Después de 17 años impulsando un populismo
improductivo apoyado en el aprovechamiento
sin límites éticos ni morales en el rentismo petrolero, el cual ha colocado
al país en la más peligrosa dependencia de ese recurso natural no renovable y
en situación de vulnerabilidad que hace más inestable nuestra economía, el
régimen ahora es cuando se percata de lo inconveniente que ha sido esa política
y se apresta a pasar a una “economía productiva”.
La solicitud de un decreto de estado de emergencia
económica es la mayor evidencia del desbarajuste y la entropía que en ese
sentido ha sufrido el país, por la
terquedad de querer aplicar un modelo desfasado en el tiempo que se le ha
titulado “socialismo del siglo XXI”, y es, a su vez, la mayor confesión del
fracaso de una política económica que se engulló 1.300 billones de dólares y,
sin embargo, el país se encuentra en estado calamitoso.
Plantearse un modelo de economía productiva en las
actuales circunstancias, sin la participación de la iniciativa privada y
radicalizando las medidas de control y presión tributaria que desalienta la
inversión, luce por lo menos contradictorio y ocasionará una pérdida de tiempo
valioso con terribles consecuencias para la existencia de los venezolanos. La
economía está de cuidados intensivos y se augura un nuevo fracaso.
El gobierno se aferra en la aplicación de un modelo
rechazado por la gran mayoría democrática del país. El reciente nombramiento,
rotación y ratificación de ministros es una señal de que el comunismo, el ala
más radical y perjudicial, se apoderó de
los mecanismos de conducción del Estado y nos indica que no habrá posibilidades
de rectificación, ni siquiera de diálogo, para atender el reclamo y la
necesidad de un cambio de rumbo en el país.
Son muchas y variadas las instituciones que han
levantado su voz infructuosamente, alertando que vamos por mal camino. Han
emitido documentos con propuestas que analizan en profundidad las causas y
consecuencias de esta grave situación y las medidas que de ser aplicadas
permitirían sortear la crisis económica y moral que tienen postrada a la
Nación. La declaratoria de estado de emergencia económica está prevista en el
artículo 338 de la Constitución vigente y se justifica “cuando se susciten
circunstancias económicas extraordinarias que afecten gravemente la vida
económica de la nación”. Porqué hemos llegado hasta aquí? Quienes son los
responsables de este desbarajuste terrible? Cuál es el verdadero propósito que
anima a sus proponentes en estos momentos dramáticos?. La crisis se ha vuelto
estructural.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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