viernes, 7 de enero de 2022

JOISE MORILLO: UN INMENSO ENGAÑO. DESDE ESTADOS UNIDOS

La envidia, avaricia y el resentimiento son causas –principales– de las revoluciones.

Las constituciones nacen de la voluntad social del individuo humano, que, hace un esfuerzo "sobrehumano" para establecer: orden, armonía y cordialidad. Por ende, paz en el colectivo que funda una nación, sea Estado o República.

En las asambleas constituyentes, derivado de la heterogeneidad natural de las partes, las más de las veces hay diferentes formas de concebir las leyes respecto a derechos y atribuciones, unos son partidarios de la igualdad y otros son partidarios de la desigualdad, en todos los sentidos que involucra la política. Cito:

"todos los sistemas políticos, por diversos que sean, reconocen ciertos derechos y una igualdad proporcional entre los ciudadanos, pero todos en la práctica se separan de esta doctrina (...) Los unos, firmes en esta igualdad, han querido que todo el poder político con todas sus atribuciones fuera repartido por igual; los otros apoyados en esa desigualdad sólo han pensado en aumentar sus privilegios (…) Todos los sistemas, bien que justos en el fondo, son, sin embargo, radicalmente falsos en la práctica. Y así tanto los unos como los otros, tan pronto como no han obtenido en punto a poder político, todo lo que tan falsamente creen merecer, apelan a la revolución " (Aristóteles, 1997, Política, Pág. 277-278, Ed. Espasa)

Aristóteles (Estagira, 384-322 AC), en Política, determina que una de las causas de las revoluciones es la envidia de algunos adeptos y acólitos del gobierno de turno, quienes suelen conspirar en contra de quienes tienen más privilegios, por tal motivo hacen fracasar o hacer difícil la gestión del gobierno; incluyendo: destrucción de obras y proyectos realizados por otros anteriores, imputando tales actividades perversas a quienes manejan cargos públicos, tales como servicios y gestiones fiscales, contralorías, alcaldías o consejos, municipalidades etc. Y, en gran medida, a la oposición. Para ello, utilizan los servicios de mercenarios –holgazanes zánganos de otros países– los cuales hacen el trabajo sucio, sin dolor, ni remordimiento, por cuanto no le afecta su peculio. Tales agentes hacen un trabajo que consideran épico, como espíritu de su profesión, violencia, destrucción, caos y muerte es su objeto.

En otras palabras, borrón y cuenta nueva. Ese es el trabajo del sicario.

De otra manera, y con el mismo sentido lo plantea Hannah Arendt (Alemania-USA, 1906-1972) en Los orígenes del totalitarismo, donde manifiesta que la causa del fracaso de la comuna de París fue –en mayor grado– la envidia, aunada al resentimiento social generado el abusos de los jacobinos, quienes además de arrebatarles las propiedades y su dinero a sus adversarios; fallaron en concederse muchos privilegios, dejando a los girondinos fuera de lugar y a la prole –populacho– por quienes profesan: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, y lo lograron en un populacho caótico y anárquico pero, en la miseria. Luego, esto fue la causa del arresto y guillotinamiento "irónico" de Robespierre, líder revolucionario, el 28 de julio de 1794 (10 de Termidor) junto a veintiún seguidores y otros líderes –del Reino del Terror– de la revolución francesa.

Estos líderes políticos resentidos, acuden al apoyo de las “masas populares” para ejercer presión contra el poder político existente, su patrón es el discurso demagógico de características chauvinistas (nacionalistas) y la manipulación de la propaganda de una aparente desigualdad general, lo cual, solapa el sentimiento de desigualdad propia que intentan amputar y con ello allanar la pretendida diferencia de privilegios que “falsamente” deberían disfrutar.

Esta actitud aglomerante para propósitos políticos, que a la postre se torna violenta en la mayoría de los casos la promueve o genera, la comunicación. Es lo que Ortega y Gasset, España (1883 – 1955) denomina o califica “rebelión de las masas” El pensador español se explaya en profetizar para los países del orbe terrestre que están bajo el poder de líderes de masa Ej. “Dictaduras del proletariado”, lo siguiente, Cito:

“El poder público se halla en las manos de un representante de masas. Estas son tan poderosas, que han aniquilado toda posible oposición. Son dueñas del poder público de forma incontrastable y superlativa que sería difícil encontrar en la historia situaciones de gobierno tan prepotente como ésta. Y, sin embargo, el Poder público, el Gobierno, vive al día, no se presenta como un porvenir franco, no significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de un algo cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe dónde va, porque, en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: ´Soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circunstancias´ (…) De aquí que su actuación se reduzca a esquivar el conflicto de cada hora, no a resolverlo sino a escapar de él por el pronto, empleando los medios que sean, aun a costa de acumular con su empleo mayores conflictos sobre la hora próxima.” (Ortega y Gasset, J.) 1983, en “un dato estadístico” de La rebelión de las masas, Pág. 67-68, Edi. Orbis.

Esta situación anteriormente planteada se está viviendo en países de nuestras latitudes latinoamericanas. Por algo Noam Chomsky USA (Filadelfia, 1928), de tendencia izquierdista, crítico de la política de su propio país, en una conferencia con un ex-Tupamaro, José (Pepe) Mujica (Uruguay), crítico, aún con sus tendencias comunistas, antisistema, le bate a su anfitrión que, no se explica cómo muchos gobiernos latinoamericanos, tanto de izquierda como de derecha, con tantos recursos, no han sacado a sus países del subdesarrollo.

Yo tengo la respuesta, el populismo socialista inspirado en el socialismo marxista, sea ligero o radical es la causa.

Dos de los llamados notables venezolanos, Arturo U Pietri y Carlos Rangel, tienen sendas versiones de lo que atañe y perturba a los países que han caído en ese tipo de sistema de engaños y demagogia absoluta. El primero afirma que contrario a lo que plantea el marxismo durante la época post segunda guerra mundial los países del orbe occidental, particularmente europeos y norte América presentaron un crecimiento económico bastante considerable, el capitalismo, evidentemente, no estaba en decadencia, todo lo contrario, la clase media aumentó. Mientras, los pueblos europeos orientales, bajo el sistema socialista, presentaron una asimetría económica considerable respecto a quienes manejaban el poder (el gobierno rico y el pueblo miserable). El segundo determina que la propaganda izquierdista esgrimió una actividad propagandística cuya demagogia siempre basada en la –morbosa desigualdad social- mala distribución de las riquezas, creó un victimismo profundo en la mente de los ciudadanos de menor poder adquisitivo e ignorantes de todo conocimiento político.

El engaño y el manejo de la información han sido las claves de los gobiernos dictatoriales de sesgo comunista. Ernst Fischer (1899-1972), filósofo austríaco y miembro destacado del Partido Comunista fue ministro de Educación, pero, por su oposición a la invasión de Checoslovaquia fue expulsado del partido en 1969. En un libro llamado “la revolución es distinta” destaca la forma como había empleado el poder el comunismo soviético, de la forma siguiente:

"Para defender lo conquistado no se requiere dictadura alguna, sino simplemente la decisión del nuevo régimen democrático de oponerse con la fuerza a toda contrarrevolución "violenta" y de no permitir que los fundamentos del poder, esto es, las grandes industrias y los bancos, los medios de masa y el ejecutivo armado les sean arrancados a los órganos democráticos del pueblo que trabaja".

Esto se refiere a defender los gobiernos escogidos –supuestamente- democráticamente, y no a perseguir a quien trabaja, y produce particularmente. Para algunos pensadores el socialismo no puede ser sin democracia. El asunto es que, para que haya democracia, debe haber concurso, diferentes formas de pensar, siempre en función del beneficio tanto individual como colectivo.

¡El mundo debe aprender y aprehender de una vez por todas que el socialismo es una herramienta complementaria de la política y el capitalismo es un sistema productivo (económico) que muy bien pueden ser utilizado paralelamente en beneficio del pueblo! El pueblo, somos todos, los intelectuales, los obreros, los comerciantes, los profesionales, incluso, los gobernantes y todos aquellos que han tenido el privilegio y oportunidad de adquirir poder.

Estos últimos, no se crean los dueños de los pueblos, sino los que por ley adquirieron su cargo para trabajar por el pueblo que son de su misma nacionalidad e idiosincrasias, están ahí para trabajar y producir no para enriquecerse a costa del sufrimiento de los demás. Hasta ahora el manejo de las masas populares, populacho- para haberse de los gobiernos en nombre de la igualdad social y el reparto equitativo de las riquezas ha sido un inmenso engaño.

Joise Morillo
Kaojoise@gmail.com
@kao_joi_lin
Venezuela - EEUU

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