1.- Un amigo, oficial de la Armada, refería esta expresión como la usada en los barcos cuando se presentía su hundimiento. Es posible que exagere su significado al referirse al régimen de Maduro porque este no parece irse mañana; sin embargo, puede ser indicadora de un estado de ánimo en la tripulación tenebrosa de una nave que navega siempre hacia el mar de la felicidad, donde el par de ancianos perversos –Fidel y Raúl- la espera.
2.- La extradición de Alex Saab a Estados Unidos tiene muchos alcances; el fundamental puede ser que no hay refugio para los reclamados por la justicia. Muchos pueden fallecer, como el propio Chávez, quien compareció al Juicio Final antes de comparecer al juicio terrenal, pero la guadaña del juez anda por allí para coleccionar los autores de crímenes varios. Los personajes más relevantes del régimen, los autores intelectuales o materiales de asesinatos, torturas y vejaciones; los jueces y fiscales que han recubierto de falsa legalidad la represión; los miembros de las cadenas de mando que han cometido crímenes o no los han impedido pudiendo hacerlo; todos saben que en algún lugar, algún momento, la grúa justiciera puede engancharlos y llevárselos en vilo.
3.- El régimen se ha impuesto por el miedo. Es cierto que muchos ciudadanos temen manifestarse en contra de los que ejercen el poder porque hay miedo a la represión, que suele ser cruel, salvaje y sin contemplaciones. Sobre todo, esa crueldad que no conocieron los venezolanos con otras situaciones represivas en las cuales había una cierta consideración hacia los familiares de los perseguidos; ahora es diferente, es el método cubano que puede secuestrar hijos y parejas para apresar a quienes busca o hacerles confesar lo que hicieron y no hicieron también.
4.- Ahora el miedo se ha instalado dentro del propio régimen. Saben que todo ciudadano, investido o no de autoridad, nacional o internacional, tiene el mandato de poner a la orden de la justicia a los autores de crímenes de lesa humanidad. Cabo Verde un pequeño país de poco más de medio millón de habitantes, con instituciones que funcionan, inesperadamente detuvo a quien solo pasaba a repostar para seguir en su nave hacia la opulencia. La pregunta que se hacen oficiales militares, altos jefes del régimen, jueces civiles y militares, fiscales, policías y testaferros, es en qué aeropuerto, en qué balneario, en qué shopping center, en qué frontera, llegará un paisano: “¡epa, Juanito! ¿cómo estás?” “Bien, gracias, ¿y tú?” “¡Ah, conque eres Juanito” “sí, ¿por qué?” “Porque estás detenido”.
5.- A fuerza de crear miedo han logrado que sus víctimas, en alguna medida, lo asuman y manejen. Saben que viven en peligro por los malandros y por la policía, por opinar y protestar, por resistir en su vida cotidiana un mundo que les es hostil, pero se aprende en cierta medida a controlar el pánico. Los del régimen, por el contrario, estaban seguros, volvieron al este opulento de Caracas, se adueñaron de espacios, comercios y edificios, de aviones para sus viajes de compra al exterior y para paseos en el interior, ahora un cierto miedillo toma posesión de almas hasta hace poco arrogantes y seguras.
6.- El resultado puede ser contradictorio: unos que busquen tomar las de Villadiego sin hacer mucho ruido, pero otros pueden verse estimulados a atrincherarse aún más. En el corto plazo los primeros, los correlones, debilitan el poder madurista; los segundos, amurallados, lo fortalecen. Sin embargo, en el mediano plazo ambos lo debilitan porque cuando se atrincheran pierden aliados en su soledad suicida.
7.- Nada de lo dicho predice el fin del régimen a corto plazo, solo muestra que la opción que tienen es la represión más intensa que la que ya ha habido que es mucha. Es posible que mientras se mantenga la danza mexicana y la fiesta electoral del 21 de noviembre, los próceres rojos se sofrenen un tanto, pero después se abre un tiempo de mayores riesgos si es que asumen que están sitiados sin remedio.
8.- El proceso que avanza en la Corte Penal Internacional, el trabajo de la Comisión independiente de Naciones Unidas, la denuncia permanente del secretario general de la OEA, los procesos judiciales en Estados Unidos (que no dependen de decisiones de la administración Biden), las alertas en muchos países sobre personajes en tránsito, y la permanente denuncia de los ciudadanos dentro y fuera del país, estrechan el cerco.
9.- Este cerco no es suficiente, pero muestra que eventos singulares –en este caso la extradición de Saab y otro más con el que concluiremos- pueden generar remezones inesperados por aquello según lo cual no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir.
10.- El otro evento impactante y terrible es el asesinato en cámara lenta del general Raúl Baduel. Una figura que fue importante en la Fuerza Armada creada por Chávez, que alcanzó la máxima jerarquía, que fue soporte esencial del régimen y luego serio peligro para su estabilidad, preso por voluntad de Chávez y Maduro sin juicio que cubriera las apariencias, muerto en la cárcel, señala no solo la culpa y la brutalidad sin límites de sus ex compañeros sino le dice a los oficiales: obedezcan porque de lo contrario pueden correr la misma suerte. Sí, infunde miedo; pero también infunde unas ganas inmensas de salir de esto a como dé lugar.
11.- Cada vez que ocurre un acontecimiento de la naturaleza de los reseñados se puede ver al tinglado rojo con rayos X: se le ven los remiendos, las costillas rotas, el hígado deshecho, los intestinos colapsados, los ojos desorbitados, y el miedo. El más terrible de todos que es el miedo de los poderosos centrado en la promesa que se les hace: todo lo que se robaron lo van a perder, todo el poder no les servirá de nada, sea que calcen bragas anaranjadas o bermudas en Varadero.
Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela – Estados Unidos
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