Es un salón
donde se le ve sentado en una poltrona estilo Luis XV y al fondo un gran espejo
donde se refleja la imagen de una figura femenina luciendo unas zapatillas que
me hicieron observarla un largo tiempo. Armando Rojas Guardia (1949-2020) está
sentado en esa poltrona y su rostro de niño mira con gratitud, con dulzura. Esa
misma expresión fue la que sentí cuando nos presentó, en la recién creada
Dirección de Cultura del Instituto de Previsión y Asistencia Social del
Ministerio de Educación, en Caracas, nuestro amigo, cineasta y pintor, Freddy
Aguirre.
En la oficina dialogamos, reímos, comentamos y reflexionamos largo rato. Su amor por su maestro, Ernesto Cardenal. Su devoción por Solentiname, sus pobladores y las madrugadas al natural en las aguas dulces del lago con sus pobladores, sus hermanos de oración, y meditaciones. También de su libro, Del mismo amor ardiendo, (1979), apenas editado hacía un par de años. El recuerdo en mi memoria lo muestra inquieto, acaso demasiado parlanchín asus 32 años, nervioso y de discurso fervoroso, curioso y sentencioso. Después ocurrió la despedida. Bajando por el ascensor, ya al final de la mañana, a un costado del corredor,un abrazo, una franca mirada y unas secretas palabras amorosas sellaron la hermandad para siempre, aunque después, nunca más volvimos a encontrarnos.
Siempre supe
de Armando y discretamente, entrelazados por amigos cercanos, y entre los
versos y su íntima musicalidad, siguió ocurriendo el milagro que siempre he
sentido por su amistad verdadera, tan humana, tan cercana. Ahora, mientras sigo
observando la fotografía que tan luminosamente realizó, Vasco Szinetar, el
abrazo y las secretas palabras del poeta vuelven a abrazar mi alma.
-Dios fue el
centro de nuestro diálogo, pienso. El sentimiento de vivirlo de la mejor
manera, en la cotidianidad de la cordial sencillez, sin mayor espectacularidad.
Más queen la intimidad del yo, en el otro-semejante y diferente. Ese tú que es
revelación de su mismo nombre y es luminosidad, brillo y esplendor. –Quizás
ahora asistimos a la revelación de una nueva divinidad, ese Tríos del que habla
el duque de La Balta. Pero mientras eso no ocurra, la luminosa mirada de Rojas
Guardia, sigue mostrando en su obra, la plenitud de un tesoro, que, a través de
su esplendoroso lenguaje, nos revela y devuelve al origen de nuestro ser, de
nuestra cultura y de nuestra historia.
Desde entonces
fueron ocurriendo las apariciones de sus otros libros y también, sus
reflexiones filosóficas en sus ensayos, como en El Dios de la intemperie,
(1985), dondereflexiona, de manera magnífica y esplendorosa, sobre este tema y
sigue ahondando en la idea de una divinidad más cercana, donde la herida humana
sane y el alma encuentre su reposo y celebre su reencuentro. Porque si existe
algo realmente esplendoroso en la obra poética de Armando Rojas Guardia, es su
plenitud en la palabra que llega a decantarla hasta hacerla brillar como un
talismán. Allí se abre al mundo y canta en sus largos versos que se estrofan y
resultan musicales, vívidamente sonoros, rítmicos.
Miro, observo
de nuevo a Armando en esa notable fotografía de Vasco, y sonrío, paso mi mano
suavemente sobre su rostro, como deseando regresar a ese momento, ese tiempo
del nunca jamás, cuando lidiaba con sus deseos de cambio, querer ser auténtico,
sincerarse consigo mismo y sacudir el tiempo aletargado y sacar a la calle la
poesía. Era, fue ese tiempo con su año mágico, 1981, y su grupo Calicanto, en
casa de Antonia Palacios, y su Tráfico y su Manifiesto, tan de él y de sus
otros compañeros
Por las redes
sociales seguía su trazo, sus oraciones, reflexiones y comentarios. Alguna vez
nos escribimos. Leí de sus quebrantos, sus reclamos para rescatar el espacio
nacional, la civilidad, la heredad de una nación dolida y a la intemperie, como
su dios.
Por esos días
publiqué un texto sin percatarme de su gravedad. Un amigo común celebró el
poema y me sugirió que se lo enviara. –Sé que lo apreciará, me escribió.
–Trataré de enviárselo, le indiqué. Sin embargo, no pudo llegar a manos de
Armando. Hoy es tiempo de hacerlo, y sé que entre abrazos su mirada de gratitud
y dulzura, sabrá apreciarlo.
(https://papelesagua.blogspot.com/2021/07/cuando-vuelvas-de-isreal.html?m=1)
Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com
@camilodeasis
@camilodeasis1
Venezuela
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