Las
novilladas en las ferias de la Venezuela rural fueron prototipos de aquello en
lo que todo, totalmente todo al decir de Cantinflas, sale mal porque su
planificación y ejecución eran improvisadas, agrestes, privaban la impericia,
el desmañamiento y el descuido. En la remota Barinas fue una vez el mano a mano
entre “el Bombero torero” y “Curro el enmascarado” quienes lidiaban con reses
criollas enclenques de 200 kilos, y como los animalitos no tenían fuerza para
embestir, ni eso estaba en el plan de los organizadores, “Curro”, a semejanza
de Santo el enmascarado de Plata, le aplicaba al casi becerro una
estranguladora y lo tiraba al piso para luchar con él.
El
cuadro político nacional se asemeja enormemente al reto entre el bombero y el
enmascarado. El gobierno se para embelesado frente la hiperinflación como quien
observa una familia de leones en el zoológico, o se paraliza frente al
sobrecogedor espectáculo de la tragavenado que se engulle a un báquiro, y por
su parte la alternativa democrática protagoniza los incidentes para
igualmente dejar claro que vivimos un momento perfectamente infeliz. Hace unos
meses, Maduro arrancó su plan económico. En esta misma columna dijimos que era
un paso torpe en la dirección acertada.
Y
que se requerían por lo menos dos rectificaciones más hasta llegar al plan
correcto, el que iniciaría ciertamente la ruta de recuperación. Lo dijimos
pensando en el pasado de Brasil y Argentina. Lamentablemente el gobierno no
hace lo necesario para la gestación de la criatura, pues tendría que sacarse
los piojos de dentro del cráneo, y hacer un plan de reformas económicas
conforme le indicaron los asesores chinos y en bastante medida, la delegación
técnica rusa que también estuvo por aquí.
La madre patria amarilla
Si
no quiere ir al FMI por las razones que sean, ciertas o falsas, si puede pedir
a sus amigos que establezcan misiones permanentes el país, para que enseñen a
la burocracia que “el 90% en las empresas chinas son privadas y no pueden
controlarlas”, y los asesoren en desmontar el enorme aparato de tioconejadas.
La hiperinflación local está rompiendo todas las marcas latinoamericanas en la
materia y, si nos dejan, batiremos también las de otros continentes. Los
venezolanos nos sentimos importantes y generalmente nuestras cosas son las más
notorias del mundo.
En
una época disfrutábamos mitos tales como las mejores playas del mundo, el mejor
ron del mundo, el popule meus, la mujeres más bellas del mundo. Pero ahora
tenemos, sin duda, la peor revolución del mundo y el socialismo del siglo XXI
será recordado como una de las grandes novilladas de feria del mundo. Maduro
tiene para bien de todos el chance de diferenciarse de su maestro quien ya no
goza de la posibilidad de lavar su imagen, pero parece dispuesto a mantenerse,
no moverse de la base mientras todo el mundo espera para correr la suya.
Mientras
tanto la alternativa se ha transformado en una nueva versión de la Inglaterra
victoriana. Dice Balzac con su tirria antibritánica, que el símbolo de la época
y de la monarquía era lo que él llamó las semivírgenes, damas de nobles
familias dispuestas a protagonizar las más tántricas y enrevesadas
sofisticaciones en la cama con el caballero de su gusto, siempre que no se
pusiera en peligro la integridad himenal (algo un poquito innecesario porque
desde la Celestina se conocían técnicas reconstructivas o “zurcidos”).
Pétalo contra hojilla
Resulta
que semivírgenes que hablan con lenguaje propio de caporales, agarran a
cualquiera por la corbata o la pechera, sacan madre a diestra y siniestra,
regurguitan en los pozos más hondos y añejos para restregar la cara de quienes
piensan distinto que ellas, reclaman la condición de dama cuando los agredidos
responden. En la superficie lo que se aprecia es la viveza criolla: yo soy
brava, igual o mejor que cualquier hombre, lo sacudo cuando quiera y para eso
reclamo la igualdad. Pero soy una damita indefensa cuando me devuelven con el
mismo calibre.
Típico
de la era políticamente correcta, tenemos disfraces de heroínas, de madres
espartanas, reina Búdica, Isabel la Católica, pero también modelos de Madre
Teresa o Santa Rosa de Lima, que fingían no saber que existía el sexo. De hecho
ciertas delicadas damas se han tomado la precaución, en ese pequeño submundo de
las redes, de crear escuadrones de fanáticos, haters y bots para descuartizar
en el mundo imaginario a quien ose responderles. Pero la verdad es que todo eso
ocurre en la piscina porque el país real no se entera y además no reconoce
ningún dirigente en quien confiar.
Lo
dijo el vecino de esta página: no hay un solo activista con aspiraciones de
dirigente que tenga credibilidad, ni joven ni viejo ni serio ni reilón ni
hombre ni mujer ni gato ni perro ni de izquierda ni de derecha. Cada quien
puede, si es su deseo, comprar puntos en su encuesta personal porque hay varias
que viven de eso y montarse en la nube de una fuerza inexistente.
Pero
no es más que un autoengaño. Los pobres novillos, por fortuna, regresarán vivos
al corral aunque un poco aporreados y asustados. El Curro enmascarado y el
Bombero torero, hicieron su tarde.
Carlos
Raúl Hernández
@CarlosRaulHer
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