Ya tuvimos un atisbo
de la Venezuela que viene. A pesar de los intentos de saboteo de una minoría
rústica y sin orientación, se instaló la Asamblea Nacional democrática. Ha
comenzado una nueva época en la historia de Venezuela. El derrumbe del régimen
se hace inevitable; sin embargo, en vez de ser la honorable derrota de unos
combatientes dignos, se ha convertido en la espantada de quienes no sólo no
saben perder, sino que parece que no han tomado nota de su fracaso estratégico.
Resulta una mueca de
la historia que esta revuelta bellaca, iniciada en 1992 con el expreso
propósito de sacar a AD y Copei del poder, “freír sus cabezas en aceite” habría
dicho el eterno ausente, tenga una de sus etapas finales bajo el comando de
Henry Ramos Allup, no sólo adeco sino adeco de los de ese tiempo en que Chávez
emergía como el salvador. Ironías de la historia que permitieron que Ramos
Allup pronunciara un discurso sereno y desafiante, dispuesto a poner en su
lugar a magistrados, ministros, coroneles y generales alzados contra la ley,
así como a esos patéticos parlamentarios rojos que no supieron manejar el
previsto saboteo a la instalación del nuevo poder legislativo.
Habrá leyes,
discusiones, polémicas y enfrentamientos más o menos civilizados, pero lo que
resplandece es el compromiso adquirido antes de las elecciones del 6-D,
ratificado después de la victoria y confirmado el día de ayer: unidad y cambio.
Pongo de relieve de que, por fortuna, no ha habido un trapicheo del discurso
sino, más bien, su profundización. Unidad y cambio es lo que hay y lo que
vendrá.
El cambio viene
representado con el propósito expresado por el nuevo presidente de la Asamblea
Nacional, dirigido hacia “la cesación de este gobierno”, por métodos
constitucionales, pacíficos, democráticos y electorales. Se trata de que Maduro
y su régimen se vayan y se abra el camino para la reconstitución democrática de
Venezuela. La salida que alguna vez fue anatema, hoy es propósito compartido,
hecho más denso y con más fuerza, destinado a proporcionarle al país en estos
próximos seis meses una nueva conducción de la República.
Viene la libertad de
los presos políticos. Viene el regreso de los exiliados. Viene la
reivindicación y la justicia para la Gente del Petróleo. Viene el
reconocimiento y la libertad de los militares injustamente presos. Viene el
homenaje nacional para los caídos. Viene la justicia. Viene la libertad.
No van a llegar
mañana. Pero hoy están más cerca. Y el paso dado con la conquista de la
Asamblea Nacional es monumental.
Carlos Blanco G.
@carlosblancog
Caracas - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario