viernes, 10 de junio de 2022

JOISE MORILLO : EL MUNDO CAMBIANTE. DESDE VENEZUELA - USA

El mundo no es la Tierra, La tierra es nuestra nave en el espacio (en el universo) como decía el periodista Walter Martínez. El mundo es lo que conoce y ha construido el ser humano. El mundo no son cosas, sino hechos según Wittgenstein.

Todo en el universo está en constante movimiento, las galaxias y sus constelaciones, las nebulosas etc., además, cada objeto en el espacio sideral se mueve con su sistema estelar. El caso “Tierra” de lo cual tenemos vasta información presenta innumerables movimientos, siendo los principales traslación y rotación. Este último en combinación al efecto que produce la traslación y la luz solar contiene una inmensa cantidad de variaciones representadas por vibraciones, principalmente en la corteza terrestre, aunadas a desplazamientos de fluidos internos producto de cambios de temperatura y presión cuyo volumen resulta en la eyección de masas fundidas de minerales de hierro, níquel y otros componentes que incursionan (intrusión) entre grietas de la corteza terrestre o emergen como material fundido por chimeneas orogénicas como volcanes y otras formas de desahogo y/o entre las fracturas que producen los movimientos orogénicos (fallas) de la corteza terrestre; la cual se arruga o pliega como una sábana sobre la cama por efecto de la fuerza de oposición o inercia, que oponen los estratos consolidados sobre otros menos consolidados (solifluxión) al movimiento de rotación.

Esta orogénesis, explicada someramente, es la constructora en conjunto con la energía eólica (del viento) en la superficie atmosférica e hidrológica –tanto en la superficie como en el interior estratigráfico o capas de la corteza terrestre– de todas las estructuras geológicas (montañas, tepuyes, riscos, diapiros, lacolitos, batolitos etc.) y cuencas hidrográficas (océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, etc.) que se forman en la superficie terráquea. Otro tanto tiene que ver con tanatocenocis (restos de seres vivos que se han acumulado juntos) o muerte masiva de seres orgánicos gigantes (dinos) y nano dimensionales que producen inmensos volúmenes de productos bioquímicos o energéticos como los yacimientos de hidrocarburos entre las cavidades (porosidad) que forma la cementación de los granos texturales de las rocas detríticas o sedimentarias.

Por otro lado, todo lo que se conoce de la vida de los otros seres –no humanos– especie, filum familia etc., hábitat y desarrollo natural, tanto biológico como ecológico de los mismos en combinación con lo que se conoce del propio ser humano y los que se ha explicado anteriormente es el mundo.

El mundo es propiedad intelectual de individuo humano, lo demás, es lo que existe sobre la tierra, de lo cual, ello mismo no tiene conocimiento, ej.: las otras especies vivas cuya existencia se enfoca o se constituye –a menos que haya la intervención humana – en un desarrollo de conducta (valga el término) lineal. Aun cuando sufren una constante evolución bio-fisiológica (igual que el ser humano) su forma o su modus vivendis será el mismo per sécula seculorum. Mientras, el mundo, que es lo que conoce y desarrolla el ser humano y no otras especies aun cuando existan en la tierra, cambia constantemente. Tal característica deviene de la conducta que debe adoptar el ser humano, tanto individual como colectivamente y dependiendo del estatus social en que se desenvuelve. Considerando, las dos formas de desenvolverse para sobrevivir en este mundo de constante cambio radical y absoluto, el mismo debe valerse y/o se ha provisto de una constante contingencia representada por dos variables infalibles: La cultura y la civilización, la primera contempla la necesidad de combatir el hambre, la inclemencia ecológica y la depredación (tanto contra caracteres externos como misantrópicos o provenientes de la misma especie). La segunda contempla la adopción de conocimientos bien sea derivados de investigaciones o experiencias propias o adquirida del ingenio de otros individuos o colectivos, cuyo manejo difiere en la medida de sus avances o descubrimientos y de la capacidad de adquirirlos. Mientras que la cultura nace de la necesidad de los pueblos; la civilización compete al ordenamiento y a la utilización de los avances del conocimiento humano tanto empíricos como científicos y tecnológicos adquiridos por el individuo y/o la colectividad, para minimizar el esfuerzo y la adversidad -contingencia – con la cual debe luchar para sobrevivir en la adversidad y transformarla en un estatus de comodidad viable y sostenible Darwiniano-Spenceriano. En eso consiste el mundo, el cual es cambiante, único y exclusivo del ser humano. Todo lo hace el ingenio humano, lo cual se basa en transformar para progresar y no sobre lo contrario. El mundo avanza de dos únicas formas: cultural y civilizadamente. Por eso el mundo no pertenece a los otros seres, aunque si la tierra, pues, los otros no tienen modo ni forma de manejar la adversidad que ésta (La Tierra) les aplica, en cambio, el ser humano sí.

De esto expresado en los párrafos anteriores, nuestro insigne filósofo Simón Rodríguez profesaba, “o inventamos o erramos” igual que Leopoldo Zea, quien afirmaba con categoría: “somos un pueblo (El latinoamericano) genuino”. Por ende, poseemos nuestra propia filosofía de vida. En eso se basa el interculturalismo de Todorov en su obra que representa una inmensa contribución al análisis de la historia del llamado "encuentro de dos mundos".

“No es sueño ni delirio, sino filosofía (…) ¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original. Originales han de ser sus instituciones y su Gobierno. Y originales los medios de fundar unos y otros. O inventamos o erramos” S. Rodríguez (Robinson)

Sin embargo, al parecer, en Latinoamérica los gobiernos han traído un haber de “siniestra” antropología, tergiversando el concepto político en una suerte de corrupción y empoderamiento. Por lo cual, han convertido a sus pueblos –los más- en países nacionales donde ese mundo basado en la cultura y la civilización compete a un avance totalmente retrógrado. Los ejemplos más patéticos son: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Estos mundos expropiados a sus pueblos han tenido un cambio de mal para peor, como el caso de muchos países africanos, euro asiáticos y asiáticos en otrora y en el presente.

El filósofo Noam Chomsky (USA) ¡Aunque no es santo de mi devoción! En una entrevista de un evento público con Pepe Mujica insinuó que el problema de los pueblos Latinoamericanos era que hasta el presente sus gobiernos aún cuando han tenido una inmensa cantidad de recursos humanos y materiales, no han sabido, querido o podido, sacar a sus pueblos de la miseria del subdesarrollo.

Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela-EEUU

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