Internet es una
maravilla y aún cuando su uso es adictivo diría que fomenta la libertad
individual que es la más valiosa.
Desde la red se accede a
viejas películas que nadie pasa en los cines que tercos siguen en pie. También
se consiguen en internet filmes recientes.
Una de estas películas
recientes la vi en una modesta sala improvisada donde obreros que militaron en
Causa R organizan interesantes cine foros bajo el nombre de Nirvana.
La sede es una vieja
casa de El Conde en Caracas. Los techos muestran goteras que con la noche
fungen de observatorio cuando a través se ven cuerpos celestiales. Las sillitas
son donación póstuma, proveniente de una escuelita fallecida por falta de
alumnos y maestra. Y la pantalla es una sábana que algún día fue blanca.
La película me la perdí
hace unos años cuando la pasaron en nuestro país. Y tenía interés en verla más
por el tema que por los premios que se ganó Angelina Jolie como Directora.
El título dice mucho sin
augurar un final de oro: “1970, hechos sangrientos, dictadura de Pol Pot en
Camboya”.
La historia comienza con
el ingreso triunfal de la guerrilla de los Jemeres Rojos a la capital, quienes
a nombre de un comunismo primitivo vaciaron las ciudades deportando los
habitantes a zonas selváticas.
Como nota señalo que los
Jemeres de Pol Pot asesinaron o dejaron morir de hambre a la cuarta parte de la
población.
No narro el filme… que
lo vea quién quiera. Comento que al final y para desdecir a quienes en todo ven
paralelismos con nuestra realidad… aparece un bello e inesperado acto de perdón
cuando la víctima inocente, una niña, deja libre y con vida al asesino de su
padre.
Una película fuerte que
reivindica a Angelina Jolie como equilibrada yanqui capaz de criticar a su
gobierno… y narrar las barbaridades del totalitarismo rojo.
Autora que por
equilibrada y subjetiva no fue premiada en grandes festivales donde la política
correcta es dejar intactos los hechos abominables del pasado… cuando los
asesinos tienen grandes gobiernos dolientes.
Es mi última columna
antes del 24… así que sin hallacas, pan de jamón, pernil, ensalada, dulce y
bebidas… no olviden la alegría, la paz y la felicidad que es inmaterial.
Feliz Navidad.
Domingo Alberto Rangel
doalra@yahoo.com
@DomingoAlbertoR
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