lunes, 20 de febrero de 2017

CESAR YEGRES M., RODOLFO JOSE CÁRDENAS

ANSIA PERPETUA DE ALGO MEJOR

Ha fallecido una de las mentes más esclarecidas del pensamiento social cristiano. Rodolfo José, como le llamábamos coloquialmente fue un  hombre de ideas, conceptos y principios. Poseedor de una amplia cultura, dedicó parte de su vida a escribir sobre temas de la historia política venezolana. Libros del  acontecer social cristiano, sobre el trienio adeco 45/48. El Combate Político, ensayo sobre la trayectoria copeyana de los 60. Actualmente estaba concluyendo su visión de la separación de Venezuela de la Gran Colombia, allí hay pruebas de que Páez no fue un traidor, desmintiendo la alocada tesis de Hugo Chávez,

Su oratoria era cargada de amplios conocimientos y el Parlamento escuchó piezas de alto contenido. Recuerdo, en particular, su memorable discurso al producirse la invasión rusa al país checo. Fue una disección aguda, certera y demoledora del comunismo. La polémica fue parte de su existencia. En Copei, sus apreciaciones, planteamientos y posturas siempre fueron objetos de ardorosos y enriquecedores debates internos. Cuando en los eventos copeyanos tomaba la palabra, todos oían con extremada atención, porque sabíamos que habría controversia de la buena.

Fue Parlamentario, Ministro y Gobernador, pero su mayor pasión era la escritura y lo hacía con lujo de credenciales. Semanalmente nos brindaba Artículos, tantos en periódicos como en Revistas y allí estaba plasmado uno de los columnistas más agudo y bien informado.

Le tocó vivir una dura experiencia en el gobierno de Lusinchi. Se marcha a Europa en forzado exilio. La bajeza, la perversidad y las malas artes, se combinaron para tratar de enlodar su nombre. Pudo regresar al país, absuelto y libre de toda responsabilidad de lo que se le pretendió imputar. Le vi compungido y lloroso en el sepelio de Rafael Caldera, su maestro y amigo. Me dijo esta expresión. ¡Se ha ido uno de los líderes, más completo de la democracia americana!

Recuerdo que al inicio del gobierno de Chávez le pregunté, ¡Tienes tiempo que no aparece tu columna! Su respuesta fue. ¡César, mi esposa Sonia, es la Secretaria del Ministro del Interior!. En efecto, Sonia es la hija de Luis Miquelena. Esa era la condición humana de un ser excepcional. Edecio la Riva, otro gran socialcristiano, era su contraparte  en los debates internos, pero nos consta el profundo aprecio y amistad de ambos.

Se nos marcha una expresión de la política decente, culta y honesta en toda la acepción del vocablo. Si le fuese dado escribir su epitafio, pudiera decir, parafraseando la RIMA XV de Gustavo Adolfo Becker, ANSIA PERPETUA DE ALGO MEJOR, ASI FUI YO.  ¡Descansa en paz, ardoroso combatiente!

César Augusto Yegres Morales
caym343@hotmail.com
@cayegresm
Sucre-Venezuela

    

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