domingo, 19 de marzo de 2017

MARIANELLA SALAZAR, UN COBRO QUE PRESCRIBIÓ

FALSIFICACIÓN DE LA REALIDAD

El gobierno no puede justificar la forma como viven los venezolanos, hasta policías y miembros de la FANB uniformados buscan alimentos en la basura. Hay una terquedad al no permitir que el país desarrolle todo su potencial económico y, como no están dispuestos a renunciar al control del Estado sobre la economía, tenemos el vergonzoso resultado de encabezar por tercer año consecutivo el Índice de Miseria (Misery Index) de 2016, como el país con la situación económica más difícil en el mundo.

Sin embargo, ante la contundencia de los hechos, el gobierno responde con la falsificación de la realidad, nos presenta una Venezuela virtual, con mercados, hospitales y seguridad que no existen en la realidad, bombardea constantemente con los fulanos “logros” de los comités locales de abastecimiento y producción –CLAP– y alardea de ofrecer productos a precios subvencionados a través de una bolsa de comida cada vez más exigua que no llega ni a 20% de la población.

La revolución fracasó estrepitosamente y abandonó su proyecto –si es que alguna vez lo tuvo– de construir una sociedad más justa. Maduro enfrenta la etapa más negra de su gobierno. Las fiscalizaciones a las panaderías hasta con miembros de las UBCH tienen el propósito de convertirlas en panaderías socialistas, lo que significará la desaparición del pan nuestro de cada día. Pretenden controlar lo que el venezolano se lleve a la boca a través del carnet de la patria, la gente acude a sacarlo para poder sobrevivir. Para que no se mueran de hambre, el líder regional Manuel Rosales pidió a los venezolanos inscribirse en el carnet de la patria y someterse así a las medidas de racionamiento chavistas. La semana pasada, durante un acto en Maracaibo expresó: “Algunos políticos dicen, yo respeto su opinión, que no reciban las cajas CLAP… ¿Cómo no las van a recibir si las necesitan? ¡Recíbanlas! ¿Que no se anoten para la tarjeta esa, el carnet de la patria? ¡Inscríbanse!”. Rosales actúa como un agente del gobierno y se encamina a cobrar –con su candidatura en 2019– lo que fue incapaz de cumplir en las elecciones de 2006, cuando creó falsas expectativas y, en vez de ser implacable en la cobranza, no aguantó dos pedidas y se apresuró a reconocer el triunfo electoral de Hugo Chávez sin esperar el resultado de todas las actas que enviarían los testigos electorales en aquella oportunidad, lo cual fundamentó dudas sobre un arreglo previo con el gobierno que, incluso, circularon antes de las elecciones, y pudo volver a la Gobernación del Zulia después de aceptar como “tramparentes” los boletines del CNE.

El objetivo de aquella campaña electoral no era ganarlas, sino comenzar a consolidar a una oposición bajo la falsa premisa de la unidad, asegurar espacios políticos y sobrevivir. Fue Rosales el hombre que a través de persona interpuesta –Timoteo Zambrano– el año pasado elucubró la mesa de diálogo con el gobierno y de inmediato salió en libertad. Según los últimos sondeos de Meganálisis, si las elecciones presidenciales se realizaran hoy, Rosales ocuparía uno de los últimos lugares de preferencia. Obtuvo 3,9%.

Validaciones. El proceso de validación evidencia el desgaste de partidos políticos tradicionales como Acción Democrática. La aparición de Carolina Pérez, hija del ex presidente Carlos Andrés Pérez, en la validación de Voluntad Popular lo confirma. Después de 44 años de militancia en AD, el alcalde de Capacho Nuevo en Táchira, Jorge Galiano, se pasó a VP por considerar que esa tolda está encaminada en los cambios que el país necesita: “Se siente que hay la génesis de transformación de lo que en una oportunidad representaron los partidos de la cuarta república que hoy, lamentablemente, no han sabido rescatar”.


Marianella Salazar
marianellasalazar@cantv.net
@aliasmalula
El Nacional
Caracas - Venezuela

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