Los Estados Unidos y la Unión Europea acaban de anudar de nuevo los lazos que los han unido tradicionalmente. Esta vez el emisario fue Josep Borrel, quien hablaba por los 27 en su condición de Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Su misión al Pentágono la semana pasada, tenía por propósito limar las asperezas que recientemente habían aparecido en medio de sus relaciones como consecuencia del acuerdo estratégico suscrito entre los Estados Unidos, Reino Unido y Australia para asegurar la defensa de los intereses de Occidente en la región del Indopacífico.
Los resquemores que levantó este convenio del lado europeo ya habían sido trajinados entre las partes y las cuentas habían sido saldadas a regañadientes, pero saldadas, al fin y al cabo. Pero hacía falta un acto formal- de los que aun la diplomacia utiliza para terminar de aceitar los acercamientos- de manera de hacerle saber al mundo que en Washington cuentan con Bruselas para todo, incluso para hacerle contrapeso a los chinos. Para que no quedara duda, cada lado de este encuentro calificó a su contraparte como su mejor “partner”.
Llama la atención, sin embargo, que de cara al planeta que estaba atento a cada uno de los gestos del Secretario de Estado Antony Blinken y del portavoz de la Unión, uno de los temas tratados haya sido la elección parlamentaria y regional venezolana. Este asunto encajaba en el punto de la agenda que se titulaba “temas de interés conjunto”. Los otros tópicos centrales de la agenda bilateral eran de mucho peso en la dinámica mundial de hoy: la ayuda norteamericana a Afganistan y la resurrección del nuevo acuerdo nuclear de los americanos con Irán.
Asi que lo venezolano dentro de ese encuentro es, por decir lo menos, llamativo y tiendo a creer que del lado de Washington les tocó leerles la cartilla a los europeos en lo relativo al coqueteo que algunos de los gobiernos y el propio Josep Borrel mantienen con la dictadura venezolana.
Ya sabemos que se está iniciando en Venezuela la observación europea del proceso electoral regional y parlamentario que tendrá lugar en un mes. Y sabemos igualmente que el informe que produzca la misión de observación de la Unión Europea será un elemento a tomar en cuenta por parte de la comunidad internacional. De allí que no fuera accesorio alertar al portavoz de Europa sobre la oprobiosa y criminal manera en que el régimen venezolano ha estado manejando al país. Y de ponerlo en autos sobre la irregular manera de celebrar el proceso electoral en ciernes. Borrel sigue siendo el mejor personaje para hacerle saber a los 27 la importancia para los Estados Unidos de una equilibrada observación europea a la contienda de noviembre.
Yo soy de los que piensan que en ese encuentro de Washington, los altos personeros americanos evidenciaron ante el Canciller de la Unión la relevancia sustantiva que la resolución de la dictadura en Venezuela tiene para los norteamericanos y para Europa. Y le deben haber pintado el cuadro completo de la forma en que desde Miraflores se le está metiendo el dedo en el ojo a la Casa Blanca y al Pentágono en materia de seguridad y narcotráfico, además de otros temas que tienen que ver con derechos humanos, totalitarismo y corrupción.
Así pues, Borrel se fue a Bruselas con un apoyo no explicitado de los Estados Unidos – pero eso sí, muy claro- a la Misión de acompañamiento electoral que ya está en suelo venezolano. Habrán cerca de 100 observadores mirando detenidamente los desmanes del régimen que siempre son protuberantes y criminales y ello no puede hacer sino bien a la causa opositora. Le toca a esa oposición mostrar unidad, cordura y compromiso para que el reporte final de la Misión sea equilibrado.
Visto de esta manera, la Misión tan cuestionada por el lado del gobierno y también por el lado de la oposición en Venezuela no puede sino hacerle bien al país.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España
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