Al momento de
escribir nuestras notas semanales y cumplir con la oportunidad que el Diario de
los Andes nos otorga en materia de espacio impreso, nos topamos con ese bloqueo
que a veces sentimos los seres humanos, ante los efectos nocivos que decisiones aberrantes, carentes de toda naturaleza
doctrinaria en materia constitucional, toma el TSJ para resguardar un régimen
político carente de afecto popular y caracterizado por la mayor incompetencia
administrativa y de gestión que recuerde la historia republicana en Venezuela.
Realmente el termino
vergüenza, es mínimo ante la destrucción del cuerpo institucional que el
comportamiento de los Magistrados de ese llamado “TSJ”, tienen para el país y
para la posibilidad que los venezolanos salgamos pacíficamente de esta crisis de
gobernabilidad a que nos ha llevado la equivocada visión del gobierno militar
cívico de Nicolás Maduro. Los tiempos de la decadencia tienen magistrados para
la decadencia; esa instancia del poder
público Venezolano es tan o igual de culpable en la crisis Humanitaria que
padece la nación.
Cuando digo
vergüenza, o expreso vergüenza, es por el sentimiento de indignación que existe
en el mundo ciudadano ante, los hechos de abuso, violación constitucional,
violación al Estado de Derecho que el TSJ, rompiendo con el principio doctrinal
en Derecho y Estado de la separación de poderes, no hace otras cosa que ser la
oficina legal del deteriorado gobierno que hunde la patria en la desolación.
Vergüenza, que proviene del latín verecund?a, es la turbación del ánimo que se
produce por una falta cometida o por alguna acción humillante y deshonrosa, ya
sea propia o ajena.
Esa actitud
deshonrosa, actuante además, como instrumento desconocer de la soberanía
popular, es la muestra mas palpable de la condición antidemocrática del
proyecto político conocido como socialismo del siglo XXI, el fracaso expresado
se ve y se siente en el devenir diario, en las calles llenas de angustia,
escasez, hambre, falta de oportunidades, inseguridad, sufrimiento y exclusión,
un régimen violador de los elementales derechos humanos, un régimen únicamente
sostenido por una casta militar y por decisiones como esta que generan una
vergüenza que indigna, pero que a la vez nos moraliza para continuar luchando
contra quienes valiéndose de lo que sea, pretenden imponer la sociedad del
miedo.
Leonardo Alfredo
Montilla Delgado
montillaleoa@gmail.com
@LeoMontilla
Trujillo - Venezuela
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