El
8 de Mayo quedó establecido oficialmente como el “Día del Entrenador Deportivo”
en reconocimiento a la gesta que se había librado durante toda esa semana y en
esa fecha alcanzó la solución a las demandas laborales requeridas por los entrenadores en ese
momento.
Los
logros gremiales alcanzados quedaron plasmados en el contrato colectivo
denominado “Las Bases Normativas” Las cláusulas de importancia contenidas en
ese documento laboral fueron múltiples y variadas. En primer lugar, el
reconocimiento del derecho a de los entrenadores a tener una contratación
colectiva con el patrón del Instituto Nacional de Deportes, la indexación
salarial en base a los índices inflacionarios que mostrara el Banco Central de
Venezuela, es decir, anualmente el salario de los trabajadores del Instituto se
iba a mover de acuerdo a las escalas inflacionarias señaladas por el mencionado
Banco, esta cláusula pasó a ser un punto de referencia obligatorio en los
contratos colectivos de Venezuela.
También
se contempla la clasificación del personal, en unas escalas previamente
señaladas, en un Manual de Clasificación de Cargos de los Entrenadores
Deportivos que se desempeñan en la Administración Pública Nacional. Este manual
es un elemento de vital importancia porque le dio jerarquía a este sector
laboral con una fisonomía propia dentro de la administración pública
venezolana.
La
seguridad social de los trabajadores se vio fortalecida con el establecimiento
de los seguros HCM, el establecimiento de las cajas de ahorro con el aporte
del 10% y el aporte patronal del 10%, la
denominación del salario integral de los trabajadores, el establecimiento de
comisiones bipartitas y tripartitas para conocer el caso de los despidos que se
presentara en el Instituto Nacional de Deportes
Pero,
no todo fue una ganancia para el gremio, el gobierno nacional en una clara
conducta retaliativa ordenó el cierre de
la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos alegando que en ese centro de
formación de docentes deportivos se estaban formando los guerrilleros del
deporte venezolano, provocando con esa descabellada acción, el desequilibrio
entre la oferta y la demanda de los entrenadores requeridos por el país. Todos
los programas sustitutivos, tales como Monitores Deportivos y el Bachillerato Deportivo no pasaron de ser
falsas ilusiones y de una efímera duración.
A 46 años de esa gesta gremial, los
problemas laborales que dieron origen a la huelga, lejos de resolverse, se han
agravado: Los entrenadores venezolanos han sido sustituidos por 10.000
“entrenadores” cubanos, la seguridad social de los trabajadores ha empeorado,
los contratos colectivos están congelados desde el año 2000, salarios de
hambre, no se les reconoce la homologación de las pensiones a los trabajadores
jubilados, se mantiene cerrada la Escuela de Entrenadores, los seguros HCM
fueron suspendidos, los manuales clasificadores de cargos no son aplicados, los
pasivos laborales duermen el sueño del burócrata en la larga espera de su
cancelación y las Cajas de Ahorros desvalorizadas por la inflación.
Hoy, más que nunca tiene plena vigencia el
pensamiento de Carlos Sánchez, como una expresión de compromiso social en las
luchas gremiales:
“El Entrenador Deportivo debe ocupar permanentemente su puesto de lucha por Un Deporte Mejor y no doblegarse ante ningún burócrata civil o militar que pretenda usarlo con fines politiqueros o de enriquecimiento ilícito. Solo la Unidad Gremial nos hará fuerte en la búsqueda y defensa de nuestros Derechos Sociales”
La historia, nos permite recordar que el
pasado no esta nunca terminado sino que permanece abierto y que en él reposan
aún las semillas de otro presente y otro porvenir….la lucha continúa.
Jesús Elorza Garrido
jesuselorza@hotmail.com
Venezuela
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