Restan
sólo cuatro días para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre que
tendrán una repercusión que va más allá de las competencias constitucionales de
control y elaboración de las leyes.
Esta
gesta electoral será de una trascendencia política más que otra cosa.
Significará en buena medida la muerte lenta de la mal llamada revolución o
Socialismo del Siglo XXI. Luego del 6D será un organismo con poca energía y apática.
Mucho
se ha repetido que las fuerzas de la Unidad obtendrán una victoria que le
revestirá con la mayoría de diputados, eso no está en discusión, ya las cartas
definitivamente están echadas.
Lo
que se discute es si esa mayoría es simple, es decir, de 84 diputados, o
mayoría calificada que tendría que sobrepasar los 111 parlamentarios, pues, de
allí dependerán las facultades menores o mayores de la nueva Asamblea Nacional.
Ellos,
el oficialismo, han utilizado la estrategia de la imagen de Hugo Chávez luego
del fracaso del aumento de los salarios, del cierre de las fronteras, de la
regulación de precios, de la violencia, pero resulta que también la
representación de su máximo líder fallecido, en las últimas mediciones pierde
18% de la “devoción” de sus antiguos partidarios.
Pienso
que el 7 de diciembre los adversarios de casa: Marea Socialista, Jorge
Giordani, Héctor Navarro, Nícmer Evans y Ana Eisa Osorio, entre otros, solicitarán la renuncia a la directiva
nacional del Psuv así como a todos los ministros del tren ejecutivo, atentos,
porque esa exigencia se pudiera extender hasta Nicolás Maduro, todo dependerá
como se desarrolle el conflicto y la magnitud de la derrota.
Allí
se va a centrar la discusión. La tensión pública no estará en conflictos
violentos entre grupos del Psuv y la MUD de los que tanto hablan Maduro Y
Diosdado Cabello, sino entre los mismos partidarios rojos que pasarán las
facturas y tomarán el timón político de lo que queda de la maltrecha
embarcación.
Un
Presidente con 90% de rechazo no tiene fuerza para desconocer unos contundentes
resultados electorales u ordenarle a la Fuerza Armada, por ejemplo, que salga a
la calle a reprimir a un pueblo que acaba de manifestarse abiertamente contra
el gobierno nacional.
De
manera, que ante la avalancha de votos el Gobierno y el Consejo Nacional
Electoral no tendrán otra opción que aceptar la voluntad del pueblo, sin
chistar.
Finalmente,
un llamado a los empleados públicos que también son víctimas de este régimen
para que asistan a votar en paz. Que tengan la seguridad de que el voto es
secreto. Que mayor riesgo corren no acudiendo a votar que haciéndolo,
sencillamente así.
Rafael
García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Carabobo
- Venezuela
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