Cuando se conversa con alguien que siempre está negado
a otro punto de vista, tiene una respuesta negativa para todo, se aferra a
cualquier argumento para sostener su posición y no ofrece ninguna alternativa,
entonces en Venezuela decimos "tú lo que quieres es que me coma el
tigre", una expresión popular derivada de una vieja canción del compositor
Diomedes Díaz que traigo a colación porque la designación de un nuevo CNE no
puede abordarse desde la postura inflexible y muchas veces irracional de quién
solo anticipa su propia derrota. Si usted ya tiene posición tomada y está
cerrado a revisarla, no siga leyendo pues está reflexión va dirigida a quien se
atreve a avanzar, no cree "en pajaritos preñados", ni apuesta a la
violencia y en medio de las más adversas circunstancias, encuentra un espacio
para impulsar un cambio democrático. La alusión a las aves encinta nos remite a
posarnos más en la realidad y menos en nuestros deseos, analizar desde la
lógica y no desde las emociones. Hagamos un intento:
Si objetamos la designación del CNE porque fue hecha
por la AN fraudulenta, no importará entonces si todo el organismo electoral
está integrado totalmente por opositores y es presidido por Teresa de Calcuta,
pues habremos perdido la oportunidad. Ergo eso no es argumento. Esa designación
no legítima al truculento parlamento y lo que se debe evaluar es la
conveniencia para el país, punto. ¡Lo demás es gamelote! Otro razonamiento
absurdo es que nos abstuvimos en las parlamentarias y para ser coherentes hay
que perpetuar la misma línea. ¡Nada de eso! Somos demócratas y queremos votar
pero nos abstuvimos porque no existían condiciones electorales, ni políticas en
ese preciso momento. Ya veremos en el futuro…
Las condiciones electorales dependen del CNE y/o del
régimen, mientras que las condiciones políticas están referidas a nuestras
propias capacidades, por ejemplo: la cohesión interna o unidad opositora, sin
ella es difícil derrotar al gobierno, pese a su extrema debilidad e inmenso
rechazo. En este sentido, un avance en las condiciones electorales es tener una
representación de la oposición en el órgano electoral y a partir de ella es
posible alcanzar otros objetivos como la observación internacional, por
ejemplo. Pero estemos claros: ninguna dictadura da condiciones electorales, hay
que arrancárselas con presión nacional e internacional. Y es producto de esas
presiones que hoy la oposición tiene dos rectores en el CNE y sus suplentes, lo
cual es el mejor escenario posible, por cierto. Es iluso, casi infantil, pensar
que el régimen va a darnos tres rectores y ellos quedar con dos. ¡Esa no
existe!
Lo que conozco de Enrique Márquez y Roberto Picón, me
permite decir que son personas honorables y comprometidas con la oposición
democrática. Ahora bien, uno puede entender que la gente albergue dudas, lo que
es inaudito es la avalancha de insultos que algunos han lanzado a los nuevos
rectores y a quienes insistimos en abrir una ruta democrática. Algunos
opositores dicen apostar a un cambio pero imitan al chavismo en su manera de expresar
las diferencias, acusan de traidor a todo el que piense distinto. Descalifican
de entrada y sospechan a todo evento, son opositores demasiado parecidos al
chavismo: aplican la “justicia revolucionaria” y revierten la carga de la
prueba, todo el mundo es culpable hasta que demuestre lo contrario. Extraña
forma de demostrar su vocación democrática.
Y para cerrar, una realidad imponente: los gringos no
vienen, la invasión internacional no está planteada, un golpe militar estaría
en manos del régimen y las posibilidades de un estallido social existen pero
sus consecuencias son impredecibles y pueden conducir a escenarios de violencia
que siempre benefician a quien posee las armas. En consecuencia, nuestra opción
más racional es forzar al gobierno a una confrontación en el escenario donde
están nuestras fortalezas y es una insensatez asirse a argumentos pueriles para
mantener una eterna postura abstencionista. Al contrario, con un gobierno que
exhibe 80% de rechazo, la más elemental lógica sugiere llevar la confrontación
al terreno electoral.
Por supuesto, la participación electoral depende de
que tengamos condiciones electorales -y tal parece que avanzamos, como
indicamos- y de las condiciones políticas, las cuales debemos construir y no
podemos hacerlo a partir de posiciones dogmáticas o en un clima de
intolerancia. El país clama por un debate mesurado y respetuoso que conduzca a
decisiones inteligentes y racionales en procura de una salida a esta tragedia.
No podemos abordar este debate desde prejuicios, mucho menos desde el
resentimiento e intereses subalternos. Los venezolanos aspiran que el liderazgo
político este a la altura de las circunstancias.
En fin, pareciera que hay una oportunidad. Por ahora,
solo eso: una oportunidad, pero que pudiera ser de oro si se logra capitalizar
y la estupidez no embriaga al mundo opositor. A los que apresuradamente ven
siempre una victoria del régimen y su propia derrota, les digo "tú lo que
quieres es que me coma el tigre" y sigo trabajando…. ¡Venezuela no se
rinde!
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
Dirigente progresista / PJ / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de
Venezuela.
Venezuela
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