadas y vienen de quienes incitan a la violencia, lejos de rebatir con evidencia, o aclara los “otros datos” con los que afirma contar, mismos que nunca ha hecho públicos: sabremos algún día si nos están mintiendo? Tener un mandatario “honesto” que pretenda gobernar con el ejemplo nunca será suficiente para acabar con la corrupción: independientemente de su actuar y pensar –que deja mucho qué decir-, tiene que delegar Señor Presidente, y en su equipo lejano o cercano, hay de todo...

Hace un año que ganó la elección, durante el período de transición y al comenzar el nuevo gobierno, el Ejecutivo anunció diversas prioridades políticas como la reducción presupuestal por ejemplo; a lo largo de los primeros siete meses las cosas han cambiado y mucho: hoy vivimos una terrible desaceleración económica, la inseguridad, la violencia, los robos y homicidios van en dramático aumento, crisis migratoria, arancelaria y del huachicol, el aeropuesto de Texcoco y de Santa Lucía, el inocente sargazo –que de no ser por ahuyentar al turismo no afecta en nada…-, caídas en la creación de empleos y la inversión, el desabasto en el sector salud, rezagos, subejercicios y parálisis en muchas dependencias públicas, y varias cosas más; es cierto que no todo ello es consecuencia de esta administración, pero también lo es que la situación evidencia erróneas decisiones políticas de este gobierno.

Llego la hora de “la Cuarta Transformación” y decirlo una y otra vez no implica que sea una realidad, ni que ella solucione los problemas tan solo por bautizar así esta administración, ¿en dónde se percibe realmente dicha transformación? Los llamados “programas integrales de bienestar”, no implican integridad y bienestar solo por cambiar el nombre y entregarlos en actos populistas, esto no es una evidencia sobre la transformación: se requiere la evaluación y la opinión pública para cuantificar los beneficios y sus alcances, esto será lo realmente evidente.

En afán de otorgar sin conceder un poco de razón, quizá esta nueva forma de hacer política pueda mejorar a ciertos sectores e incluso sean parte de la historia a futuro; sin embargo, ello será un juicio posterior y en base a resultados, y es ahí en donde resulta difícil coincidir con el Primer Mandatario respecto a sus buenas intenciones para “ser un buen Presidente” o su teoría respecto a que “gobernar no es una ciencia”…

Ciertamente, gobernar no tiene ciencia y mucho menos si se realiza basado en el sentido común y en decisiones al azar sin medir consecuencias, sin considerar su impacto, sin planes y programas, sin evaluaciones ni estadísticas, sin datos ni estudios… no se trata de un análisis experimental ó sensorial, es algo mucho más serio que eso y más allá del sentido cumún!

Gabriela Mora G
gamogui@hotmail.com
@gamogui

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