La ausencia
del diálogo sincero en nuestra cultura pública hace cada vez más difícil crear
un horizonte compartido hacia el cual podamos avanzar juntos.
Mientras
más leo los mensajes del Papa Francisco más me seduce y más me conquista. El
mundo tiene que dar gracias a Dios por habernos concedido, en esta hora de
tanta confusión y de tanta oscuridad, un líder tan inspirado y tan esclarecido
como el Papa Bergoglio.
Hoy quiero
compartir con mis amables lectores algunos párrafos de una de sus más recientes
publicaciones: Soñemos juntos, el camino a un futuro mejor. Son reflexiones
suscitadas por su visión del mundo contemporáneo. A ratos parecen estar
inspiradas en la doliente realidad de nuestro país.
Dice el
Papa:
A medida
que el debate público se hace más intransigente, nuestra sociedad corre el
riesgo de dividirse y fragmentarse cada vez más. ¿Cómo actuamos en contextos de
polarización cuando la política, la sociedad, los medios parecen a veces una
riña de gallos, en la que los contrincantes buscan ‘cancelar’ al otro en un
juego de poder?
La
creciente violencia verbal refleja la fragilidad del ser, el desarraigo, donde
la seguridad se encuentra en el descrédito con narrativas que nos hacen sentir
justos y nos dan razones para hacer callar “al otro”.
La ausencia
del diálogo sincero en nuestra cultura pública hace cada vez más difícil crear
un horizonte compartido hacia el cual podamos avanzar juntos. Cuando la
parálisis de la polarización se instala, la vida pública se reduce a trifulcas
entre fracciones que buscan la supremacía.
Recuerda el
Papa su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos en 2015 cuando dijo:
“El mundo contemporáneo, con sus heridas que sangran en tantos hermanos
nuestros nos convoca a afrontar todas las polarizaciones que pretenden
dividirlo en dos bandos”. Y continúa:
En un contexto polarizado, hay que estar atentos al mal espíritu que entra en la división y crea una espiral perversa de acusación y contracusación. Es precisamente aquí, en la violencia verbal, en la difamación y en la crueldad innecesaria donde se ubica su cueva.
El reto
principal no es evitar la polarización, sino abordar el conflicto y los
desacuerdos de tal manera de no caer en la polarización. Esto significa
resolver la división dejando espacio a una nueva manera de pensar que pueda
trascender la división. De este modo las divisiones no generan polarizaciones
estériles, sino que dan frutos nuevos y valiosos.
Ante los
enormes retos que debemos abordar hace falta practicar el arte del diálogo
cívico que sintetiza diferentes puntos de vista en un plano superior. Este tipo
de política es mucho más que hacer campaña y debatir… se parece mucho más a un
acto de caridad donde buscamos juntos soluciones para el beneficio de todos.
Para esta misión, necesitamos la humildad necesaria para abandonar lo que ahora
vemos como equivocado y el coraje para incorporar otros puntos de vista que
tienen elementos de verdad.
La tarea de
“sufrir” el desacuerdo y transformarlo en eslabón de un nuevo proceso es una
misión valiosa para todos. Cuando Jesús dijo: “Felices los que trabajan por la
paz” (Mt 5,9) seguramente se refería a esta misión.
Seguiremos
conversando.
Eduardo Fernández
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE
Twitter: @ifedecve
Instagram: @Ifedecvenezuela
Facebook: @ifedecVZLA
En un contexto polarizado, hay que estar atentos al mal espíritu que entra en la división y crea una espiral perversa de acusación y contracusación. Es precisamente aquí, en la violencia verbal, en la difamación y en la crueldad innecesaria donde se ubica su cueva.
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@EFernandezVE
Twitter: @ifedecve
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Facebook: @ifedecVZLA
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